River logró una victoria tan cómoda que se terminó aburriendo. La enorme diferencia de jerarquía entre el equipo millonario y Central Córdoba quedó reflejada desde el minuto inicial, por lo que el 3-0 quedó teniendo gusto a poco si se tiene en cuenta que cuando promediaba el primer tiempo se vislumbraba una goleada tras los dos tantos de Facundo Colidio y la expulsión de Santiago Laquidaín. El tanto de Esequiel Barco, sobre el final, al menos sacudió la modorra de un partido que estaba planchado.

Central Córdoba intentó sorprender con una propuesta audaz, parado en línea bien lejos de su arco y con muchos hombres con vocación ofensiva. Pero el planteo del entrenador colombiano González Vélez sólo soportó seis minutos, y eso que zafó un ratito antes gracias a un offside milimétrico.

Sin embargo, un simple pase cruzado de Ignacio Fernández a espaldas de los centrales bastó para que River rompiera el achique santiagueño y dejara a tres jugadores frente al arquero Ingolotti. Si bien Casco no pudo con el guardavallas, el rebote le quedó a Colidio, que amagó, se tomó su tiempo y definió bajo para abrir el marcador.

Con Nacho como generador de fútbol y con socios para llegar por sorpresa ante el insólito planteo visitante, River se cansó de generar situaciones y convirtió a Ingolotti en figura. Para colmo, un agarrón de Laquidaín a Echeverri motivó la roja que dejó a Central Córdoba con diez con más de una hora de partido por delante. Por eso, otro buen centro de Fernández, para el anticipo de cabeza de Colidio, terminó de sellar un triunfo que pintaba para goleada. 

Los goles que se perdía River ante un rival entregadísimo desde lo táctico y con nula reacción para cambiar la historia y un desarrollo anodino llevaron al partido a una languidez que apenas se sacudía con los aplausos para los jugadores que salían para refrescar piernas pensando en la copa. Hasta que sobre el final, Barco armó una apilada y clavó un derechazo ángulo que le permitió sacarse la bronca y mandar a callar a algunos hinchas. Así River completó un trámite, que de tan sencillo lo terminó aburriendo.