El Tribunal oral Federal N° 2 de Salta condenó ayer a diez años de prisión a Jesica Figueroa, por dos hechos de transporte de estupefacientes. El 20 de junio de 2022 esta mujer iba con Rosana López cuando la rotura de una de las 74 cápsulas que llevaba en su estómago le provocó la muerte por sobredosis.
El fallo difirió de la postura de la fiscalía, que también había acusado a Figueroa, y a Ángel Gutiérrez, por homicidio y encubrimiento agravado en relación a la muerte de López, cuyo cuerpo abandonaron en un descampado al costado de la ruta provincial 26, al sur de la ciudad de Salta.
De los dos hechos por los que el Tribunal, integrado por las juezas Gabriela Catalano y Alejandra Cataldi y el juez Domingo Batule, condenó a Figueroa a 10 años de prisión, uno es el que derivó en la muerte de la ciudadana boliviana Rosana López.
Previamente, en el juicio de responsabilidad penal, el Tribunal absolvió por el beneficio de la duda a Figueroa y Gutiérrez del delito de "homicidio criminiscausae, en calidad de autora y partícipe necesario respectivamente".
La decisión se tomó por mayoría, con los votos de Catalano y Cataldi, mientras que Batule se inclinó por la absolución lisa y llana. Este juez también votó en saledad por extender el mismo beneficio al caso de transporte que derivó en la muerte de López.
Este hecho se investigó primero en la justicia provincial, pero cuando se descubrió que tenía las cápsulas en su estómago, se conformó un equipo de investigación entre la PROCUNAR NOA y la Unidad de Femicidios del Ministerio Público Fiscal provincial para investigar conjuntamente el delito de tráfico y el homicidio.
Después la investigación fue remitida a la justicia federal donde se acusó en primer lugar a Gutiérrez, que aparecía en videos de cámaras de seguridad de la zona de la terminal, a donde había llegado en su remis y se retiró con la víctima y Figueroa un día antes de la muerte de López y también fue filmado en la ruta 26, donde se lo observó junto a otro automóvil dirigiéndose hacia el lugar donde fue descartado el cuerpo de la víctima.
En cambio, Figueroa estuvo prófuga hasta agosto de 2023. Era buscada por este hecho y por otro hecho ocurrido el 5 de febrero de 2021 en la localidad de Coronel Cornejo, donde secuestraron poco más de cinco kilos de cocaína ocultos en los guardabarros de un auto. Estos antecedentes y una condena anterior que cumplió Figueroa, también por transporte de drogas, fueron tenidos en cuenta a la hora de imponer la pena de 10 años de prisión. El juez Batule se inclinó por una condena de 5 años y 3 meses solo por el hecho de Coronel Cornejo. La fiscalía, representada en este caso por el fiscal Eduardo Villalba y los auxiliares Jorge Viltes Monier y Mariana Gamba Cremaschi, de la PROCUNAR NOA, había pedido 14 años de prisión, mientras que la defensa, a cargo del penalista Marcelo Arancibia pujaba por la pena mínima, de 4 años.
Una historia de vulneraciones
En el alegato de apertura y en el final del debate, el fiscal Villalba aseguró que la de López es la “crónica de una muerte anunciada” que cargan las mujeres vulnerables que se someten al tráfico de drogas mediante la modalidad de ingesta de cápsulas. “Traemos una triste historia, la de una mujer que vivió como no debía y, peor aún, murió como tampoco debía”, sostuvo el fiscal en el comienzo.
Los sucesos que terminaron con la muerte de López se iniciaron el 19 de junio de 2022, en su casa de la ciudad de Salta, donde ingirió 74 cápsulas de cocaína con un peso estimado de 749 gramos. Con esa carga, luego de estar con sus hijas en el Parque San Martín, llegó a la terminal de ómnibus, donde ascendió a un micro con destino final a la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, en la provincia del Chaco.
Figueroa iba en el mismo ómnibus, que iba como “acompañante”, aunque para la fiscalía tenía una “posición de garante” de la droga.
En el procesao quedó acreditado que no era la primera vez que hacían ese viaje, sino que era una rutina que ya se había repetido en otras ocasiones, yendo siempre a Sáenz Peña. Incluso, se comprobó que días antes López había realizado otro transporte similar.
En el trayecto una de las cápsulas se rompió. Vencida por el dolor, López decidió ponerse un suero apenas llegara a Metán y luego volver a Salta. Advirtiendo sus síntomas, Figueroa se contactó con la "capsulera", decidió también regresar y llamó a Gutiérrez, su remisero de confianza, quien las esperó en la terminal local y las llevó hasta la vivienda de Figueroa en la zona del macrocentro.
Figueroa mandó a Gutiérrez a que buscara a Mariela Ramos, una amiga que la asistía en este tipo de urgencias, pero que no pudo ayudar a que López evacuara las cápsulas de droga. Según contaron, entonces insistieron para que López accediera a ir a un centro médico, pero ella lo rechazó con una frase que terminó por cumplirse: “antes muerta que ir de nuevo a la cárcel”. Pocos minutos después, ya en la madrugada del 20 de junio, murió.
Tras el deceso Ramos se fue, Figueroa avisó del fallecimiento a otros eslabones de la cadena de transporte y horas después dos hombres y una mujer llevaron el cadáver de López hasta un baldío en la ruta 26, donde al otro día fue encontrado por un trabajador rural. Luego de deshacerse del cuerpo Figueroa se fue en el remis de Gutiérrez a la terminal de ómnibus y escapó a Salvador Mazza.
En la discusión final, la fiscalía insistió en la responsabilidad de Figueroa en la muerte de López. Sostuvo que su posición de garante definía la vida o la muerte de la transportista. Y si bien reconoció que López ingirió la droga y llegó a la terminal por su cuenta, destacó que esta joven madre misma estaba atravesada por un estado de vulnerabilidad evidente, del cual las organizaciones narcocriminales de orden trasnacional se valen para concretar el tráfico, sin que la vida tenga algún valor por encima de la carga.
Para la fiscalía, Figueroa pudo haberle salvado la vida a López, pero nunca la trasladó al hospital, que está a 200 metros de la terminal. Sumó que en lugar de eso la llevó a la casa de “seguridad”, que buscó a Ramos para que la asista en vez de apelar a un médico y finalmente eligió el lugar donde se iba a arrojar el cuerpo, y ella misma fue, junto a Gutiérrez, haciendo de “coche puntero” de los “enviados” de la organización.
En cambio, el defensor rechazó la condición de vulnerabilidad de la víctima y consideró que ella misma se puso en peligro, argumento que fue tomado por el Tribunal. Arancibia destacó que López en ningún monento estuvo privada de su libertad, y dijo que tampoco estuvo coaccionada. Como muestra, recordó que envió varios mensajes a sus hijas, a las que dio consejos de vida, pero también les encomendó el cobro de dinero que aún estaba pendiente de pago por otras operaciones de tráfico.
Al final, cuando el Tribunal fundó su decisión, la jueza Cataldi le recomendó a Figueroa que busque herramientas que le permitan adquirir mayor formación paradarle otro rumbo a su vida, por su bien y el de su pequeña hija.