"Estoy buscando el plato de comida que todo el día tuve ganas de comer", grafica Mariana Michi para definir su estado de creación, que también está vinculado con una ética de trabajo. "Lo que más me gusta en la vida es escuchar música. Entonces, tengo el impulso de crear, y esa creación me tiene que devolver lo que yo deseo. Sí o sí me tiene que devolver lo que busco cuando escucho música de otros, me tiene que satisfacer", explica esta cantante, compositora y productora independiente que tiene como faros la curiosidad y el juego.

A fines del año pasado, Michi se asoció con Ezequiel Kronenberg (guitarra y bajo) y Nicolás Btesh (piano) y juntos le dieron forma a Nunca da igual (2023), un disco inclasificable cargado de musicalidad, experimentación y paisajes sonoros. "Si bien hay canciones que compusimos los tres, es un disco que me representa absolutamente", sostiene Michi. "Encontramos un lugar donde los tres queríamos decir eso. Es un disco que nos representa a cada uno de manera individual. No se sintió como una banda, sino como que los tres estábamos en primera persona."

En plena pandemia, Michi lanzó su segundo disco solista, Hijo de campeones (2021), un trabajo que la distancia de la imagen de cantautora y la acerca al mundo de la producción y al trabajo de laboratorio. "Es un cambalache sonoro", lo define ella, que se ocupó de la producción del disco.

Y ese cambalache tiene que ver con el proceso creativo y compositivo, que partió desde una computadora, no desde la guitarra. "Lo que me pasó en Hijo de campeones fue que tenía ya al momento de componer unas consignas autoimpuestas o autoinventadas acerca de por dónde quería experimentar y por dónde quería ir. Entonces, tomé la decisión de encararlo yo, porque además había aprendido el oficio."

  • Ese disco tiene un pulso distinto al anterior, es más electrónico, más experimental, sin perder el lugar de la canción.
  • Sí, lo que pasa es que el primer disco, Cayó el valiente (2018), fue compuesto desde la guitarra y la voz. Y todo el disco tuvo esa línea desde la producción. Pero en el segundo, una de las consignas era que fuera compuesto en la computadora. Improvisando ahí, armando loops y bases. Y en el trayecto ir componiendo encima e ir generando capas. Dos canciones nomás compuse desde la guitarra. Todo fue más desde la experimentación de la compu. Y desde la lírica, Cayó el valiente es más solemne e Hijo de campeones necesitaba que fuera más directo, que tuviera canciones más bailables, un ritmo más arriba.

  • ¿Qué encontrás en el mundo de la producción?
  • Siento mucha libertad, es como un lugar medio anónimo de hacer música que me gusta. Si bien ahora el rol del productor está medio de moda, yo lo siento un lugar para mí. Tengo un gusto particular por la variedad, porque estoy en muchos proyectos distintos, pero con la producción se suma que me vienen cosas muy distintas y puedo experimentar con cada una de manera nueva. Eso me estimula y me divierte. Me gusta mucho el rol de la observación y discernir por dónde tienen que ir las cosas.

A Mariana Michi le interesa moverse por lugares musicales distintos. No es versatilidad, más bien tiene que ver con un impulso creativo, una necesidad lúdica de exploración y un compromiso por lo colectivo. Además de su proyecto solista, la cantante y compositora participa del grupo punk Mugre, el proyecto tanguero Cuerdas del Plata, la banda experimental 8 -capitaneada por Juan Belvis- y Miau Trío, un combo femenino con eje en lo vocal y las músicas populares del mundo que celebrará sus primeros 10 años el 6/6 en el Cultural Morán.

Son todos proyectos musicales que viene sosteniendo desde hace varios años y que no se parecen entre sí. "Claramente tengo una agenda muy milimétricamente pensada", dice sobre la dificultad para juntarse a ensayar o presentarse en vivo con tantas bandas. "Son todos proyectos que realmente se van entreverando agendísticamente de una manera milagrosa. La verdad es que no sé cuál es la razón, soy así. Soy muy curiosa, me gusta mucho trabajar en equipo", sintetiza Michi.

"Siento que la música se trata de eso, de ser muchos", amplía. "Nadie llega solo a ninguna parte en la música. Todos los proyectos a medida que se fueron armando me parecían lo suficientemente interesantes como para brindarles todo mi corazón y mi tiempo. Ya ni siquiera voy a tocar sola con la guitarra a ningún lado, porque no lo disfruto. Disfruto tocar, crear y producir con gente. Me gusta la sociabilidad y lo colectivo."

Foto: Cecilia Salas

"Este momento lo veo muy mal", dice Michi cuando se le pregunta sobre la situación de la cultura en este presente social y político. "Trato de concentrarme en seguir dando lo que yo puedo dar, porque siento que de ese modo vamos a generar cosas buenas y sostenernos. Y además inspirarnos para contraatacar. Entonces, en esa reorganización es importante aportar, animarse a decir lo que uno necesita y estar en la red", entiende.

Y completa la idea: "Es una lástima porque en este momento un montón de gente podría tener oportunidades para formarse y expandirse. Y esas oportunidades se están dando de baja, como las que alguna vez tuvo Martha Argerich. Gracias a que ella tuvo un apoyo desde el Estado pudo tener una beca y ser la mejor música del mundo. No puedo entender cómo se está subestimando tanto la cultura, la ciencia, la salud y la educación; me parece muy desolador. Pero acá seguiremos haciendo lo que se pueda. Tendremos que seguir buscando otros lugares, porque la mecha se va a seguir abriendo. Hay que estar conscientes cuándo activar, cuándo pedir ayuda y cuándo descansar".


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