El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó por la 750 al Presidente Javier Milei en la previa al viaje a oficial a España. “Ahora, mansos, se suben al avión que paga el Estado para visitar cofrades políticos. No importa si son Abascal o Trump. Ni siquiera importa que sean de una derecha repugnante que reivindica asesinos y vendedores de sus propios países”, señaló.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Ustedes conocen la frase 'tomarse el buque'. Eso que significa salir de algo. Tomárselas. Ir a otra parte. Esquivar el bulto y cosas por el estilo. Pensé en eso a partir del nuevo viaje a España de Milei. Bien podría usarse la frase para él y su entorno.
Usted se acordará: empezaron diciendo, con hipocresía ilustrada, que habían suspendido las medialunas y los cafés en la Rosada y se pagaban el asadito de Olivos haciendo una vaquita. Pobrecitos. Se mostraban ahorrativos e incapaces de malgastar un peso del Estado.
Por supuesto que eran tonterías aprendidas de los medios mafiosos que culturizaron con aquello de "la nuestra", "lo hacen con la nuestra", eso que hacían para arremeter contra gobiernos de cuño popular, de pueblo, para impulsar el odio y la descalificación.
Ahora, mansos, se suben al avión que paga el Estado para visitar cofrades políticos. No importa si son Abascal o Trump. Ni siquiera importa que sean de una derecha repugnante que reivindica asesinos y vendedores de sus propios países.
Ni que se ausente, que se vaya a cada rato. Porque, al fin de cuentas, es peor si está acá y se le ocurre jugar al Gobierno cuando tiene un rato libre del doctorado en Twitter.
Lo que indigna es la impunidad.
Milei juega pegándole de derecha al consumo, pegándole de volea a la industria, jugando hacia el arco vacío de la obra pública, y a cada rato se toma el buque. Caen empleos, no levanta un ápice el salario, gente se muere por falta de comida, de remedios, y él se sube a otro avión.
Paran las universidades, 27 millones están en la pobreza, y el tipo se va de garufa haciendo que todo está en orden, dejando a Caputo a cargo de las tonterías, tipo "la Argentina por fin es un país solvente".
Milei reivindica a Videla, el español que se llama Abascal, y él va con Franco, el francés que se llama Éric Zemmour al mariscal Pétain, la italiana que se llama Meloni defiende a Mussolini, el brasileño que nombran Bolsonaro, la dictadura del 64, y los nazis cuelgan una pancarta de Hitler en el vano de la puerta de Brandeburgo. Mundo perro, ¿no?