Un “más” a veces es una suma de cosas. Otras, la señal de un entusiasta que quiere meterse nuevas experiencias entre pecho y espalda. En el caso del Festival Tango+Tango, que comienza este viernes 10 a las 18 en Hasta Trilce (Maza 177). El encuentro reúne a artistas de vanguardia del tango y la novedad es que esto sucede tanto en la música como en la danza, dos carriles en que los nuevos creadores del género no siempre coinciden.
Los encuentros se sucederán hasta el domingo en tres secciones con la intención de “construir una red de identificación contemporánea del género con las nuevas generaciones”. “Caja Negra” es la sección de danza, “Conciertos cromáticos la de música” y, además, habrá otra: “Sección Vermú”, que trasladará el intercambio al bar de Hasta Trilce para poner los debates del presente tanguero sobre la mesa.
La programación del Festival incluye grupos tan diversos como el Cuarteto La Púa con Victoria di Raimondo, la Orquesta Típica Di Pasquale (con Mica Sánchez y Juan Iriarte de invitados) o Astillero. Y entre las compañías de danza la cantidad de propuestas unipersonales habla de una extendida búsqueda por encontrarle nuevas aristas al lenguaje coreográfico de la disciplina.
“El Festival se fue definiendo como un espacio de encuentro de nuevos creadores, de compartir obra y reflexión, de conocerse”, cuenta Andrea Bouhier, organizadora del encuentro y productora de Hasta Trilce. Bouhier recuerda una charla inicial con la violinista Pétalo Selser (de la orquesta Cuerdas del Plata) en que se plantearon un festival de tango nuevo para “darle visibilidad a la cantidad de creadores que hay haciendo su propio repertorio o repertorio de colegas que están en el público”. En poco tiempo sumaron más de cuarenta grupos con ganas de participar. Y en la danza, señala, les “interesaba reflexionar sobre en qué lugar las disciplinas se cruzaban”. Así se sumó a Selser como coordinadora del área de música, con la premisa de “para poner en valor las nuevas composiciones”.
Del resultado, la música está más que satisfecha: “es de lo más variada para lo que es el circuito que venimos manejando”, evalúa. En cuanto al área de danza de Tango+Tango, convocaron a Ignacio González Cano, de la compañía Tempotango y director artístico de la Compañía de Tango de la UNA. “Él presentó obras con música en vivo en Hasta Trilce, un cruce que no es el habitual, así que con Nacho se fueron sumando preguntas”.
“A largo plazo la idea es difundir el tango nuevo, conectar y acompañar este proceso que se viene dando, entre la danza con el tango nuevo, como una propuesta conjunta”, plantea la violinista. Para Selser, es una mirada a desarrollar en el tiempo. “Son construcciones, y a las construcciones hay que sostenerlas, y hay que resistir también los embates sociales, políticos y, de todas maneras, hacer las cosas”, reflexiona. “En el corto plazo, pasarla bien y fortalecer los lazos adentro del movimiento, que eso también me parece fundamental”.
Para el bailarín y coreógrafo, la búsqueda del Festival debe ser abierta e inclusiva. “Entendemos que precisamente la comunicación entre los nuevos creadores de la música y los nuevos creadores de la danza son puentes que tenemos que ir construyendo, que tenemos que seguir reforzando, entonces en esta primera edición lo que hacemos es poner el foco puntualmente y más que nada en el impulso creativo”.
En el área que coordina, la de la danza, González Cano señala el interés por sostener las tres grandes corrientes que recorren el tango, que van desde el independiente al comercial, pasando por las experiencias institucionales, como la que él mismo coordina en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). “El tango en general, y el tango-danza en particular, es un universo muy amplio que está dirigido a diferentes públicos, pero lo unifica un género que es el tango”, señala. Por eso su planteo de ver al Festival como “inclusivo” y su esfuerzo en destacar que “la naturaleza del festival es que abre la mirada, que no niega ninguna de las estéticas que presentes”.
“El objetivo de máxima es colaborar en la confluencia de la tradición de lo popular con los usos de la vanguardia, buscando consolidar expresiones epocales, locales y americanas mientras se da también el trabajo en conjunto de diferentes generaciones de artistas y de diferentes espacios”, propone Bouhier.
Los tres organizadores son conscientes de que a veces cuesta unir nuevas propuestas de música y bailarines (están “atomizados”, define el coreógrafo), sobre todo en ámbitos más comerciales (eso que se llama “tango for export”) y aspiran a que el encuentro ayude a tender puentes. “Estamos armando precisamente este festival para que los nuevos creadores y creadoras del tango, ya sea la danza, la música o la palabra, trabajemos más en comunión”, asegura. Bouhier, en tanto, considera que “ya poder hablar de esto es un primer gran paso: que los músicos se encuentren, sólo por coincidir en el espacio, viendo espectáculos de tango danza, y viceversa, puede hacer que surjan nuevas preguntas, respuestas, inquietudes”. Y anticipa “no creo que nadie salga de Hasta Trilce como entró”.