Cierta vez me encontraba en una pequeña comunidad de alemanes del Volga buscando locaciones para filmar mi primer cortometraje. Mi papá se había criado en esa zona y yo encontraba en esas aldeas un consuelo para su repentina partida. Sobre una callecita de brosa encontramos una casa muy linda pero con las ventanas y puertas cerradas. Preguntamos a nuestros cómplices si podíamos acceder y alguien nos dijo, medio en voz baja, que una joven años atrás se había escapado de madrugada de esa casa y desde entonces no había mucho movimiento allí. Nos contó que el novio la había buscado en la moto y poco se sabía de ellos. En la familia de la joven cerraron el tema y rara vez la nombraban. Un manto de vergüenza cubría ese nombre en la aldea. Esa imagen, la espera de la joven en la noche, la huida por la ventana, me atrapó a tal punto que filmé un puñado de cortometrajes, una serie de televisión y una película con jóvenes de allí mismo, jóvenes que también esperaban la oportunidad de huir. Aprendí en esos años que son las mujeres las que tensan los corrales y extienden el horizonte de lo que está bien y lo que no en aquellos universos conservadores. Y cuándo el alambre ya no cede más, lo saltan y desaparecen cortando el campo. En cambio los hombres, prosiguiendo el patriarcado se quedan y hacen su vida en silencio. Los hijos varones deben suceder al padre, deben tomar el poder a su turno. Deben convertirse en el amo de La Ley. Y era una paradoja que yo me sintiese identificado con las jóvenes que escapaban, filmaba sobre aquello, pero al mismo tiempo escapar de mi pueblo se me hacía imposible. 

Con los años la imagen de la joven junto a la ventana se fue lavando, hasta que hace poco me encontré con un cortometraje acerca de María, una muchacha que vive en una comunidad que se parece mucho a las aldeas entrerrianas. María en el cortometraje se ubica siempre cerca de las ventanas. Esas ventanas que estallan de luz contienen toda la fuerza de los mundos posibles que la esperan. María se asoma como esperando el sonido de la motito lejana que viene a buscarla. Pero María es más fuerte y no va a necesitar de ninguna moto y de ningún hombre que venga a rescatarla de esa aldea. Sabe y lo sabemos en su mirada que es mucho más fuerte que los demás. Y a lo que acudimos en el documental de Manuela Gamboa es a ese momento donde cierto equilibrio está a punto de romperse, preciosamente dislocado. Y todos lo saben. Es una tormenta que se avecina negra. Son fuerzas internas que supuran tanto en el cuerpo que no hacen faltan diálogos que lo enuncien. El cuerpo es deseo y María ya no está allí, porque su deseo está en otra parte. La belleza del cortometraje radica en la potencia de lo mínimo, de funcionar cómo una ventana a esos mundos que esperamos que vengan y que sabemos, que tarde o temprano, llegarán para salvarnos. Y yo, aunque me fui a vivir lejos, todavía sigo filmando en mis aldeas. Y siempre que pienso haber llegado al fondo descubro que detrás hay un mundo que se amontona. La ventana que abrí ese día buscando locaciones pareciera estar lejos de cerrarse.

Siempre hay jóvenes cómo María que esperan la noche para saltar los muros y correr por un campo de maíz reseco. Y además están las que resisten, las que se quedan y pelean. Y después estamos nosotros, testigos silenciosos de granjas y calles de brosa que contienen el ardor de lo que no se puede decir en voz alta. Y filmamos y a nuestra manera también resistimos, o más que resistir intentamos capturar algo de esa resistencia. Porque filmar no es otra cosa que un pequeño acto de fe. Un pequeño acto de amor dedicado a los que luchan.


Maximiliano Schonfeld nació en Crespo, Entre Ríos. Estudió cine en la Universidad Nacional de Córdoba y en la ENERC. Escribió y dirigió los cortometrajes Esnorquel, Entreluces e Invernario. Luego su primer largometraje de ficción Germania (2012), La Helada Negra (2016) y el documental La Siesta del Tigre (2016). También dirigió la serie de televisión El Lobo (2013). Actualmente se encuentra escribiendo junto a Selva Almada su tercer largometraje de ficción El Hombre Brillante.