A principios de los años 2000, vecinxs de Epuyen, entre ellxs pobladores originarixs de la zona, se unieron para crear un centro cultural que revalorizara las tradiciones locales y la cultura originaria en el mejor lugar del pueblo, un espacio elevado con vistas al lago. Allí nació y se encuentra hoy el Centro Cultural Antu Quillén

Este lugar, cargado de historia cultural, fue testigo durante diecisiete años de innumerables eventos y actividades que enriquecieron la vida de Epuyén y la Comarca Andina. Desde clases de mapudungun hasta talleres de dibujo, fotografía y pintura, pasando por obras de teatro, conciertos, convenciones y una destacada oferta gastronómica local.

El espacio se convirtió en un punto vital del tejido cultural y social de la región. Ubicado estratégicamente en el Parque Municipal Puerto Bonito, un área natural protegida con impresionantes vistas al Lago Epuyén, el Centro Cultural era mucho más que un edificio; era un símbolo de identidad, encuentro y arraigo para la comunidad. El centro cultural funcionó hasta que un incendio accidental lo destruyó la noche del 24 de enero de 2018.

Después del trágico incendio, la Asociación Civil Antu Quillen se enfrentó a un desafío monumental: reconstruir un nuevo edificio con recursos limitados. Sin embargo, contra todo pronóstico, lograron hacerlo realidad. Gracias a subsidios, gestiones y generosas donaciones de particulares, en un pueblo de apenas cuatro mil habitantes, se erigió un nuevo Centro Cultural de 600 m2, que no solo recuperó el espacio perdido, sino que además se comprometió con la sostenibilidad y el desarrollo social de la región.

La idea para este nuevo edificio es tanto albergar eventos culturales como también ser un centro de difusión, protección y fomento de la cultura local, la preservación del medio ambiente, el turismo y la economía social.

El proceso de construcción fue un verdadero acto de comunidad y autogestión. Durante años, muchxs vecinxs se unieron en largas jornadas de trabajo colectivo, levantando paredes de barro, paja y madera. También se recibieron donaciones de artistas que destinaron parte de sus ingresos para la causa, se organizaron ceremonias y se llevaron a cabo gestiones conjuntas, dejando de lado diferencias políticas e ideológicas.

Sin embargo, ahora la asociación se encuentra en un momento insólito enfrentándose a nuevos desafíos. Una parte del gobierno municipal tiene intenciones de anular el comodato vigente, que tienen por diez años, desconociendo la historia de la asociación en este espacio y el inmenso esfuerzo que realizó para levantar nuevamente el edificio.

Actualmente estamos luchando por permanecer en este lugar que posee más de décadas de historia y veinte años de personería jurídica con una reconstrucción en el medio que fue posible gracias al compromiso y la ayuda de toda la comunidad.

*social del Centro Cultural.