Consultado por una periodista de la BBC de Londres por el precio del litro de leche, el presidente de Argentina no pudo responder la pregunta, porque ignora el valor de este alimento esencial.

Una mujer que protestaba por la miseria que se expande cada día respondió que el litro de leche cuesta casi mil pesos. Claro que la militante social explicó que la leche líquida no llega a los comedores populares desde hace tiempo y sí llega algo de leche en polvo.

La leche, como se sabe, es un alimento esencial que provee de proteínas y su privación, principalmente a las niñas y niños, condiciona su crecimiento madurativo, la capacidad de pensar, razonar y por lo tanto cuestionar al perverso sistema.

La actitud del gobernante no es sólo una cuestión de falta de empatía. Lo injusto es el sistema capitalista al que representa y el disfraz democrático que camufla las injusticias por vía de la ilusión de representación popular.

El capitalismo lleva en su ADN la pulsión de muerte, la depredación de la vida en todas sus formas.

Solo la lucha autónoma de todo verticalismo y burocracia podrá emanciparnos de tanta obscenidad tanática.

Los tecnócratas hablan de superávit fiscal, niegan alimentos, regatean medicación oncológica a personas con cáncer. Miles y miles padecen la falta de viviendas.

Planificación de la pobreza, guerra de clases explícita.

La pasividad frente a todo esto es complicidad objetiva.

Es inaceptable.

Carlos A. Solero