La primera parte de la 11° Semana de cine portugués tuvo sus últimas proyecciones hace algunos días en la Sala Leopoldo Lugones. Allí se desarrolló un foco llamado “Palabras en movimiento: Lisboa, cine y literatura”, un programa integrado por películas de ficción, documentales y ensayos audiovisuales ligados de diferentes maneras a grandes autores y autoras de origen luso, todo ello en el marco de la Feria del Libro, que este año tiene a Lisboa como ciudad invitada. A partir de este jueves, en el usual espacio de Malba Cine, comenzará la segunda etapa de este indispensable encuentro anual, con sus tradicionales secciones que entrelazan lo más reciente de la producción cinematográfica portuguesa con la siempre necesaria mirada hacia el pasado, el histórico y el fílmico. En palabras de Maria João Machado, curadora de la programación y fundadora de VAIVEM, la asociación que desde hace años lleva sobre sus hombros la realización de la Semana, “en este evento no solo es posible encontrarse con una radiografía del presente del cine portugués y sus diferentes tendencias, sino también con una mirada hacia su historia, sus genealogías posibles, las películas y los autores que ayudaron a construir la idiosincrasia de esta cinematografía, entendiendo que también muchas veces en el pasado está la clave para entender los futuros posibles”.
La onceava edición de la Semana tendrá no una sino dos funciones inaugurales, ambas el jueves 9 y en continuado: a las 19 y a las 21 horas. Las razones del doblete están relacionadas con la presencia de dos cineastas portugueses (y una realizadora brasileña) especialmente invitados para la ocasión. En la función vespertina será el realizador Manuel Mozos el encargado de presentarle al público porteño un programa especial en homenaje a los 50 años transcurridos desde el 25 de abril de 1974, día en el que tuvo lugar la célebre Revolución de los Claveles, que puso fin a casi medio siglo de dictadura en tierras portuguesas.
La celebración cinematográfica está conformada por tres cortometrajes realizados inmediatamente después de la Revolución: Cravos de Abril, de Ricardo Costa, Paredes Pintadas da Revolução Portuguesa, dirigido por António Campos, y A Luta do Povo – Alfabetização em Santa Catarina, del Grupo Zero. Films urgentes, producidos en el estilo del cinéma vérité y restaurados en tiempos recientes por la Cinemateca Portuguesa. Mozos, que además de ser un cineasta consumado se desempeña como uno de los responsables de la preservación y restauración de copias en esa institución, también estará presentando dentro de algunos días Lisboa no Cinema, Um Ponto de Vista, su propio ensayo documental sobre la cuidad de Lisboa (y sus representaciones en la gran pantalla) estrenado originalmente hace tres décadas.
La función de apertura nocturna contará con la presencia del portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora, directores del largometraje Crowrã – La flor del burití, notable regreso al mismo territorio de su film anterior, Chuva é Cantoria na Aldeia dos Mortos (2018). Rodada en el estado de Tocatins, en el centro de Brasil, en el seno de las comunidades originarias krahô, la nueva película de la dupla sigue apostando a los cruces entre ficción y documental, sumándole a las capas mitológicas un fuerte componente de acción política en tiempos recientes muy convulsionados. Crowrã tendrá en simultáneo un estreno en Malba Cine y la Sala Lugones (ver crítica aparte). El foco “Panorama”, del cual la película forma parte, “sirve siempre como instantánea del estado de situación del cine portugués y sus diferentes expresiones, y ofrece una selección de algunos de los títulos más resonantes de la actualidad, reuniendo películas de autores consagrados, osadas expresiones del cine experimental, films que narran finas y sagaces capas de humanidad y una prometedora y lúcida ópera prima”, escribe Machado en la introducción del catálogo.
El debut en cuestión lleva la firma de la realizadora Maria Mire y su título, Clandestina, resume diáfanamente las actividades de la protagonista: Margarida Tengarrinha, una artista, militante y miembro del Partido Comunista Portugués que, durante casi una década en plena dictadura de Salazar, pasó a la clandestinidad para encargarse de la falsificación de pasaportes y otros documentos legales. A pesar de estar basada en el libro autobiográfico Memorias de una falsificadora, que describe esas peligrosas actividades entre mediados de los años 50 y comienzos de los 60, la película de Mire no es un documental sobre su vida. O lo es solamente de manera tangencial: mientras una voz en off recorre textualmente partes del libro, las imágenes registran a una pareja de jóvenes actuales (rodeados de tecnología actual: teléfonos celulares, computadoras, pantallas de televisión de alta definición) “reconstruyendo” los hechos descriptos en el texto original de manera literal, en ciertos casos, y de forma mucho más poética en otros. Producida por el colectivo Terratreme, que continúa siendo una de las usinas creativas más estimulantes del cine luso, Clandestina es una de esas apuestas que demuestran cabalmente la sensibilidad, inteligencia y vitalidad de la cinematografía del país.
