La ultraderecha mundial se ha dado cita este domingo en Madrid para unirse a la "fiesta patriótica" de Vox. Un acto anual que no celebraron en 2023 y que este año sirve como pistoletazo de salida para las elecciones europeas. El cartel de líderes de la derecha más radical es importante: Javier Milei, Marine Le Pen, André Ventura o José Antonio Kast viajan a la capital estos dos días para apoyar a Santiago Abascal. Viktor Orbán y Giorgia Meloni intervendrán por videoconferencia.
Se trata de Vox, pero también de ellos. Hace solo tres meses, en febrero, Abascal ya coincidió con Milei, ambos compartían foro también con Donald Trump en Maryland (Estados Unidos). Fue en el marco de la Conferencia de Acción Política Conservadora, una reunión de líderes y asociaciones de ultraderecha de todo el mundo organizada por Matt Schlapp, presidente de la American Conservative Union con fuertes vínculos con la Administración de Trump y otro de los invitados al Europa Viva 24 de Vox.
Además, en aquel aquelarre ultra estuvo también el mandatario salvadoreño Nayib Bukele. Habían pasado apenas dos semanas de su aplastante victoria en El Salvador. Tanto su presencia como la de Milei fue destacada en tanto que no era habitual que el foro trumpista contase con líderes latinoamericanos. Schlapp explicó a la BBC que de Milei les encantó "la idea de tener una motosierra para representar que va a eliminar gastos", y de Bukele, su forma de "atacar al crimen y a los criminales".
Año trascendental en Europa y EEUU
Son dos patas discursivas del populismo ultraderechista que recorre el mundo y que está dispuesto a echar el resto este 2024: primero en las elecciones europeas del próximo 9 de junio, y después en Estados Unidos, donde podrían lograr el regreso de Trump a la presidencia. En Bruselas, las previsiones de crecimiento de la extrema derecha son tan importantes que el PP europeo ha suavizado sus posiciones respecto a los grupos radicales y se abre a pactar con el grupo del ECR (Conservadores y Reformistas), al que pertenecen Vox o el Hermanos de Italia de Meloni.
En comparación, las expectativas nacionales de Abascal se quedan pequeñas. Vox aspira a crecer el 9J, aunque ya empiezan a reconocer que no será tanto como deseaban. Si ahora tienen tres escaños en el Parlamento Europeo, podrían pasar a seis, pero se quedan todavía muy lejos de algunos de sus homólogos. En Alemania, Bélgica, Francia, Italia y Países Bajos se prevé un apoyo apabullante a la extrema derecha.
Mientras, en España Vox parece haber tocado techo. Si bien les ha sabido a victoria no perder el escaño en Euskadi y mantener los once diputados en Catalunya, los de Abascal han sufrido un fuerte declive en los últimos ciclos electorales acompañado de una crisis interna que se llevó por delante a buena parte de sus principales activos políticos.
Crecimiento discreto el 9J
Las europeas se presentan en Bambú (sede de Vox) como una cita para demostrar músculo —la circunscripción única beneficia a los partidos nacionales con el apoyo muy repartido en el territorio— frente a un PP que tras devorar a Ciudadanos se ha lanzado a por votantes de la extrema derecha, compitiendo incluso en mensaje radical en temas como la inmigración de los que Vox ha hecho bandera.
Así, con Alberto Núñez Feijóo extremando el discurso, agitando las calles y capitalizando la gestión de los ejecutivos autonómicos en los que gobiernan en coalición, Abascal ha tenido que usar como trampolín la red ultraderechista internacional.
En respuesta, varias organizaciones progresistas de la capital han convocado movilizaciones para protestar contra la exhibición del populismo de la derecha radical que ha encendido la motosierra contra, entre otros, los derechos de las mujeres.