La militante. La apasionada. La periodista y la escritora premiada. La amiga, la que enseñaba. La buceadora de la historia, la autora de artículos que se convirtieron en libros y de libros que se convirtieron en películas. La gran armadora política. La gran anfitriona. La incansable generadora de proyectos. La que luchó por la cultura de las y los trabajadores. La de la sonrisa siempre lista. De todas esas maneras fue recordada y homenajeada ayer en la Feria del Libro María Seoane. Fue en un panel organizado por un espacio que ella creó y defendió: Radar, la intersindical de cultura que surgió en 2016, una apuesta a la resistencia desde la cultura del movimiento obrero. La periodista Telma Luzzani y los secretarios de Cultura de Metrodelegados, Jorge Tano Pissani; de Sadop, Javier Mauad; del Suterh, Noemí Geminiani, de UPSA, Alejandra Stella; de UTE, Carlos Guerrero; de la Federación Gráfica Bonaerense, Claudio Cristaudi, entre otros referentes gremiales presentes en la sala, fueron los encargados de reponer la palabra de Seoane, trazar amorosos perfiles y compartir recuerdos siempre atravesados por la emoción.
La sala Horacio González de la Feria del Libro, con todas sus sillas llenas, fue el marco justo para un homenaje de este tipo, que comenzó con la palabra de la misma Seoane, en esta misma feria, cuando Radar fue lanzado, y que culminó con el último documento de la intersindical de cultura: "Sin trabajo no hay libertad, sin sindicatos no habrá derechos, sin cultura no habrá Argentina". "Es un momento difícil, en el que reina un capitalismo feroz, donde hemos entrado en lo que la cultura dominante llama posverdad, ese artilugio que ha encontrado el poder para que la gente vote guiada por pasiones oscuras y no por sus derechos", se escuchaba decir a la periodista desde la pantalla en aquella inauguración de 2016. "Los pocos espacios de resistencia están en la cultura popular y en la transmisión histórica de esa cultura popular", advertía.
En este encuentro en la Feria del Libro se recordó a la Seoane intelectual, la autora de tantos libros. El best seller sobre La noche de los lápices, en coautoría con Héctor Ruiz Núñez, o su biografía de Jorge Rafael Videla, o la de Mario Roberto Santucho, o El burgués maldito, sobre José Ber Gelbard. Y tantos otros en sociedad: Evita, esa mujer, en trabajo conjunto con Víctor Santa María; Juan Perón, ese hombre, escrito con Gisela Marziotta; o Momentos, la obra dedicada a Astor Piazzolla que hizo con Víctor Hugo Morales, también para Editorial Octubre. También su rol como directora de Radio Nacional, desde 2009 hasta 2015, y en el espacio Comunicadores de la Argentina (Comuna), desde donde luchó por la Ley de Medios. Pero, sobre todo, se recordó a la Seoane militante y comprometida con la cultura y la vida gremial.
La maestra
En la mesa dedicada a la periodista y escritora que falleció el 27 de diciembre pasado, a los 75 años, quedó colgado un cartel que, coincidieron los presentes, sintetiza lo que diría hoy la columnista de Página/12 y asesora periodística y editorial de Caras y Caretas: "La Patria se defiende. No al DNU".
"La pensé mucho a María en la marcha universitaria del otro día. Les dije a mis compañeros: ¿Saben? Acá debe estar sobrevolando María. Y debe estar diciendo: ¡Pero, ¿otra vez, peleando por lo mismo?!", dijo con amorosa añoranza Noemí Geminiani, recordando su trabajo junto a ella en el área de Cultura del Suterh. "Cuando Víctor (Santa María, titular del gremio) me dijo: vas a trabajar con María Seoane, yo dije: ¿pero qué voy a hacer yo con María Seoane, nada menos? Y la verdad, acá se habló de la generosidad de María. Pero se quedaron cortos. Porque ella era muy, muy generosa. Para los trabajadores del Suterh, fue una maestra", agradeció.
"Como periodista María era fascinante, siempre le daba una vuelta de tuerca a todos los temas. Tenía además una memoria prodigiosa, era una enciclopedia caminante, y tenía eso tan importante para el oficio, el olfato, la percepción", recordó su amiga Telma Luzzani, quien compartió con ella varias redacciones. "No encontraba imposibles. Repasábamos los temas de la semana y siempre iba por todo, perdía lo más difícil. Es que en la vida era así, vivía con ese entusiasmo", la describió.
Recordó además su "obsesión por dejar testimonio y por entender", repasando las historias que contaba, sus anécdotas del exilio, y todo lo que volcó en sus libros. "Cuánto estaría militando hoy, cuando se repite la historia del saqueo. Porque su libro es hoy", reflexionó, citando una de las obras de Seoane, El saqueo de la Argentina, que describe el proyecto político del menemismo y el remate del Estado.
Constructora de unidad
A su turno, Javier Mauad, del gremio docente Sadop, recordó la historia de la formación de Radar, "en el primer verano fatídico del macrismo". Y el proyecto previo a Radar, El Prisma Obrero, enfocado en crear archivo -"nos dejó una tarea pendiente", apuntó. "Todo surgió de un encuentro y una charla y, por arte de magia de María, éramos dos gremios y terminamos siendo veinte. Con el movimiento obrero partido, María fue una constructora de unidad maravillosa, y conductora de este espacio.
Esa unidad, de hecho, se refleja en la conformación de Radar desde su surgimiento, como un espacio articulado entre las secretarías de Cultura de distintos sindicatos de la CGT y la CTA de los Trabajadores. "Fuimos quizás el último espacio de militancia de María, y eso es una enorme responsabilidad", concluyó Mauad.
"El espacio comenzó a gestarse en septiembre de 2016, en una reunión fundacional en la sede del Suterh, el gremio de los encargados de edificios. Y allí estaba María junto al padre (Domingo) Bresci, cura de opción por los pobres, y secretarios de Cultura de más de veinte gremios de las diferentes centrales obreras de la CGT, Corriente Federal y CTA, dispuestos a construir unidad en defensa de la vida, el trabajo y la cultura de los argentinos", evocó también Alejandra Stella, del gremio UPSA, personal superior aeronáutico.
La generosidad de Seoane volvió a ser el centro del retrato que trazó Jorge Pissani, desde Metrodelegados. "Era generosa en todo, en la militancia, en gestos cotidianos, hasta en la agenda: nunca amarreteó un contacto de esos que abren puertas para llevar proyectos comunes adelante", la recordó. El legado que deja la periodista y gestora cultural, en sus palabras, obliga a "profundizar el trabajo desde las secretarías de Cultura de los sindicatos para mejorar la vida de los trabajadores".