Desde Londres
El laborismo lanzó su campaña electoral y ya se siente gobierno. El líder de la oposición, Sir Keir Starmer reveló los seis primeros pasos que dará una vez electo, el primer mini programa que ha dado a conocer la oposición para convertirse en la alternativa que destrone a los conservadores después de 14 años consecutivos de gobierno. Los compromisos asumidos por el laborista dan un panorama de lo que puede ofrecer la centro izquierda en una Europa amenazada por el crecimiento de la ultraderecha cuya consistencia se verá en las elecciones parlamentarias de la Unión Europea en tres semanas. En este panorama global convulso las promesas de Starmer son una de cal y otra de arena, un péndulo entre aspiraciones de izquierda y respuestas a los reclamos sociales de ley, orden y antiinmigración que la derecha captura para su propia cosecha electoral.
Promesas
La pata izquierda de la propuesta de Starmer está en sus compromisos respecto a tres sectores de los servicios públicos en estado crítico: la Salud, la educación y la energía.
En el Servicio Nacional de Salud, sistema estatal que atiende a todos los británicos, Starmer se comprometió a recortar la lista de espera suministrando 40 mil nuevas citas médicas por semana que serán financiadas con el combate a la elusión fiscal y la eliminación de beneficios tributarios para los más ricos.
En Educación habrá un reclutamiento de 6500 nuevos maestros que se financiarán eliminando las exenciones impositivas que disfruta la educación privada.
En el sector energético Starmer propone la creación de la “Great British Energy”, una compañía pública de energía limpia para reducir las cuentas de electricidad de las personas y las empresas garantizando la seguridad del suministro. La inversión se costeará con un impuesto especial a las corporaciones de gas y petróleo que han obtenido gigantescas ganancias desde la guerra en Ucrania.
Un pasito a la derecha
Los otros tres compromisos procuran cerrar flancos a los ataques por derecha. El laborismo se compromete a estabilizar la economía mediante estrictas reglas en el gasto público para mantener la carga impositiva, las hipotecas y la inflación en el nivel más bajo posible.
En el laborismo hay un debate de fondo entre los “estabilizadores” y los que procuran poner el eje en la reactivación de la economía - prácticamente estancada desde la pandemia - mediante un mayor gasto público y una disminución impositiva que estimulen el consumo.
Los “estabilizadores” son la voz cantante por el momento. Los laboristas buscan enfatizar con este mensaje el contraste de su política con el traumático desparramo financiero que causó la ex primera ministro Liz la breve Truss en sus seis semanas de gobierno libertario a fines de 2022.
En el tema inmigratorio, caballo de batalla del primer ministro Rishi Sunak y los conservadores, los laboristas proponen la creación de un Comando de Seguridad Fronteriza con cientos de investigadores y legislación antiterrorista para combatir a las bandas que cruzan personas al Reino Unido en pequeñas embarcaciones por el Canal de la Mancha. El laborismo derogará la legislación conservadora que permite enviar a los solicitantes de refugio político a Ruanda, un costoso programa considerado ilegal a nivel internacional, y centrar el ahorro conseguido en el combate contra las bandas que organizan la inmigración ilegal más que en los propios inmigrantes, estigmatizados por los Tories.
Por último, está la vaga promesa de luchar contra la política antisocial con más policía vecinal, un incremento de las penas contra este tipo de delitos y la creación de una red de mentores juveniles y profesionales de la salud mental en las escuelas.
El abanico de la política antisocial es amplio: va desde el abuso verbal o físico callejero hasta la manera de manejar, el ruido, la basura y los excrementos de mascotas en las calles. Pero en el imaginario colectivo da una idea de la postura política de un partido frente a toda forma de criminalidad.
En esto el laborismo de Starmer quiere copiar al de Tony Blair que ganó las elecciones de 1997 con una consigna tan efectiva como vacía: “tough on crime, tough on the causes of crime” (duro con la delincuencia, duro con las causas de la delincuencia). En este caso el compromiso laborista va acompañado de una cifra: reducir este tipo de delitos a la mitad durante su gobierno.
No hay fecha, pero hay campaña
La campaña electoral la lanzó este lunes el primer ministro Rishi Sunak presentándose como el único político capaz de navegar el Reino Unido en un mundo que, según Sunak, está atravesando "el período más peligroso desde el fin de la guerra fría". No es la primera vez que se usa este argumento en lo que va del siglo. Históricas fechas como los atentados del 11 de septiembre, la guerra contra el terrorismo, las invasiones de Afganistán e Irak y el estallido financiero de 2008 sirvieron para generar consignas electorales similares.
Los medios en su conjunto se hicieron eco de que, con la respuesta este jueves del laborismo en formato de sus cinco promesas, la campaña electoral ha comenzado de lleno aún sin fecha concreta. El laborismo arranca con clara ventaja: unos 21 puntos por delante en las encuestas y una contundente victoria en las municipales a principio de mayo, incluyendo la reelección en la intendencia de Londres.
El plazo para convocar a elecciones está fijado para el 28 de enero de 2025, pero una de esas tradiciones británicas que casi nunca se transgreden dice que el gobierno, que tiene la prerrogativa de adelantar la fecha, debe hacerlo. Esperar a último momento es señal de la propia debilidad y falta de confianza en la victoria. Rishi Sunak ha reiterado en abril y mayo que la fecha más probable será el otoño británico. Siguiendo los rituales electorales de este páis estaríamos hablando de noviembre, es decir, en la misma época que las de Estados Unidos que aparentemente se definirán entre el a veces amnésico demócrata Joe Biden y el acusado de 91 delitos, desde abuso sexual a fraude, evasión impositiva, potencial espionaje y manipulación electoral, el republicano Donald Trump, favorito de una de sus mascotas internacionales, un tal Javier Milei.