“ …Buenos Aires hizo siempre divisa de su política el dicho de Talleyrand, que las palabras han sido dadas al hombre para ocultar el pensamiento…” . Juan Bautista Alberdi.
Juan Bautista Alberdi, el gran ausente profundamente presente en nuestro país, padre de la Constitución Argentina, político y jurista de la corriente jurídica del alemán Savigny. Que era el sostenía que el derecho debía comulgar con el espíritu del pueblo. Alberdi vinculó su producción jurídica con el espíritu de la realidad de su país. Los que pudimos, gracias a la universidad pública, estudiarlo verdaderamente, podemos decir que fue un grande del progresismo argentino.
La Constitución Nacional de 1853, va a sancionarse bajo la influencia alberdiana. En el artículo 16 va a establecer como requisito el de la idoneidad para acceder a los cargos públicos.
Hay diversas idoneidades que nos interpelan. Así observamos que se debe tener la capacidad cultural, la capacidad de conducción, la capacidad de gestionar y la capacidad de ejecutar políticas públicas. En un Estado de derecho la capacidad cultural del principio de realidad debe ser muy importante para el gobernante. El que gana una elección en una democracia, debe respetar las normas jurídicas y las institucionalidades existentes. Así, el desarrollo y ejecución de su gobierno dependerá, entre otros requisitos, de la idoneidad de gestión que posea.
En estos tiempos, la idoneidad está muy lejos de ser valorada y jerarquizada. Por el contrario está despreciada tanto la idoneidad general, como la cultural y de gestión en particular. Lo peyorativo es prevaleciente sobre lo sustantivo de lo científico, del estudio y de lo educativo. En este escenario, en lo alto se ubica, lamentablemente, la desidoneidad. Es decir la expulsión de lo idóneo.
Alberdi estaría petrificado en estos tiempos de tanto desprecio a la idoneidad y a la cultura. A él, que también era artista y escritor, tanta grosería actual basada en la ignorancia, lo haría sufrir profundamente, tal como sintió cuando se tuvo que ir a París a fines del siglo XIX. El psiconeoliberalismo nos va a señalar las motivaciones de semejante desidoneidad y destrato a la sociedad y a las personas. El avance estrepitoso del desprecio a la idoneidad se empezó a observar en los 90' del siglo XX , con el pensamiento mágico anticientífico que el mercado podía solucionarlo todo. Acontecían así las oscuras e ilegitimas privatizaciones desguazando al Estado nacional, con corrupciones por doquier, generando desocupación, cierres de fábricas, quita de derechos al trabajador, produciendo perjuicios gravísimos a la clase media y a los trabajadores. La ciudadanía, no obstante los daños que veía y sentía, seguía apoyando al gobierno. Ratificando la gente para sí misma su propio y arrasador dolor.
El fenómeno de entonces y el actual es el psiconeoliberalismo. Este síndrome social del dolor asumido y resignado, es una de sus características.
La idoneidad queda reducida a la nada, cuando la única exigencia de la ciudadanía al dominante, es si le cree o no le cree. Tornando raquítico y escuálido el pensamiento crítico. Lo emotivo expulsa toda idoneidad para exigir al gobernante. Es la sustitución de la teología religiosa por la teología del mercado. Ello, en una interesada sinonimia que opinar es igual que saber. Toda persona tiene el derecho democrático de opinar, pero ello, no significa conocimiento. Otra característica importante del psiconeoliberalismo, es la sustitución de la lucha de clases, es decir de la lucha de sectores populares por sus derechos, por la lucha interna es decir subjetiva de cada individuo. Amo y esclavo en el mismo cuerpo de cada persona. Porque el psiconeoliberalismo, reprime dándote más libertad para autodestruirte, habida cuenta de que si triunfás o no será tú responsabilidad individual por ende inpelablemente subjetiva. Es la libertad nociva de la autoexplotación y autocontrol digital y real. Recordemos los discursos de Cavallo en los 90' , todos pueden vivir mejor todo dependía de vos lograrlo. Tal estafa moral se hacía más patente cuando presentaba como triunfos los endeudamientos de Argentina.
La subjetivación de los conflictos en cada persona diluye o disminuye la posibilidad de efectivas acciones populares contra la injusticia social y ambiental.
El psiconeoliberalismo es la etapa superior del neoliberalismo, pues va por el saqueo de toda psicología crítica de la realidad. Era y es la libertad del eterno fallado, encadenado a su propio sufrimiento. Es la permanente y falsa culpa asumida y, la resignación dañina de la autoimputablidad de que todo fracaso del plan económico neoliberal es la totalidad plena de tu propio fracaso en vida. Para este adoctrinamiento de saqueo piscológico no hay planes económicos que fracasen, sino personas individuales que fracasan.
Esta cartografía viene acompañada por connotaciones como el negacionismo del cambio climático, la vigencia del terraplanismo, de que podemos todos triunfar y cumplir nuestros deseos, eso sí en forma totalmente individual. Nunca en comunidad.
El psiconeoliberalismo es tan eficiente, que aún ante la evidencia científica de los fracasos ambientales socio económicos de los liberales y neoliberales de 1959, 1966 a 1972, 1976 a 1983 y de 1989 a 2001, las personas siguen creyendo en esta teología laica de mercado. Este proceso de desculturización y exilio de la idoneidad llega a su paroxismo en las redes cuando toda producción y elaboración científica y de estudios académicos quedan reducidos a que las personas crean o no en ellos. Las creencias son para las religiones, no para la ciencia y la academia. La ciencia y la técnica son ajenas a las creencias. Estas requieren de estudio, trabajo y esfuerzo sujeto a prueba, ensayo y error, en cambio las creencias responden a las religiones y por ende al tortuoso y mágico camino de comunicaciones supraterrenales. Algo muy peligroso.
El psiconeoliberalismo fabrica creencias fantásticas que imponen a la gente pereza mental y adormece todo análisis crítico. Las redes, el terraplanismos, la opinión vestida de pseudo ciencia, las creencias alejadas de la educación y la injusticia social ambiental, todo ello presentan la intención de justificar todo en el altar del individualismo.
Otra de las columnas vertebrales de creación de fantasías dramáticas en la realidad, es la ocultación de lo que sucede tras las palabras para ocultar pensamiento, veamos algunas por ejemplo la palabra ajuste, y no se explica que ello trae desocupación que no va a absorber el mercado laboral, que trae miseria y dolor real. Lo mismo cuando dicen modernización laboral que es volver a principios del siglo XX prácticamente.
Los nazis llamaban “evacuación” a las masacres de los judíos. Las palabras ocultan duras realidades que las estafas morales disimulan.
Es el clima de época alejado de la razón y la coherencia.
Otro tiempo mejor tenemos para construir aún, con la justicia social ambiental, con la universidad pública gratuita, con la idoneidad, con la sociedad armonizada y con la libertad social que es la verdadera libertad cuando ésta se construye desde la sociedad en simultáneo con las personas para vivir mejor. Hay libertad social también cuando todo mesianismo queda en el espacio de las religiones y no en la política, que presenta en la actualidad el 60 por ciento de las personas en situación de pobreza con una inflación interanual de cerca del 300 %.
(*) Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, licenciado en Ciencias Sociales y Humanas, magíster y Especialista en Ambiente y Desarrollo Sustentable, abogado, docente de la UNR.