"Nosotros no hablamos de regalar viviendas", dice Silivina Batakis a Buenos Aires/12 para contrarrestar el discurso del presidente Javier Milei y defender los programas donde los beneficiarios pagan cuotas que hoy son similares al precio de un alquiler. Al día de hoy, afirma, el gobierno nacional paralizó la ejecución de 16 mil viviendas en la provincia de Buenos Aires. Con ese dato, la ministra de Hábitat y Desarrollo Urbano de la Provincia ecuda a la política pública que apunta a tener la casa propia porque "el mercado no soluciona todo".
Este lunes, Batakis acompañó al gobernador Axel Kicillof en la entrega de 18 viviendas en Avellaneda. Junto al intendente local, Jorge Ferraresi, anunciaron la finalización de los trabajos que el Gobierno nacional dejó a la deriva y, al mismo tiempo, la construcción de 38 nuevas casas en el distrito.
Como ex ministra de Economía bonaerense, explica las dificultades de no poder contar con un presupuesto que permita proyectar el año. En este sentido, no deja de lado la incidencia de los recortes en fondos coparticipables y automáticos que padecen los bonaerenses por decisión de la Nación.
—¿La Provincia puede seguir haciendo cargo de obras paradas por el Gobierno nacional?
—Cuando yo asumo y tenemos la charla con el gobernador, el objetivo que se estableció es terminar con todas las viviendas que están en marcha desde la Provincia. En aquel momento preveíamos las dificultades económicas que íbamos a atravesar por las políticas de este gobierno. Dificultades que son para todos, pero particularmente para los bonaerenses.
—¿Cuántas viviendas provenientes de planes nacionales están paralizadas?
—Hay más de 16 mil viviendas con distintas formas y métodos de financiamiento del Gobierno nacional que están paradas. Hoy pudimos entregar viviendas en Avellaneda que fueron terminadas por el municipio en articulación con la provincia. Toda inversión que hace el Estado nacional en políticas de viviendas tanto en materia de recursos económicos como de recursos humanos, es mucho costo como para dejarlo frenado.
—¿Son obras que se pueden retomar?
—Es criminal dejar tiradas las obras como lo están haciendo. Nosotros apelamos a que se hagan, pero sabemos que no está dentro del espectro ideológico del Gobierno nacional. Obviamente están legitimados por el voto, pero nuestra expectativa es que las terminen.
—¿Qué acciones puede llevar adelante la Provincia?
—Hasta el momento, tuvimos tres reuniones con funcionarios nacionales que formaron o forman parte del gabinete de vivienda que hoy depende del Ministerio de Economía, pero legalmente el que tiene que accionar es el municipio porque son los que firman los convenios. La provincia de Buenos Aires no tiene convenios directos con el Gobierno nacional. Otras provincias sí los tienen. La mayoría de los convenios de las 16 mil viviendas es con municipios. Y son convenios que no están caídos legalmente.
—¿Por qué hay que construir viviendas desde el Estado?
—La macroeconomía de Argentina no ha permitido a lo largo de muchas décadas, salvo algunas excepciones, tener un programa de financiamiento de viviendas para la clase media trabajadora. La clase media popular tiene dificultades para acceder al mercado de viviendas y el mercado no soluciona todo. El mercado no construye puentes, ni brinda servicio de agua o de cloacas. Por eso es fundamental la articulación del Estado para que puedan acceder.
—¿Se paga por las viviendas?
—Claro que sí. Son viviendas con una cuota mensual que se paga similar a un alquiler. Hoy en Avellaneda hablamos con algunos beneficiarios y nos decían que pagaban entre 120 y 150 mil pesos de alquiler, dependiendo de la vivienda y las condiciones que tenían. Hoy van a pagar cuotas que están entre los 130 y los 150 mil pesos. Nosotros no hablamos de regalar viviendas, pero hoy la macroeconomía y la falta de estabilidad en los precios no permiten acceder. Hay que entender que una familia con estabilidad empieza a proyectar otras cosas en su barrio. Cuando te apropias del lugar te sacas la preocupación sobre si te va a alcanzar para pagar un alquiler, si tenés que buscar una garantía, la duda si te tenés que mudar o no, y empezás a pensar en mejorar el barrio, en estudiar o en llevar adelante un emprendimiento. Organiza la vida en comunidad.
—¿Qué recursos económicos tiene el ministerio para afrontar la gestión de hábitat?
—Hoy la provincia no tiene presupuesto porque el Gobierno nacional decidió no disponer de uno presupuesto para este año. Eso genera incertidumbre y hace que sea muy difícil proyectar. Por otra parte, la provincia tuvo una reducción muy fuerte de recursos económicos por la caída en la recaudación a raíz de la caída de la actividad económica. La caída en la actividad también baja la recaudación a nivel nacional y entonces llegan menos recursos coparticipables. Eso se agrava porque la provincia de Buenos Aires es la que, proporcionalmente, tiene menos cantidad de recursos coparticipables proporcionalmente por habitante. La mitad de los recursos de la provincia son recursos propios.
—¿Se refiere a la desproporcionalidad de que la provincia aporta el 40 por ciento de los recursos coparticipables y recibe el 20?
—Sí, pero en la práctica recibe aún menos.
—¿Por qué?
—Porque aquellos recursos que recauda la Nación desde la provincia de Buenos Aires con los cuales debería hacer obras como rutas, universidades o viviendas en nuestra provincia, decide no hacerlo. De todo lo que recauda de la provincia, una parte vuelve por el goteo diario del régimen de coparticipación. Pero lo que no se coparticipa se lo queda, que constitucionalmente son recursos de la provincia, y que a la provincia hoy no le vuelve nada y se destinan a pagar servicios de deuda. A esto hay que sumarle otros recursos automáticos que el Gobierno nacional directamente los cortó.
—¿Cómo se pueden hacer viviendas entonces?
—Es una etapa que hay que ponerles creatividad a los proyectos en la provincia. Algunos intendentes nos acercaron la idea de trabajar con el método de círculos cerrados con los sindicatos.
—¿Eso qué sería?
—Se hace un aporte a través del sindicato y con eso se puede llevar adelante un proyecto de viviendas. Pero es una propuesta de los intendentes que al momento estamos escuchando. Sí, por ejemplo, pudimos reflotar tres proyectos con el Banco Mundial que estaban a punto de caerse y que significan 500 viviendas.
—¿Cuál es el déficit habitacional de la provincia?
—Estamos haciendo evaluaciones censales, pero es muy difícil porque hay viviendas desocupadas que no se ofrecen para vivienda o para alquiler. Es difícil desarrollar una estadística para sacar conclusiones. Pero hoy estamos haciendo 8.800 viviendas, lo cuales es un récord para la provincia. Sabemos que es poco, y encima hay que sumarle las 16 mil viviendas frenadas.
—¿Es lo mismo hacer viviendas en el interior de la provincia que hacerlas en el conurbano?
—El desafío a nivel mundial es dónde van a vivir las familias unipersonales. En este escenario, donde las necesidades de las familias van cambiando, Argentina tiene la particularidad de ocupar el séptimo lugar entre los países con mayor extensión territorial. A su vez, tiene una de las mayores concentraciones de su población en la Capital Federal y lo que denominamos como conurbano. En San Pablo o México, el 20 por ciento de la población está en la ciudad capital y su conurbano. En Argentina, es concentración está por arriba del 30 por ciento. Eso genera más desafíos.
—¿Cuáles?
—El desafío habitacional no está ligado solamente a la construcción de viviendas. Tiene que ver con la política productiva que se desarrolle. Hoy, a nivel nacional, no la hay. No se genera una competencia productiva que genere trabajo y arraigo. En la provincia de Buenos Aires la hay, por eso se crean parques industriales y se llevan adelante obras que potencien el entramado productivo. Hoy, con el Banco Mundial estamos encarando una planificación habitacional estratégica en materia habitacional vinculada al sistema productivo velando por la integración de comunidad. Esto significa tener en cuenta el servicio educativo, de salud, policial o el desarrollo de polos productivos.