Canciones bien rodadas, el swing al frente, la banda poderosa y una puesta en escena dinámica y colorida. Elizabeth Karayekov regresa a La Trastienda con un nuevo show. “El poder del swing”, se llama el espectáculo que la cantante ofrecerá este sábado a las 20.30, en la casa de Balcarce 460. Estará por supuesto la big band –14 músicos– dirigida por Ernesto Salgueiro y en torno a ellos, un mundo de sensaciones. “Tendremos además coristas-bailarinas con gran despliegue y la puesta en escena de Juan Parodi, que es una de las novedades de esta año”, anticipa con entusiasmo Elizabeth al comenzar la charla con Página/12. “Tenemos la idea de hacer un show por mes en La Trastienda, de acá a fin de año. Además de shows que ya confirmamos en Santa Fe y Rosario”, continua.
“Una velada inolvidable llena de ritmo y alegría”, promete la cantante, que además es bióloga, con una larga trayectoria dentro del Conicet, donde desde hace más de quince años integra el Consejo Científico. “Queremos empoderar de swing a nuestro público. Lograr que al menos por un rato nos olvidemos un poco de todo esto, a veces tan complicado, que nos plantea el día a día. Para que todos nos vayamos con cierta sensación de habernos sentido protegidos. Un protector de swing, digamos”, continua Elizabeth. “Así lo vivimos también como grupo, pensando en una manera de desafiar la malaria general. La realidad nos pega a todos y nosotros, concientes de eso, redoblamos la apuesta y encaramos la producción de un espectáculo todavía más grande que el año anterior”, comenta la cantante.
Para remover el moho de estos tiempos de pasiones afligidas con el brillo dorado de los años ’50, la premisa musical de Elizabeth es la conocida, la que le sirvió para conquistar un público propio, a fuerza de trabajo, talento y simpatía. Y swing, claro. “Se trata de jugar con las canciones que por ahí están cerca de un público más amplio, sacar del rock y del pop y llevarlas, con arreglos propios, al género de las big bands, al swing. ‘El poder del swing’ está hecho con un repertorio nuevo. Venimos trabajando en las canciones desde noviembre del año pasado, con particular cuidado en los arreglos musicales. Ahora contamos con varios arregladores, además de Ernesto (Salgueiro), que es el director de la banda”, cuenta Elizabeth.
“Con la incorporación de Juan Parodi, la puesta en escena gana en posibilidades. Hay otro despliegue sobre el escenario. Además de las coristas-bailarinas, están los micrófonos “solaperos”, que permiten a los músicos moverse más. Todo eso suma, en función de una idea de puesta en escena que no deja nada afuera para tener un swing propio”, continua la cantante. “En este show me permito algunas cosas que antes no me animaba a hacer, porque siento que estoy en otro momento vocal y que maduré en la interpretación. Los que pasaron han sido años de muchas experiencias y de aprendizaje y a medida que pasaban los shows fueron a apareciendo otros recursos expresivos”, continua la cantante. “Digamos que este cambio en el repertorio tiene también que ver con el desarrollo de mi voz, que hoy es bastante distinta a la que tenía hace cinco o seis años”.
U2, Whitney Houston, Sandro y Charly García son algunos de los nombres a los que se liga el repertorio y el estilo de Karayekov, con su máquina de swing. “En general soy yo la que propone los temas, en base al gusto y un poco de intuición. Después vamos viendo con Ernesto (Salgueiro) a ver si esas canciones realmente tienen posibilidad de adaptarse o si se nos ocurre por dónde las podemos encarar”, comenta Elizabeth. “Muchas veces partimos de ideas de adaptación bastante concretas, otras no tanto y vamos probando hasta encontrarle la vuelta. Ahora, por ejemplo, hacemos un tema de AC/DC arreglado como en base al sonido de Ray Charles que salió de una. Otras veces hay que buscar más hasta que aparece el sonido justo”, continua la cantante.
“En este repertorio hay dos arreglos de Juan ‘Pollo’ Raffo”, anticipa Elizabeth. “Uno de ellos, que no te puedo decir cuál es porque se trata de una sorpresa, estoy segura de que va a ser la bomba de la noche. El momento experimental, digamos. Me interesa ver cómo lo va a recibir el público”, adelanta. “De alguna manera algo parecido nos pasa con todo el repertorio. Nosotros jugamos siempre al borde con nuestras versiones, avanzamos tanteando para dónde llevar cada una de las canciones. Y eso para el público siempre es un desafío”, reflexiona Karayekov, que para este nuevo repertorio dice que mayor atención a las mujeres cantantes. “Aparecieron canciones de Whitney Houston, de Tina Turner, Cyndi Lauper, que son como cosas que desde lo vocal me resultan más desafiantes, en el sentido que versionando temas cantados por varones manejaba un registro más bajo. En cambio estas canciones me piden un brillo distintos de la voz”, agrega.
“De todas maneras hay también canciones ‘masculinas’ en este repertorio. Por ejemplo, en el segmento en castellano del show nos animamos a un tema de Sandro, que en una versión femenina toma otra dimensión”, continua Elizabeth. “El segmento en castellano, además, me permite incluir a íconos de nuestra cultura popular y eso es importante. Yo siento un poco que es también como un mix de culturas, porque de repente hacemos un tema de Sandro, que nosotros lo vivimos tan argentino, y lo ponemos en diálogo con otro ritmo”.
–Y de esa mezcla surge otra forma de swing…
–En el show recorremos ejemplos de qué es tener swing. Digamos que el show gira un poco en torno al swing y todo lo que eso involucra. Quién más, quién menos, todos sabemos qué es tener swing, pero no sabemos muy bien cómo explicarlo. Es una palabra en muchos sentidos enigmática. Entonces jugamos con ese misterio. “El poder del swing” que nos atrapa. No sabemos muy bien qué es, pero nos dejamos atrapar.
–Una cofradía de “gente con swing”...
–Y sí… Sobre todo para transitar estos tiempos tan terribles para nuestra sociedad. La idea, al final de cuentas, es hacerle frente a este presente que vivimos con swing. Por eso vamos por más. Es difícil para nosotros quedarnos quietos, pensando en que el contexto no ayuda, que no hay un mango en la calle o que la gente no compra entradas. Está claro que es difícil encontrar la motivación, la esperanza para encarar algo nuevo y grande y en lo primero que pensás es en achicar. Y la cosa no va por ahí, porque somos hacedores. Si no hacemos, no somos. Ese es el desafío. Confiamos en la potencia de la música y apostamos que la gente se vaya contenta de nuestros shows.