Celebrar los 25 años de trayectoria, con la confianza puesta en el grupo y en las músicas elegidas, ya lo dice todo. Así lo da a entender “Pipi” Piazzolla, al señalar que la historia de Escalandrum, además de musical, es íntima y de amistad compartida. El sexteto de jazz visita la ciudad este sábado a las 21, en Teatro El Círculo (Laprida 1223), con un repertorio en donde no faltarán composiciones de Astor Piazzolla junto a temas de Escalectric, su álbum más reciente.
“Haber llegado a 25 años con Escalandrum, no sé si es un milagro o qué, pero creo que la clave siempre estuvo en que nosotros nos elegimos primero como personas. A veces uno arma grupos con el dedo, eligiendo a los músicos tal vez por sus cualidades, cosa que me parece espectacular; pero después empezás a convivir y tal vez no te llevás bien, porque no tenés mucho que ver con esa persona o no la conocías demasiado. Entonces, el grupo dura poco. En el caso de Escalandrum, nosotros ya éramos muy amigos. Cada uno tocaba por su lado, pero nos juntábamos siempre a charlar, a fantasear sobre el futuro, sobre la música, a contarnos qué estábamos practicando. De hecho, la sección de vientos tocan juntos desde muy chiquitos, fueron al mismo maestro y a la misma escuela de música. Entonces, nosotros ya nos habíamos elegido como personas de manera previa a armar el grupo. Y creo que esto fue la clave, ya nos conocíamos en profundidad, y elegimos este camino para hacerlo juntos”, comenta Daniel “Pipi” Piazzolla a Rosario/12.
La batería de Piazzolla se integra en Escalandrum con Nicolás Guerschberg en teclados, Mariano Sívori en bajo eléctrico, Gustavo Musso en EWI y saxo alto, Damián Fogiel en saxo tenor, y Martín Pantyrer en clarinete bajo y saxo barítono. “Prácticamente, somos todos de la misma generación; tendremos, como máximo, dos años de diferencia de edad entre los miembros. Todos estábamos solteros y ahora somos padres, y calculo que eso, a nivel personal y a nivel musical, fue parejo. La decisión en 2001 de patear el tablero y hacer un Escalandrum más acústico, que tuviese más música con influencia de nuestros ritmos argentinos, cuando previamente veníamos haciendo una cosa más latin jazz, tiene que ver con eso. Así como después, con Piazzolla plays Piazzolla en el año 2010. Todas fueron decisiones en conjunto, y creo que eso es algo que nos agarró a todos con la misma madurez. De hecho, lo que estamos viviendo ahora nos encuentra también muy parejos en el sentimiento, entrando a los 50, cada uno con sus alumnos y sus grupos por afuera de Escalandrum”, continúa.
-En Escalectric incorporás una batería más grande, con otro tipo de afinación, ¿es así?, ¿por qué?
-En verdad, es la misma batería (risas). Eso que leíste fue un agregado cultural, que pusieron en la gacetilla, pero la batería es la misma, con la única observación de que la toco un poco diferente, porque, como el repertorio es más eléctrico y orientado al groove, a las bases rítmicas, simplemente cambié un poco el approach. La batería es un poquito más grande que la jazzera que uso siempre, pero no demasiado; tranquilamente, en el 80 por ciento de los festivales de jazz donde toco, la batería es de ese tamaño, porque la chiquita que uso no se consigue. Así que, más o menos, es lo mismo. Pero sí cambio el approach, se toca con bases más estables, aunque las cambio todo el tiempo. Y es diferente la sonoridad, distinta del jazz puro que hacemos con Escalandrum, al que tal vez lo sostengo más desde lo que es el platillo de ride, que es como se toca el jazz.
-Más allá de señalar cuál será el repertorio del show, si se interpretará o no a Astor Piazzolla, creo que lo cierto y ganado es el concepto sonoro que los identifica.
-Por supuesto, Escalandrum tiene la virtud de apropiarse de cierta música y seguir sonando Escalandrum. Nos pasó con lo de Piazzolla, nos pasó con lo de Mozart, con lo de Ginastera, con lo de María Elena Walsh, y con un montón de música que hicimos, como para festivales de música clásica, de período barroco y de compositores rusos, o cuando encaramos lo de Charly García y lo de los Redonditos de Ricota. En todo lo que hicimos, siempre sigue sonando a Escalandrum. Esa es una gran virtud. Yo creo que la primera prueba fehaciente fue cuando hicimos Piazzolla plays Piazzola, porque era la primera vez que tocábamos Piazzolla en nuestras vidas, y decidimos no tener bandoneón ni violín, y mantener nuestro ensamble. El resultado fue un Gardel de Oro, y todo el mundo diciendo que, por más que tocáramos música de Piazzolla, sonaba a Escalandrum. A eso, la verdad, no sé cómo lo logramos; pero se dio. Yo creo que esa es la magia de tener un grupo y de no ser un solista.
Sobre el show de este sábado, Pipi Piazzolla agrega que “hace mucho que no vamos a Rosario, y tenemos muchas ganas de tocar ahí, es una ciudad increíble, con unos artistas siempre impresionantes, poetas, músicos, de todo, muchos amigos y mucha gente fanática de Astor Piazzolla. Lo único que puedo decir es que el grupo está en su mejor momento. No es algo que te lo diga a vos, se lo digo a mis propios compañeros: ‘Muchachos, estamos en nuestro mejor momento, un momento donde subimos a tocar relajados, sin estar nerviosos, con mucha confianza en lo que hacemos, y con mucha confianza en romper eso que hacemos en el mismo momento en que lo estamos ejecutando, con mucha improvisación y mucha espontaneidad’. De verdad, es un gran momento el que tiene el grupo”.