“¿Pero cómo hacen para llegar al mar?”. Roberto, de 60 años, pasaba por el kilómetro 9 de la Ruta 11, vio bastante gente en los acantilados marplatenses y decidió parar. Allí se encontró con un torneo de surf. En realidad con EL torneo. El Quiksilver La Paloma es el más prestigioso, místico y exigente del calendario argentino. Y el hombre, cuando se bajó del auto y recibió la respuesta, quedó cautivado. “¿En serio bajan por acá?”, consultó, con cara de susto, cuando vio ese vertiginoso descenso... Hablamos de casi una escalera a la nada porque el mar se llevó los últimos escalones de la estructura. Para reemplazarlos, los surfistas colocaron una soga que les permite descender hasta las rocas haciendo malabares con la tabla. Luego caminan, evitando resbalar, y desde la punta se lanzan al agua, tratando de alejarse rápido para que no venga una ola que los golpee contra las piedras. Muy peligroso para casi todos, menos para ellos. La aventura no termina ahí porque luego de competir, mojados y cansados, deben subir por otra soga. Todo eso le da una mística especial a un torneo que es diferente a todos y que en esta nota abordaremos todos las intrahistorias de una edición muy especial.
Hablamos del único que espera al menos un mes para elegir los dos días de mejores olas... Esta 21ª edición tuvo 40 inscriptos, con participantes desde 12 a 58 años, una diferencia inédita en el deporte argentino. Para todos los surfistas es el momento cumbre, el de desafiarse con la rompiente más famosa del país, en la mejor condición, y delante de sponsors, shapers y público en general. Y porque, además, como pasa casi siempre al ser la última fecha del circuito argentino, es el momento que corona a los dos campeones de la categoría Open. Con todo lo que eso genera... En este caso les tocó el turno a dos de las nuevas joyas del país, Franco Radziunas (21 años), el surfista pro del momento en el país, y Cocó Cianciarulo (20), la hija del músico Sr Flavio, quien en su momento arrasó en categorías formativas y ahora confirmó que también puede proyectarse entre las más grandes.
Hubo test para todos. Y de sobra. Las olas, pesadas y demandantes, llegaron a dos metros en el mejor momento, algo poco habitual en la costa nacional. “La Paloma se caracteriza por tener las olas más parecidas a las que vemos en el exterior. Lleva tiempo y compromiso adaptarse a surfearlas. A mí me costó. En este torneo no gana tanto el que mejor compite, como pasa más en otros, sino el que mejor surfea, el que lo hace con el abc del surf”, analizó Lucas Santamaría, histórico rider que ganó tres veces en La Paloma. “Acá la experiencia tiene más valor y se requiere más del físico. Hay que remar más, la entrada es muy dura y por todo esto debés elegir bien tus olas”, agregó Maxi Siri, quíntuple campeón nacional.
Ellos siguen compitiendo, pero ya es el momento de otra generación que pisa fuerte. La de Juan Cruz Ruggiero, otra vez ganador del clásico. La otra figura del team Quiksilver, con roce reciente en olas pesadas en México que le permitieron grabar un lindo documental, demostró su temple y experiencia pese a sus 22 años. El campeón nacional 2022 se impuso en la final ante la revelación del torneo, Tao Rodríguez, argentino que vive en Panamá y se destacó en este campeonato.
Pero el campeonato quedó, ya durante el primer día, para Radziunas, quien sumó los puntos necesarios y a las pocas horas viajó a Brasil para competir en otro torneo que lo acerque a su nuevo objetivo, clasificarse a los Challenger Series. Hace menos de un mes, en Saquarema, Río de Janeiro, logró un histórico segundo puesto en el QS 5000 que lo dejó bien parado para su gran sueño a nivel internacional. “Estoy pasando un momento muy lindo en mi carrera, el mejor. Realmente es hermoso ser campeón argentino sabiendo que los mejores surfistas y referentes del país a lo largo de tantas generaciones tienen el mismo título que yo. Mi papá lo fue en su momento (1979) y ahora puedo decir que comparto ese privilegio con él”, resumió Franco.
Justamente él surgió a la escena nacional con aquel subcampeonato en la edición 2018 de La Paloma. “Desde siempre fui a estos torneos, desde que mi papá los competía. Me acuerdo que los primeros en los acantilados fueron mis primeros en Open, con todo lo que eso genera, por las olas pesadas y la presencia de los mejores del país. Pero siempre me gustó mucho, una motivación extra probarme en un evento tan importante y disfrutar toda su mística, la gente en el acantilado, bajar por esas escaleras, subir por la soga… Todo es muy especial”, comentó.
Para Radziunas es el segundo título nacional en seis meses. Como la definición del 2023 se atrasó hasta diciembre, justamente porque no entraban las olas XL que necesita La Paloma para correrse, se juntaron ambos, algo muy loco para Franco, quien de junior sufrió no poder ganar campeonatos y ahora disfruta dos juntitos. “Mucho tuvo que ver lo que confié en mí, lo que seguí entrenando, dedicándome, cuando los triunfos no llegaban. Hubo momentos difíciles, algunos más que otros, pero creo que todo vale la pena cuando se ve que el esfuerzo se refleja en performance y resultados”, explicó quien admitió no pesarle que se diga que es el nuevo gran surfista argentino. “Al contrario, lo tomo como una motivación para seguir así”, precisó.
Cocó, rider estrella de Roxy, estaba muy emocionada luego de hacer el doble: ganar su primera Paloma y, a la vez, su primer título Open. “Más que esperarlo, diría que lo deseaba muchísimo. Creo que me esforcé mucho para lograrlo. Ya había quedado subcampeona en varias ocasiones y esta vez se me dio. No fue fácil. Fueron muchos años en Junior, conquistando varias categorías y campeonatos. Pero ser Open es un cambio de paradigma. Es cuando te convertís de niña a mujer. Hay un cambio físico, hay un cambio mental, hay un cambio espiritual, en todos los sentidos. Claramente esto influye cuando pasás a competir con mayores. A veces para bien y otras veces dificulta el proceso en la competencia, hasta que te adaptás mental y físicamente. A mí me costó un poco pero siento que ahora estoy acostumbrada”, analizó con sabiduría.
Cocó, que hasta hace poco dividía su tiempo entre dos hobbies como el skate y la música, como herencia de su padre, ahora le sumó el curso de Guardavidas. “Eso me sacó un poco la chance de irme a competir afuera, como lo venía haciendo, pero ahora voy a retomar. Por lo pronto, ganar en el templo del surf marplatense como es La Paloma y ser campeona nacional es una gran motivación”, cerró.
La nueva camada ya está con nosotros. Y brilla con luz propia en los desafíos más exigentes.