Ricardo Albornoz fue notificado entre fines de abril e inicios de mayo de que estaba entre los 17 despedidos del Correo Argentino en Salta. La madrugada del lunes último, 13 de mayo, falleció por un paro cardíaco.
De los 9 trabajadores que se desempeñaban en la oficina del Correo Argentino de Rosario de la Frontera (cabecera del departamento del mismo nombre), fue a él a quien le llegó la notificación. Trabajaba hace 39 años y “en julio cumplía los 65 años”, contaron a Salta/12 quienes lo conocían del pueblo y que prefirieron preservar su identidad ante la polémica que se generó por su fallecimiento y las posibles causas que lo generaron en un contexto de lecturas políticas cada vez más dividido.
Estas personas afirmaron que tras el despido se lo veía preocupado por su situación. Antes, la administración nacional había informado de la posibilidad de adhesión a un retiro voluntario. Según se pudo conocer, hace un mes uno de los trabajadores rosarinos más antiguos decidió adherirse al beneficio para luego iniciar los trámites de su jubilación. Albornoz, que había decidido no hacerlo, quedó entonces como el trabajador con más antigüedad en la oficina.
El ahora fallecido ya había estado con teletrabajo durante la pandemia que impuso la covid-19. Y es que además de su edad, otro factor de riesgo —según contaron sus compañeros—, era su diabetes.
Una vez normalizada la situación tras la pandemia, volvió al Correo, donde se desempeñaba como auxiliar, realizando los empaques de los despachos.
Quienes lo conocieron afirmaron que tras la notificación del despido se lo notaba “bajoneado”. Pero a la semana recibió la novedad de una “indemnización millonaria”, dijo a Salta/12 Julio Reifemberg, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Correos y Telégrafos (SITRACYT). Incluso el sindicalista afirmó que en este marco, Albornoz habría recibido atención médica.
En la madrugada del lunes pasado, Albornoz entró al baño. Como se demoraba y no respondía a los llamados, su esposa ingresó y lo encontró desvanecido. Al llegar la ambulancia ya estaba muerto. “No sé si fue el despido o la emoción del monto de la indemnización”, adujo Reifenberg.
Según contó, la esposa de Albornoz le relató que desde que recibió el telegrama de despido, se lo veía inquieto y necesitó atención médica.
La novedad de su muerte conmocionó a la población que de un lado y el otro trataban de encontrar una explicación a lo acontecido.
Para Reifenberg, la notificación de un despido a cualquier persona genera una conmoción y más aún a alguien que trabajó por tantos años sin queja alguna. “Es como no entender por qué te eligieron a vos”.
Periodistas locales, en tanto, sostuvieron que había molestias entre personas cercanas y también en vecinos que hicieron publicaciones en las redes, por vincular el infarto al telegrama de despido. “No queda muy claro cómo fue. