Dieciocho minutos, ese es el tiempo de combustible que le quedaba al avión de Lamia, que finalmente se estrelló en Colombia, cuando transportó dos semanas antes a la Selección Argentina desde Brasil, según informó el diario brasileño Folha de Sao Paulo. Por otra parte, el gobierno boliviano informó que el piloto que falleció en el accidente estaba procesado y tenía una orden de arresto por haber dejado las Fuerzas Armadas sin cumplir con su contrato.
El 11 de noviembre, en un vuelo que duró cuatro horas y cuatro minutos, la empresa Lamia transportó al plantel argentino en el viaje de vuelta desde Minas Gerais hasta Buenos Aires, tras la derrota 3 a 0 contra Brasil por las Eliminatorias.
Sólo dieciocho minutos de combustible le quedaban al Avro RJ85, que tiene una autonomía de vuelo de cuatro horas y 22 minutos, cuando aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza con Lionel Messi y el resto del plantel de Edgardo Bauza, según el análisis realizado a través de la aplicación Flight Radar 24h por el periódico brasileño.
En su vuelo, la empresa de chárter violó las normas de las autoridades aéreas argentinas que establecen que el combustible de un avión debe alcanzar para volar al menos 45 minutos más que el tiempo previsto de viaje, para que en caso de emergencia la aeronave pueda alcanzar otro aeropuerto.
Sin embargo, no era la primera vez ni la última que el avión realizaba un trayecto por encima de su autonomía de vuelo. Antes, había realizado dos viajes: uno de 4 horas y 27 minutos entre Cochabamba (Bolivia) y Medellín (Colombia); el otro, de 4 horas y 32 minutos entre Medellín y Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
Después del traslado del equipo argentino, el lunes 28 de noviembre, con un plan de vuelo que incluía una parada para repostar combustible y que fue obviada por el piloto, hizo el último viaje. Las 4 horas y 42 minutos de vuelo condujeron al comandante de la nave y uno de los dueños de la empresa Lamia Miguel Quiroga y a las 77 personas a bordo, la mayoría jugadores del equipo Chapecoense, a la tragedia de Medellín.
En relación al piloto, el gobierno de La Paz informó que Quiroga estaba procesado y que había una orden de arresto en su contra por haber dejado la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) sin cumplir con los años de servicio militar que debía prestar tras su formación a cargo del Estado.
Según el ministro de Defensa, Reymi Ferreira, el piloto y otros cuatro militares que abandonaron la Fuerza Aérea “recibieron una formación profesional, en la que el Estado invierte (...) y de pronto a media carrera en lugar de cumplir con el acuerdo y volcar esos conocimientos y destrezas a favor de la FAB y el Estado, prefieren renunciar”, explicó el ministro.
La formación de un piloto de la FAB le cuesta al Estado al menos 100.000 dólares en Estados Unidos y Europa, de acuerdo con fuentes especializadas.
“El capitán Quiroga, que fue piloto del avión que se accidentó, tenía un juicio con la FAB e incluso contaba con un mandamiento de apremio”, dijo Ferreira, y remarcó que los juicios contra esos ex militares que produjeron reacciones que intentaron mostrar que la Fuerza Aérea “actuaba prepotentemente y violando los derechos, cuando estaba defendiendo los intereses del Estado”.