El índice de precios mayoristas registró en abril un aumento del 3,4 por ciento. De esta forma, siguió registrando una baja, luego del pico del 54 por ciento anotado en diciembre, cuando asumió Javier Milei y realizó una megadevaluación. La desaceleración de los precios mayoristas es un reflejo más del efecto de la recesión en el mercado interno, con caídas de producción que se asemejan a los de la pandemia. Un aumento de precios de más del 3 por ciento mensual sigue siendo altísimo si se considera el costo en términos sociales y de actividad del ajuste.

El índice de precios mayoristas vienen desacelerando en los últimos meses, en la medida que la recesión fue escalando, aunque se mantiene en valores elevados. En enero la inflación mayorista se ubicó en 18 por ciento, al tiempo que fue del 10,2 por ciento en febrero, del 5,4 en marzo y ahora 3,4 por ciento en abril. La última vez que este indicador dio debajo del 3 por ciento fue en diciembre del 2022, cuando los precios mayoristas registraron una suba promedio del 2,3.

De acuerdo a los valores relevados por el Indec, el indicador de abril registró que el aumento más pronunciado de precios se produjo en los productos nacionales, que se encarecieron 3,8 por ciento. Entre estos, el incremento más pronunciado se dio en los productos manufacturados (4,1 por ciento), seguidos por los productos primarios (3) y la energía eléctrica (0,3). En tanto, esta vez los productos importados no presentaron ninguna variación en relación al mes anterior.

Al igual que ocurre con los precios mayoristas, la inflación minorista también viene desacelerando si se la compara contra diciembre, cuando había marcado un pico del 25,5 por ciento. Sin embargo, los valores en lo que se mueve reflejan un fracaso de la política económica, que decidió inducir una recesión monstruosa de la economía. Desde el comienzo de la gestión libertaria, la inflación acumula un 106,9 por ciento.

El gobierno festeja los números de abril y asegura que la tendencia seguirá en mayo. Para los analistas, no obstante, será difícil que en los próximos meses la inflación minorista pueda retroceder de valores del 5 por ciento mensual.

En detalle, la inflación al consumidor de abril se ubicó en el 8,8 por ciento. El equipo económico liderado por Luis Caputo vendió el dato como un gran triunfo del Gobierno. "El IPC Nacional exhibe la primera variación mensual de un dígito desde octubre de 2023. La inflación núcleo, que excluye los componentes regulados y estacionales del índice, fue de 6,3 por ciento. Este fue el dato más bajo desde enero de 2023", indicó.

Pero hay varias consideraciones que matizan el festejo. Primero, es todavía una inflación muy alta. Por ejemplo, a lo largo de todo el gobierno de Alberto Fernández, solo se superó ese número en agosto, septiembre y noviembre del año pasado. Nunca en el gobierno de Macri y mucho menos en el de CFK se verificó un valor semejante. En otras palabras, falta muchísimo para poder hablar de una situación de baja inflación.

Por otro lado, el actual proceso de desinflación se da en un escenario que puede no ser sostenible por varias causas. La primera es la dimensión de la caída del consumo y de la economía en general a causa del deterioro salarial y del freno del gasto público.

El propio gobierno tendrá que ver cómo revierte esta dinámica si quiere tener un buen desempeño electoral el año próximo. La segunda es la enorme incertidumbre cambiaria, debido a que la Argentina se convirtió en un país caro en dólares y el BCRA sólo sostiene la compra de reservas en base a la brutal recesión y dilatar pagos por importaciones. Si el gobierno devalúa, enfrentará una nueva suba de la inflación