En pleno proceso de búsqueda del título de su nuevo disco, ése con el que se celebrarían los veinte años de historia de Asphix, el baterista Hernán Dacunto se encontró con un documental en el que el rabino y psiquiatra Abraham J. Twerski trazaba una metáfora entre el hombre y la langosta. Así la narra el integrante fundacional del cuarteto que completan Mauricio "Moska" Bonacci (guitarra y voz), Carlos Font (bajo y voz) y Nicolás Delpontigo (guitarra y coros): "La langosta es un animal blando y suave que nace dentro de un caparazón pero que nunca deja de crecer. A medida que va creciendo el caparazón le queda chico y tiene que esconderse y mudar el caparazón por uno más grande, y así toda su vida. Este hombre dice que el estímulo que le permite a la langosta crecer es su incomodidad. Eso es un poco lo que nos pasó como banda, como le pasa a un montón de bandas del under y de gente a nivel personal: es una incomodidad que te lleva a arriesgar, a tomar decisiones".
Sosteniendo al inglés como lengua para sus letras, y al punk melódico como gran marco sonoro, los Asphix le dieron forma así a Lobster, un disco maduro que, según apunta Dacunto, es resultado de un auspicioso momento musical, personal y creativo para el grupo. "Ahora que somos todos un poco más grandes, que tenemos las prioridades más claras, que recortamos las boludeces que tenés cuando sos más chico, disfrutamos más. A pesar de que seguimos renegando en el under, con todo lo que eso tiene, estamos mucho mejor", explica, y detalla: "Este disco fue más libre. Por ahí como banda empezás con una estructura y querés mantener ciertos parámetros. En este caso, fue un disco muy abierto, hay canciones medio pop, otras medio rockeras. Tiene todos los géneros por los que hemos pasado en estos veinte años, y eso se dio de forma muy natural".
Publicado por su propio sello independiente, Bad Luck Records, el nuevo disco de Asphix tendrá su presentación oficial esta noche (a las 23, en Floyd, Dorrego 1362), y remarca la vigencia de un grupo clave dentro de la escena punk rosarina. Un proyecto que ha sabido amoldarse a las vicisitudes de toda escena independiente, sobre la que Dacunto apunta: "En estos veinte años cambiaron muchas cosas. Incluso desde la cantidad de lugares que hay para tocar. Antes había más espacios, aunque con restricciones en seguridad. Algo que es discutible, porque no está mal que la gente vaya a lugares seguros, y hoy uno le presta más atención a esas cosas, pero también es un circuito más difícil para tocar. Y los costos son más elevados. Pero siempre se puede tocar. De hecho, creo que muchas bandas que se quejan de que no pueden tocar, por ahí no hacen lo suficiente. O terminan pagando por tocar, y no es ése el espíritu. No lo critico, pero por ahí algunos equivocan el camino. Nosotros a las bandas nuevas no les bajamos línea, pero generalmente les contamos lo que hicimos y hacemos nosotros. Sobre todo para ser coherentes con lo que uno dice".