El de Susana Nobre es un nombre consagrado. Además de contar ya con cinco largometrajes y la misma cantidad de cortos en su filmografía, la cineasta también forma parte de Terratreme, fungiendo como productora en dos docenas de películas del colectivo, entre otras la inolvidable La fábrica de nada (2017), de Pedro Pinho. En su nuevo film, Cidade Rabat, la directora de Tempo Comum y No Táxi do Jack describe los días y noches de una productora de cine que, luego de la inesperada muerte de su madre, entra en una zona de duelo silencioso, en el cual el dolor es reconvertido en actitudes misteriosas para quienes la rodean: su hija adolescente, su ex, los compañeros de rodaje. Es imposible no imaginar que entre los pliegues de Cidade Rabat se esconden no pocos apuntes autobiográficos, al menos como punto de partida para la construcción de la ficción que se despliega en pantalla. El cine de Nobre es como un tejido hilvanado con hilos delicados pero resistentes, un cine de sutilezas que construye pacientemente un universo que traspasa la pantalla y toca al espectador de maneras inesperadas. Su última película no es la excepción y, en el tránsito de Helena, la protagonista, hacia una nueva etapa vital, la realizadora entrega un relato potente pero alejado de las estridencias del drama psicológico al uso corriente.
La 11° Semana de cine portugués, que seguirá desplegando su programación hasta el 19 de mayo inclusive, también presenta este año una sección denominada “Lisboa en el Cine Portugués – Antes y después” que incluye una sesión de cine silente acompañado de música en vivo, integrada por tres cortometrajes rodados en Lisboa entre 1910 y 1930. También formará parte de esa selección el clásico de clásicos del Nuevo Cine Portugués de los años 60, Os verdes anos, de Paulo Rocha, que será exhibida en un doble programa con Onde Fica Esta Rua? Ou Sem Antes Nem Depois, otro ensayo cinematográfico en el cual João Pedro Rodrigues y João Rui Guerra da Mata recorren y registran la capital portuguesa vinculando el presente con el pasado (el de la ciudad y el del cine) a partir de la obra maestra de Rocha, con la presencia en pantalla de Isabel Ruth, actriz y musa del gran cineasta fallecido hace doce años.
De João Pedro Rodrigues también podrá verse Fogo-Fátuo, particularísimo musical protagonizado por un bombero voluntario y un príncipe. Esta fantasía del director de O Fantasma y Morir como un hombre, que participó en la Quincena de los Cineastas del Festival de Cannes, presenta a un rey en su lecho de muerte en una Portugal futurista (el año es 2069). Ese es el punto de partida de un extenso flashback que ocupa la mayor parte de los 70 minutos de metraje, en unos de los films más libres y juguetones de la selección de la Semana. Finalmente, el último foco de la programación, que ya puede definirse como un clásico del encuentro, es el denominado, simplemente, “Poscolonialismo”.
Este año, según las palabras que pueden leerse en el catálogo, los largometrajes que lo integran “dan cuenta, desde diferentes perspectivas, de la relevancia y el impacto que aún tienen en el presente el período colonial y sus consecuencias”. Del realizador Carlos Conceição se exhibirá Nação Valente, una revisión libre y poética de las rebeliones congoleñas en la década de 1970, mientras que Rosinha e Outros Bichos do Mato, de Marta Pessoa, recupera el recuerdo de la Exposición Colonial Portuguesa, un evento de propaganda de la dictadura de Salazar realizado en 1934, para bucear en las cicatrices y huellas del racismo en tiempos presentes. Lo dicho: diversidad temática y estilística, vitalidad artística y de producción, pasado, presente y vislumbres del futuro. La fórmula curatorial imbatible de la Semana de cine portugués.
11° Semana de Cine Portugués
Del 9 al 19 de mayo en el Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415).
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