El efecto del tarifazo eléctrico de Javier Milei llegó a la salud bonaerense. El Hospital Municipal Santamarina de Esteban Echeverría recibió una factura por encima de los 10 millones de pesos, lo que significó un aumento del 200 por ciento respecto al mes anterior. De esta manera, el único efector de salud pública del distrito enfrenta costos “muy difíciles de afrontar” según el Secretario de Salud local, Gabriel Ive. El impacto también alcanzó al interior de la provincia.
“Creemos que estos valores de energía eléctrica son algo imposibles de poder afrontar”, afirma Ive en diálogo con Buenos Aires/12. Asegura que el municipio tomará todas las medidas necesarias para revertir esta situación y mantener la atención con los actuales servicios a pesar de que recibieron una factura de Edesur por de bajo de los 3,5 millones de pesos en febrero y pasarona una de 10.154.565,67 en marzo.
Cuenta que, en los pasillos del hospital ubicado en la localidad de Monte Grande, lo que prima tanto en médicos como pacientes es la incertidumbre. “Uno quiere contener, pero los vecinos te preguntan ¿qué va a pasar conmigo si me sucede algo?”, relata el funcionario. “La salud es algo muy sensible para población y estos vaivenes no deberíamos tenerlos”, apunta.
Pero el tarifazo no es patrimonio del conurbano. Según pudo averiguar este medio, el Sistema Integrado de Salud Pública de Tandil, que se compone del Hospital Municipal Ramón Santamarina, el Hospital de Niños Dr. Debilio Blanco y un conjunto de consultorios externos, pasó de tener una facturación por el servicio eléctrico de cerca de 3 millones de pesos en febrero a más de 3.330.000 en marzo. En abril llegó la piña mentón con una factura por encima de los 7.700.000 pesos.
Todo aumenta en la salud
“Acá se atienden por guardia alrededor de 1.500 personas por día, se hacen 1.800 partos al año y se realizan cerca de 200 estudios diarios en laboratorio”, explica Ive.
El titular de la cartera sanitaria del municipio gobernado por Fernando Gray advierte que el Santamarina es el único prestador de mediana y baja complejidad de carácter público en el municipio. “Presta funciones en áreas donde no se puede imaginar un ahorro de energía”, remarca.
La referencia es al equipamiento con el que cuenta la institución y que es necesario para su funcionamiento. Por ejemplo, hay cuatro nuevos quirófanos con su máquina de anestesia o su propio aparato de rayos interno, a lo que se suman diez nuevas camas de terapia intensiva con tecnología incorporada.
Sumado al servicio general de radiología, al tomógrafo computarizado, la sala de rayos digitalizada o los mamógrafos donde se realizan controles diarios, llevan a tener, inevitablemente, un elevado consumo de electricidad.
A su vez, todo debe estar iluminado las 24 horas.
¿Dónde se agrava el cuadro? Sucede que el municipio de Esteban Echeverría no está exento a los golpes que vienen ocasionando las decisiones del Gobierno nacional sobre las finanzas provinciales. La fuerte caída en la recaudación producto del desplome en la actividad económica en paralelo al recorte de transferencias automáticas y no automáticas por parte de la Nación es un hecho a atenta contra la estabilidad de los 135 municipios, tal como lo viene denunciando el ministro de Economía bonaerense, Pablo López.
A este escenario se le agrega la disparada en los precios de los medicamentos. Luego de la desregulación decretada por el Gobierno nacional, algunos remedios tuvieron aumentos por encima del 2.400 por ciento, tal como lo vienen denunciando intendentes oficialistas y opositores. Echeverría no es la excepción e Ive lo confirma: “Los vecinos ya no solo vienen a atenderse al hospital, vienen a buscar los medicamentos que ya no pueden comprar”.
Cuando Ive explica las nuevas demandas de los pacientes hace hincapié en que no sólo hay nuevas demandas, sino que hay más demandantes. Muchos clientes de prepagas y obras sociales fueron arribando a la salud pública por estar imposibilitados de abonar las cuotas o porque se quedaron sin trabajo y perdieron las coberturas.
Pero el avasallamiento de aumentos no se termina ahí, porque la devaluación del 118 por ciento que orquestó Luis “Toto” Caputo hizo que los insumos hospitalarios dolarizados como los reactivos o piezas para reparar los equipos técnicos trepen escandalosamente en sus costos.
La megadevaluación también tuvo como consecuencia, detalla Ive, que no haya cotizaciones para muchos insumos. "No había precio de medicamentos, no te vendían, lo mismo con pinzas para las operaciones, drogas de terapia intensiva o anestésicos", adivierte el titular de la cartera de Salud local.
“Es muy triste lo que está sucediendo dentro de la salud pública, pero que también sucede en las universidades, con Télam, con el Inadi, y una metodología del Gobierno nacional de no apostar a políticas sociales”, remarca Ive y agrega: “Las expectativas uno nunca las pierde, pero es real que con estas actitudes se pierden las esperanzas de que haya una visión sobre la seguridad social”.
La energía en el interior
Tandil, una localidad con más de 140 mil habitantes, vió como se incrementó la factura de su sistema de salud en 150 por ciento. El aumento en el índice de precios mayoristas de la energía impulsado por el Gobierno nacional llevó a los municipios a hacer malabares para afrontar los saltos abismales entre una factura y otra.
En el caso del distrito gobernado por el radical Miguel Ángel Lunghi, la salud es sólo una arista donde se reflejan los aumentos en el servicio eléctrico. Entre febrero y abril, Tandil experimentó un incremento de 50 millones de pesos en la facturación del consumo por alumbrado público.
Hacia el sur de la provincia de Buenos Aires hay situaciones similares. En Laprida, gobernada por Alfredo “Pichi” Fisher de Unión por la Patria, aseguraron a este medio desde el municipio que los incrementos en las últimas facturas llegaron a un 242 por ciento en el alumbrado público y un 348 por ciento entre todas las dependencias municipales, entre las cuales está el Hospital Municipal Pedro Sancholuz.
En la Municipalidad de Laprida coinciden con lo que sucede en Esteban Echeverría y en Tandil. Por sobre todo, hubo un aluvión de pacientes en la salud pública imposibilitados de sostener económicamente una cobertura privada. A su vez, el presupuesto del hospital local se disparó producto de los aumentos en medicamentos e insumos como jeringas, agujas o material descartable.