“Creí que sería distinto”. La frase con la que abre The 8 Show (estreno de Netflix) opera dentro y fuera de la flamante ficción de la N roja. En principio porque la historia sigue a ocho personas atrapadas en un misterioso edificio donde se lleva a cabo un "reality" en el que todos ganan dinero conforme pasa el tiempo. Todos visten un smoking blanco apenas diferenciados por el número en su espalda que, por otra parte, indica el piso al que fueron asignados. ¿Cuál es el problema? Ninguno obtiene el mismo rédito por participar del reto del que son parte. Y más pronto que tarde el sistema de jerarquías de este elefante blanco implosionará.  

En The 8 Show conviven un humor persistente, un tono ominoso y algunas búsquedas estéticas posmodernas con otras del cine primitivo. Además de ese ping pong constante, la creación de Han Jae-rim viene a sumarse al largo listado de proyectos que buscan ocupar el sitial dejado por El juego del calamar. Respetables realizaciones del mismo país (Sabuesos, La chica de la máscara, El acuerdo) perecieron en su intento, aunque dejaron en claro algunas obsesiones compartidas: la omnipresencia de wones –o la falta de billetes-, el contraste entre el brillo y los bajofondos de Seúl, el sadismo y humor físico, y ese sistema de castas que la producción de esas latitudes ama representar. Eso sí, aquí no hay máscaras ni ambos rosas, salvo concursantes que ponen a prueba su resistencia psíquica y temporal.