Este es un recorrido de investigación sobre arte, inconsciente y psicoanálisis. Para Lacan, el psicoanálisis no se aplica a las obras de arte, sino que sólo se aplica, como tratamiento a un sujeto que habla y oye. Además sostiene con Freud “en su materia el artista nos lleva la delantera”. Esta es la vía que orienta mi texto.

Lo primero que me surgió fue establecer las relaciones entre el surrealismo y el inconsciente y sobre cuál fue el acercamiento tanto de Freud como de Lacan con este movimiento artístico del siglo XX.

De las formaciones del inconsciente, entre los surrealistas, los sueños toman una importancia tal, cuyo origen se debe a André Bretón, médico psiquiatra, quién se interesa por algunas nociones freudianas y lee la obra La interpretación de los sueños.

En 1924 publica el Manifiesto surrealista, donde celebra las teorías freudianas, sobre las que apoya la libertad de pensamiento. Propone la asociación libre como base de la creación artística, creando la escritura automática. El postulado de Bretón sobre la escritura automática, solo sigue las reglas de la asociación libre, pero no las leyes del inconsciente.

Denomina surrealismo a todo producto artístico, en ausencia de todo control ejercido por la razón, fuera de toda preocupación estética o moral. Toma de Freud los sueños por su carácter jeroglífico, escritura en imágenes, en su modo de figuración visual y sonora. Pero no habla de inconsciente.

Conoce personalmente a Freud, a quien le comenta sus ideas. De este encuentro Breton sale decepcionado, pues fue escuchado por Freud con distraída impaciencia y despedido con el mayor desinterés.

Son los pintores surrealistas quienes se aproximan con sus obras a la noción de inconsciente. En especial Dalí, quién desde comienzos de su trayectoria pintaba imágenes oníricas

Durante su estadía en Londres Dalí visitó a Freud, quien queda impresionado por el joven español con sus cándidos ojos fanáticos, reconsiderando su opinión sobre los surrealistas. En una carta le escribe a Dalí: No es lo inconsciente lo que busco en sus pinturas, sino lo consciente. Usted presenta el misterio directamente. La pintura no es más que un mecanismo que se revela a sí mismo.

Lacan se acerca a las producciones de los surrealistas y es muy bien recibido por Dalí, con quien mantuvo intercambios sobre la paranoia. En su tesis de doctorado, en el año 1932, Lacan se sirve de la interpretación de Dalí sobre el delirio y de su método paranoico crítico. Admira sus pinturas representación del mundo de los deseos, los instintos, los sueños, los imagos del cuerpo fragmentado y las imágenes dobles.

Cuarenta años después, estando ambos en New York, se encuentran sorpresivamente. Dalí invita a Lacan a cenar, quién le cuenta que está trabajando sobre el nudo borromeo, buscando articular el inconsciente con lo imaginario y lo real. Intenta dibujarlo y Dalí se apresura diciéndole: Déjame a mí, hay que dibujarlo en cierto orden, si no, no funciona.

El interés de Lacan por los surrealistas se centró, por el modo como captaron la dimensión del inconsciente en su articulación con la pulsión. En el Seminario XI se vale del collage surrealista, para hablar del montaje de la pulsión. Gustó de las películas de Luis Buñuel, mencionadas en algunos de sus seminarios, por ejemplo Un Perro andaluz, realizada por Luis Buñuel y en la que colabora Dalí. Otra película de Luis Buñuel, citada por Lacan, es EL (1953), pues ilustra el rigor lógico de la psicosis.

*Psicoanalista. Miembro de la EOL y de la AMP.