Tras permanecer casi dos días internada mientras le realizaron estudios médicos, la dirigente social Milagro Sala fue trasladada nuevamente al penal de Alto Comedero. Allí fue devuelta por la justicia jujeña hace algunas semanas desde la casa en la que cumplía prisión preventiva, tal como había ordenado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Aún resta que se conozcan los informes médicos que detallarán los problemas de salud que la aquejan. Desde el gobierno de Gerardo Morales afirman que no volverá a la casa donde cumplía prisión domiciliaria.
Sala permaneció internada en la Clínica Los Lapachos de la capital jujeña entre el martes a primera hora y el miércoles a la noche, cuando los profesionales culminaron los estudios médicos a los que fue sometida. La decisión de regresarla de inmediato al penal de Alto Comedero la explicitó el juez Pullén Llermanos desde el momento en que habilitó su viaje a la clínica.
La permanencia de Sala en el penal va a contramano de la cautelar dictada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en julio pasado, que advirtió que allí corre riesgo su integridad física. Y también contradice la recomendación del grupo de trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU, quien apuntó hace un año que la referente de la Tupac Amaru estaba detenida arbitrariamente.
La autorización a analizarse en la clínica Los Lapachos la dio el juez Pablo Pullen Llermanos el martes pasado con el objetivo de que se le realizaran estudios que “desde hacía tiempo necesitaba a raíz de sus problemas de salud”, informaron desde la organización Tupac Amaru.
Pullén Llermanos le negó la habilitación durante semanas, incluso tras haber ordenado el fin de la prisión domiciliaria de la dirigente. Tras varios reclamos, la defensa de la dirigente social había manifestado a los médicos del Poder Judicial la tramitación de la internación en la clinica, pedido que fue rechazado por el juez Isidoro Cruz la semana pasada.
El equipo de abogados de la referente había pedido el traslado a ese centro asistencial a mediados de octubre “en medio de una grave crisis de angustia” cuando aún permanecía en prisión domiciliaria en la casa del Dique La Ciénaga. Semanas atrás, su esposo Raúl Noro había contado a este diario que Sala sentía dolores abdominales que había informado a sus abogados.
El 14 de octubre, mediante un operativo policial descomunal, por orden de ese magistrado, Sala fue sacada de la casa en el Dique La Ciénaga, en donde cumplía prisión domiciliaria desde principios de septiembre, y devuelta al penal de Alto Comedero. El juez argumentó su decisión en el riesgo de vida de Sala, a pesar del incumplimiento total de la medida cautelar de la CIDH que bregaba por los mismos objetivos.