El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió en Twitter la pena de muerte para el autor confeso del atentado de Nueva York. Además, admitió complicaciones para trasladar a Guantánamo al atacante, un día después de afirmar que pensaba enviarlo a esa cárcel. Sayfullo Saipov compareció el miércoles, por primera vez, ante los tribunales tras ser acusado de terrorismo. El uzbeko compareció ante la jueza en silla de ruedas, con esposas y grilletes, según relataron medios locales. Durante la vista, que duró unos diez minutos, contestó algunas preguntas a través de un traductor de ruso, según informó el New York Post. La Fiscalía de Nueva York presentó una acusación contra el uzbeko por apoyo a la milicia terrorista Estado Islámico (EI), también por violencia con resultado de muerte y destrucción con un vehículo, informó el fiscal Joon Kim. El joven de 29 años, que reconoció ante la justicia haber planeado el ataque, podría ser condenado a muerte o recibir cadena perpetua. Allegados a Saipov señalaron que el joven llegó a Estados Unidos hace siete años, en busca del sueño americano. Había partido desde el empobrecido Uzbekistán, gracias a un programa migratorio especial para diversificar la inmigración que llega al país. Trabajó duro, pero quienes lo conocieron afirman que tras varios reveses financieros y laborales comenzó a volverse discutidor y hasta agresivo, y a malinterpretar su religión islámica.
Se ganó la vida como chofer de camiones, recorriendo el país de punta a punta. Apenas llegado, se radicó en el estado de Ohio, pero luego se mudó con su mujer e hijos, primero a Florida y luego a Nueva Jersey, donde trabajó seis meses como conductor de Uber.
El martes pasado, con 29 años, Saipov, quien había pasado tantas horas en la ruta y del cual uno de sus amigos dijo que tenía “monstruos adentro”, decidió manejar un último vehículo, esta vez uno alquilado, con el que atropelló y mató a ocho personas, entre ellas cinco argentinos, en la zona sur de Manhattan.
Se estima que cientos o quizás miles de islamistas radicales nacidos en Uzbekistán, una ex república soviética mayoritariamente musulmana, se sumaron a organizaciones extremistas en el vecino Afganistán, Irak o Siria, incluyendo el Estado Islámico (EI), en cuyo nombre creen las autoridades que actuó Saipov.
En una de sus habituales intervenciones en Twitter, el presidente estadounidense escribió que el uzbeko “¡DEBERÍA RECIBIR LA PENA DE MUERTE!”. El estado de Nueva York no contempla esa condena en su sistema penal, que tiene la cadena perpetua como máximo castigo. Trump, que pensó en enviar al detenido a la prisión de Guantánamo, tuvo que volver sobre sus pasos. “Estadísticamente, el proceso sería mucho más largo que en el sistema federal”, tuiteó el líder republicano. Además, sostuvo que sería apropiado mantener al migrante uzbeko “en el país del horrible crimen que cometió”. Según el diario The New York Times, hasta la fecha jamás se envió a nadie que hubiese sido detenido en suelo estadounidense a la cárcel que la Casa Blanca mantiene en Cuba y al menos desde 2008 no se trasladó al presidio estadounidense a ningún presunto extremista capturado en el extranjero.
Apenas desembarcó en la Casa Blanca, el ex presidente Barack Obama prometió cerrar ese penal y, aunque no pudo cumplir su promesa, consiguió reducir la población carcelaria de 242 a 41 presos con la transferencia de casi dos centenares de individuos a terceros países. Durante la campaña electoral, Trump se expresó contrario a las liberaciones de presos de Guantánamo y, además, prometió mantener y ampliar la cárcel para llenarla, en sus palabras, de “tipos malos”.
El uzbeko había comparecido anteayer ante la jueza en silla de ruedas, con esposas y grilletes, según relataron los medios locales. Durante la audiencia, que se extendió por un plazo de diez minutos, Saipov contestó preguntas a través de un traductor de ruso, informó el periódico New York Post. El detenido reconoció haber planeado el ataque desde hace dos meses y dijo que practicó una semana antes. “Admitió que el 22 de octubre alquiló una camioneta para practicar las curvas que quería tomar en el ataque en Halloween”, señaló el fiscal Joon Kim. Según documentos judiciales, Saipov eligió ese día con la firme hipótesis de que iba a haber más gente en la calle. “Admitió que el 22 de octubre alquiló una camioneta para practicar las curvas que quería tomar en el ataque en Halloween”, señaló Kim.
Asimismo, reconoció que para el ataque se había inspirado en videos del Estado Islámico, relató el fiscal. En una bolsa hallada en el lugar del atentado, los investigadores encontraron smartphones en los que había almacenadas miles de fotos relacionadas con el Estado Islámico.
También hallaron 90 videos donde combatientes del EI aplastan con sus blindados a los rehenes, los decapitan o les disparan en la cara. En el lugar del ataque se encontraron notas en árabe que recordaban a la milicia jihadista. Según la documentación judicial, el detenido pidió que se colgara en su habitación una bandera del EI. El fiscal señaló que, a pesar del escrito de la acusación, es posible que el uzbeko sea calificado de “comatiente enemigo”, lo que permite al gobierno estadounidense tratarlo como un rehén de guerra y someterlo a un tribunal militar como el que existe en la base militar cubana de Guantánamo.
A favor de esa calificación se pronunciaron los senadores Lindsey Graham y John McCain. La decisión al respecto “está por encima de rango militar”, y la tienen que tomar otros, dijo Kim. Tras el ataque, el jefe de antiterrorismo de la Policía de Nueva York, John Miller, había dicho que el acusado parecía haber seguido al pie de la letra las “instrucciones que el ISIS (EI) publicó en las redes sociales” sobre cómo perpetrar un ataque terrorista. Trump ya había responsabilizado al EI del ataque y ordenó endurecer las medidas de seguridad.
El director del FBI en Nueva York, Bill Sweeney, precisó que las investigaciones todavía no han concluido. “No vamos a dejarlo hasta que se haya analizado todo indicio”, dijo.