El miércoles 6 de abril de 2022, Sergio Rotman estrenó en Strummer Bar un ciclo curado por él y donde también oficiaba de anfitrión y DJ. Lo bautizó “Post Punk Junk” (el flyer incluye la traducción al español: “Basura post punk”). La intención era invitar a otros artistas para que musicalizaran y actuaran en vivo. La propuesta tomó tanta vida propia que este sábado 18 de mayo tendrá forma de festival. Aunque esta vez no sucederá en el lugar en el que nació, sino que se llevará a cabo en una sala más grande del barrio de Palermo, Groove (Av. Santa Fe 4389), desde las 19. Otra cosa que no pasará en esta ocasión es ver al Cadillac en el rol de selector, porque le cedió las bandejas a Asia del Sur. Sí tocará en vivo con su proyecto solista, luego de que lo hagan los otros convidados de la fecha: los grupos Los Péndulos y Espanto Club.

“Fue más una idea de Leo (De Cecco) que mía”, confiesa el músico. “Si bien el ciclo estaba bien donde está, ese confort nos tentó a probar otra cosa”. El baterista de Attaque 77, junto con su compañero Luciano Scaglione (bajista y actual cantante de la banda punk), fundaron Strummer Bar. Emprendimiento al que se sumó Rotman más tarde. “Salí del rol de habitué, y me convertí en inversionista”, explica. “Tuve que ver con la creación del Lado B del lugar (se refiere a la sala de recitales). De todas formas, mi entrada ahí fue natural. Comencé discjockeando en el patio durante la pandemia. Cuando se pudo tocar, lo hice seguido. Y luego me encontré con una situación como la de presentarme en un club chiquito. Era algo que no hacía hace años, y que me da muchísimo placer”.

-Un desafío decantó en otro…

-Para mí el desafío tiene que ver más con la actividad artística que con los números. Tomando en cuenta que soy un Cadillac, no necesito confirmar que la popularidad existe. Esto me permitió, con otro tipo de soltura, retroceder en el tiempo. Te puedo asegurar que tocar para 100 personas está buenísimo.

-¿Desde qué época viene tu relación con Leo y Luciano?

-Nos conocemos desde los 80. Cuando ellos empezaron a tocar en Cemento, yo lo hacía con Todos Tus Muertos. Así que nos cruzábamos todo el tiempo. Y nos hicimos amigos. Luego, en los 90, toqué muchas veces como brass de Attaque 77. De hecho, grabé en Antihumano, uno de sus discos más exitosos. Y Cienfuegos fue opening de Attaque. Después compartimos con los Cadillacs. La relación siempre fue sólida. Que me invitaran a ser parte del proyecto fue muy natural.

-Tu llegada a Strummer coincidió con el desembarco del llamado “nuevo under argentino” en esa sala.

-Hay una especie de regreso a los 80, como si hubiera vuelto cierto espíritu. Tuvo que ver la pandemia y el nuevo mundo en el que vivimos. Existe un under del rock en la época del apogeo del reggaetón, lo cual es bastante paradójico. Coincido con que hay una nueva escena, y hace tiempo que no pasaba algo así.

-No sé si tenés relación con esta escena, que tiene en el post punk a su punta de lanza. Lo curioso es que es tan negacionista que no reconoce a los precursores argentinos del género, entre los que te encontrás vos.

-No tengo relación. Pero si ellos no se sienten parte, está bien. No hay que forzarlo. Cada grupo es un mundo. La banda que más me divierte en este momento es Uno x Uno, y la conforman dos señores de 70 años. Y sumo a Los Péndulos. Son los mejores grupos del under argentino. El día que alguien haga un mejor show que ellos, ahí hablamos. El rock argentino de los 80 tiene aspecto post punk. Incluso eso lo podés encontrar en Oktubre, de los Redondos. Hay un camino de oscuridad en Buenos Aires.

-A raíz del festival mostraste tu lado más mediático.

-A este show le di un carácter reflexivo. Hace 40 años que hago esto. Me pareció interesante mirar un poco para atrás. La prensa del evento me sugirió que fuera yo quien atendiera a las entrevistas, y todos los medios estuvieron felices de recibirme. Algo que no hice en muchos años. Mi rol como músico termina al borde del escenario, y lo demás es un extra.

-En este raid por radios y streaming, sorprendió tu sentencia de que Spinetta, Javier Martínez y Ricardo Iorio son para vos los mejores compositores del rock argentino.

-Mantengo esa trilogía como lo mejor que tuvo Argentina. Y cuando pasa el tiempo, lo reafirmo mucho más. Ahora ninguno de los tres está vivo. No aparece nadie cerca de su talento, ni de su intensidad.

-Dentro de ese espacio cada vez más vacante, ¿te ponés fichas para
llenar esa carencia? Sobre todo ahora que ahondás en tu carrera solista
.

-No tengo un plan maestro. Tampoco imaginaba estar haciendo lo que hago. No pienso que tenga que cumplir un rol como tal. De todas formas, lo que te toca, te toca.

-Existe la sensación de que hiciste las paces con tu pasado. La gira de los Cadillacs de 2023 es una muestra de ello.

-El 2023 fue el mejor año de la carrera de los Cadillacs. Fue también un año de grandes cambios. Los recitales del Movistar Arena tuvieron a una banda muy rejuvenecida, y con gran ímpetu. Varias cosas tuvieron que ver con eso: la vuelta de la formación clásica original, con batería y percusión, y los tres brasses (saxo, trompeta y trombón). Me parece también que todos entendimos por qué somos los Cadillacs. En ese sentido, algunos viajes que hicimos fueron reveladores. El tiempo es el que se encarga de eso, y no uno.

-El viernes último lanzaste el segundo volumen del EP El pasado.

-En este volumen revisité temas de Mimi Maura y Los Sedantes (en el Volumen 1 hizo lo mismo con los Cadillacs, El Siempreterno y Cienfuegos). Si yo no las toco, no lo hace nadie. Antes que seguir componiendo, me pareció mejor revisar canciones que me gusta cantar.

-La última vez que tocaste en Groove lo hiciste con Cienfuegos, lo que se convirtió en una de las mejores vueltas de la banda. Había en el ambiente una necesidad de descargar dos años de encierro.

-Esa vuelta de Cienfuegos (sucedió en julio de 2022) despertó un montón de energía reprimida. Había toda una generación que estaba viendo tele en su casa, y de pronto se dio cuenta de que servía para otra cosa. Si te peleás con los de seguridad significa que fue un buen show.