Un llamado a ocupar las calles para cuando el Senado analice la ley Bases de Javier Milei y una multitud diciéndole no al ajuste: esa fue una de las coincidencias que dejó un encuentro entre las tres centrales obreras, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales, que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) tan solo cinco días después del segundo paro general contra el gobierno de La Libertad Avanza (LLA). “La unidad se demuestra con hechos, no con palabras. Estamos demostrando la resistencia”, dijo desde el centro del escenario Taty Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y de la mesa de organismos. A su lado, Pablo Moyano, triunviro de la Confederación General del Trabajo (CGT), no se anduvo con eufemismos. “Es una ley de mierda que perjudica a los argentinos. Tiene que ser motivo suficiente para que nos movilicemos al Senado de la Nación”.
El viernes pasado, empezó a correr la convocatoria a un encuentro para pensar estrategias para hacerle frente a la ley Bases –que se está tratando en la Cámara Alta– y al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023. Inicialmente, los organizadores habían pedido un aula en el tercer piso de la FSOC. Pero con los días, cada vez llegaban más avisos de personas y organizaciones que serían de la partida. “Viene muy bien la convocatoria”, se entusiasmaba durante el fin de semana Adriana Taboada, integrante de la Comisión Zona Norte.
Efectivamente, la concurrencia fue tan masiva que las autoridades de la facultad abrieron el auditorio de la planta baja, que lleva el nombre del sociólogo desaparecido Roberto Carri. La decana Ana Arias dio la bienvenida a los participantes y dijo que era una alegría que la casa albergara esa iniciativa –que surgió después de una reunión en la Casa de las Madres entre dirigentes sindicales, organismos y la UTEP.
Taty Almeida –a quien Moyano calificó como la estrella de la jornada– funcionó como articuladora y llamó a ver a los gobernadores, a los diputados y a los senadores. “A los tibios, a algunos que parecen panqueques”, urgió a quienes la escuchaban. El dirigente camionero levantó el guante que había dejado la Madre de Plaza de Mayo. “Algunos hacen campaña cantando la marcha peronista, pero después, cuando llegan al Congreso, se cagan en los trabajadores que han votado”, se quejó y sugirió pensar un plan de lucha para “confrontar con un gobierno que confronta con los que menos tienen, con los trabajadores”.
Eduardo Tavani, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), también sumó a la propuesta: “Hay que ir por los tibios, por los indecisos. El primer objetivo es la ley Bases –en el Senado y en la calle– y luego el DNU 70”.
Los colectivos afectados por las políticas que viene llevando adelante Milei son tantos y tan disímiles que muchos fueron planteando sus particularidades cuando tomaban el micrófono: desde los clubes de barrio hasta los empresarios nacionales o los medianos y pequeños empresarios. También hubo representación de Ni Una Menos (NUM), de los Curas en la Opción por los Pobres –que pidió que la unidad incluya a las periferias–, de militantes de la cultura y de los trabajadores de los medios públicos como Télam y la TV Pública. Hubo pedidos –y consenso– para salir a respaldar a las organizaciones sociales que fueron allanadas a partir de una denuncia que presentó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por la marcha del 20 de diciembre del año pasado –la primera demostración callejera con la administración libertaria.
Uno de los discursos que más interpeló a quienes estaban en la FSOC fue el de Violeta, estudiante del Colegio Carlos Pellegrini. “Nacimos entre 2006 y 2011, no vivimos en ningún gobierno que tenga como prioridad nuestros derechos”, dijo la chica. Su alocución resonó en el auditorio mientras ella hablaba de una generación que descree de la política porque la ha decepcionado bastante, pero que tuvo un quiebre el pasado 23 de abril cuando miles salieron a las calles en defensa de la universidad pública. A su lado, Ariel Cosentino, secretario general de la Federación Universitaria Argentina (FUA), hablaba de defender la organización política de base frente a un gobierno que arrasa y que está empujando a estudiantes a dejar las aulas.
Daniel “Tano” Catalano fue uno de los que se conmovió con la intervención de Violeta. “Crecí en una Argentina en la que pensaba que no iba a pasar nada hasta que llegaron Néstor y Cristina”, dijo el referente de ATE Capital mientras llamaba a mirar con mucho cariño a quienes están sufriendo con las políticas de ajuste. “El año que viene los vamos a enfrentar en las urnas”, prometió.
Mabel Careaga, integrante de Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, llamó a una movilización multitudinaria para reclamarles a los senadores y a las senadoras que rechacen la ley Bases. “Este pueblo no tiene vocación de esclavo ni de colonia”, dijo. “Esta ley debe ser rechazada, que no nos vengan con que van a incluir modificaciones”, reclamó mientras se conocía que había funcionarios del gobierno reuniéndose con senadores de la oposición amigable para tomar nota de sus reclamos. Careaga también propuso que se conforme una mesa para reclamar que lleguen los alimentos a los comedores populares. “No podemos tolerar el hambre. El hambre no puede esperar a las elecciones de 2025”.
Carlos Lordkipanidse caminó hasta el escenario. Agradeció la invitación y se presentó como integrante del Encuentro militante Cachito Fukman y del Encuentro Memoria Verdad y Justicia. “La necesidad de enfrentar la ley Bases debe unir fuerzas más allá de las diferencias”, promovió. Puso como ejemplo de esa confluencia las marchas en 2017 por la aparición con vida de Santiago Maldonado.
Antes de terminar, dijo que era sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). “Hemos luchado por nuestra clase trabajadora con los 30.000 compañeros que no están”, se conmovió. Y mirando a los dirigentes sindicales que estaban en la mesa, agregó: “Aprovecho para pedirles un nuevo paro general el día que se trate la ley”.
El camino de la resistencia
Para Hugo Yasky, secretario general de la CTA-T, hay que consolidar la coalición entre las tres centrales sindicales, las organizaciones sociales y el movimiento de derechos humanos – y a continuar sumando sectores. “Siempre que el movimiento popular fue agredido, la resistencia fue el camino para que esos intentos fueran derrotados”, dijo el diputado nacional.
Hugo “Cachorro” Godoy, de la CTA-A, pidió sostener el estado de movilización para que las leyes no pasen. “Hay que impedir que se consolide el DNU 70/2023 porque es darle capacidad al presidente Milei para que nos gobierne por decreto durante cuatro años”, alertó.
Sergio Palazzo, de la Asociación Bancaria, sostuvo que ni la ley de Bases ni el DNU pueden prosperar en la Argentina. “Si tuvieran coherencia, los que rechazaron el DNU en el Senado deberían rechazar de plano la ley, salvo que en oscuras negociaciones estén entregando al pueblo argentino”, afirmó.
“Este gobierno de Javier Milei y sus secuaces no dejan duda de dónde tenemos que poner la contradicción principal en esta etapa: la prioridad tiene que ser la defensa de nuestro pueblo que sufre”, propuso Alejandro Gramajo, referente de la UTEP, que llamó a movilizar a más de dos millones de personas cuando se trate la ley Bases a lo largo y ancho del país.
“El día que se trate hay que reventar la plaza del Congreso porque no pueden votar una ley contra los trabajadores”, atizó Moyano. Para cerrar el encuentro, Taty Almeida propuso que, ante el desánimo, hay que decir: “Si las madres pudieron, ¿por qué nosotros no? La liturgia se cerró con cantos y palmas: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode, se jode”.