Mucho se suele hablar del impacto de los embarazos no planificados que ocurren en las adolescencias; menor tasa de egreso del secundario, mayor informalidad y menor remuneración en las trayectorias laborales posteriores por la carga de cuidado, y, en aquellas adolescentes menores de 15 años, un mayor riesgo de morbilidad y de mortalidad por la gestación. No obstante, es importante destacar un indicador, que es la proporción de no planificación de los embarazos: de los casi 43.000 niños nacidos de adolescentes entre 10 y 19 años en 2022, se estima que la mitad fueron no intencionales; y dentro de ese grupo, siete de cada 10 no estaban utilizando un método anticonceptivo al momento en que se produjo el embarazo.

Este es un indicador sensible porque expone que todavía hay un gran número de adolescentes que se convierten en madres y padres a causa de la desinformación y un acceso insuficiente a un abordaje integral de su salud sexual. De allí surge la necesidad de profundizar y priorizar esta línea de trabajo para que las adolescencias puedan tomar decisiones informadas, vivir su sexualidad de manera cuidada y libre de violencia y, en última instancia, elegir o no la maternidad, así como el momento de sus vidas para hacerlo.

La iniciativa Municipio Unido por la Niñez y la Adolescencia (MUNA) de UNICEF busca fortalecer las capacidades de los municipios, con formación, materiales y asistencia técnica en temáticas como primera infancia, inclusión educativa, entornos saludables, entornos libres de violencia y participación adolescente, entre otras. Una de sus líneas de trabajo es la promoción de los derechos sexuales y reproductivos de niñas, niños y adolescentes. En este sentido, el organismo brinda apoyo para que, por un lado, releven y fortalezcan la oferta de los servicios de salud, sistematicen los indicadores epidemiológicos de fecundidad, diseñen dispositivos intersectoriales entre escuelas y centros de salud, y generen hojas de ruta y algoritmos específicos de atención a adolescentes embarazadas menores de 15 años.

Los municipios son actores clave en el acompañamiento a las adolescencias porque el acceso a su salud encuentra todavía barreras: horarios de atención inadecuados, por ejemplo, que coinciden con el horario escolar, dilaciones para la entrega de métodos anticonceptivos, o el no respeto a su derecho a la privacidad y a la confidencialidad que ampara sus consultas. La articulación sostenida de las escuelas y espacios comunitarios con los centros de salud es una estrategia innovadora que MUNA propone a los municipios para escuchar las voces de las chicas y los chicos. En este sentido, la participación de las adolescencias es necesaria para construir un primer diagnóstico y también para diseñar y crear formas de difundir mensajes sobre salud sexual, mejorar la calidad de los servicios de salud y hacer conocer los recursos que el municipio dispone para su cuidado.

Pensar a las adolescencias como sujetos autónomos, que progresivamente toman decisiones en pos de su interés superior, es clave en cómo el mundo adulto se reposiciona y genera las adecuaciones necesarias para acompañar su desarrollo, y así lograr que este círculo virtuoso de confianza mutua comience a rodar. Las múltiples experiencias donde se instalan dispositivos para acercar a las y los adolescentes al sistema de salud, como son las Asesorías de Salud Integral en Escuelas Secundarias o las Consejerías en Salud Sexual, dan cuenta que una vez que hay una escucha activa y desprejuiciada disponible, las chicas y los chicos se acercan y plantean sus inquietudes y necesidades de salud.

Desde esta perspectiva de participación, contemplada en la Convención de los Derechos del Niño, es que MUNA trabaja junto a los municipios para mejorar las condiciones de salud de las y los adolescentes y así garantizar que sus voces sean escuchadas y tomadas en cuenta en los espacios de toma de decisión. Sus acciones se desarrollan en 86 municipios de nueve provincias – 24 de ellos comprometidos con incluir en su agenda de gobierno la línea temática de salud sexual y reproductiva - y cuenta con el compromiso de 640 funcionarios y personal técnico involucrados en su implementación. Así, UNICEF trabaja para que más de cuatro millones de niñas, niños y adolescentes sean alcanzados por los planes de acción desarrollados como parte de la iniciativa. 

La autora es referente de la línea Salud sexual y reproductiva de MUNA (UNICEF)