En unas elecciones presidenciales en las que no esperaban sorpresas, el mandatario saliente de República Dominicana, Luis Abinader, conseguía el domingo un amplio triunfo que le permitiría seguir en el poder por otros cuatro años. Al cierre de esta edición Abinader lideraba los resultados de los comicios con el 59,24 por ciento de los votos, según los primeros datos oficiales con el 38 por ciento de los sufragios escrutados. El exempresario aparecía como favorito en todas las encuestas por la bonanza de la economía y sus duras políticas hacia el vecino empobrecido Haití.
Los dos países comparten la isla caribeña de La Española, pero existe un fuerte contraste entre la República Dominicana, más próspera, y su vecino, sumido en el caos, la pobreza y la violencia de las bandas criminales. Lejos de Abinader quedaban, en el recuento provisional, los candidatos Leonel Fernández, del partido Fuerza del Pueblo (FP), con un 26,91 por ciento de los votos, y Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quien solo obtuvo un 10,63 por ciento de los sufragios.
Más de 8 de los 11,2 millones de dominicanos fueron llamados a las urnas para este proceso donde también se renueva el Congreso. Esta es la segunda elección que el país organiza este año, después de las municipales de febrero en las que arrasó el Partido Revolucionario Moderno (PRM) de Abinader y que los expertos consideraban un termómetro para la presidencial.
Los comicios transcurrieron con normalidad en prácticamente todo el país, aunque la oposición denunció irregularidades, como la supuesta compra de cédulas, el documento indispensable para votar. Dirigentes de los progresistas PLD Y FP denunciaron esas supuestas compras de cédulas y la existencia de boletas electorales que ya estaban marcadas a favor de un candidato cuando el votante se acercaba a las urnas.
En el comando de campaña del presidente, cientos de seguidores y militantes de su partido gritaban, aplaudían y tocaban bocinas, convencidos del triunfo. Abinader goza de una aprobación del 70 por ciento, en parte por su dura política hacia la migración haitiana, que prometió mantener en un eventual segundo mandato. Desde que llegó al poder el presidente aumentó las redadas migratorias y multiplicó las deportaciones, levantó un muro en parte de la frontera con Haití y cerró la migración desde el país vecino.
Abinader celebró en campaña los logros económicos de su administración: habla de alto crecimiento, inflación "dentro del rango" y bajo desempleo. El Banco Mundial proyecta una suba del PBI del 5 por ciento al cierre del año. El mandatario ya dejó en claro que no modificará la Constitución para buscar un tercer mandato consecutivo, aunque tenga la mayoría de los votos en el Congreso Nacional.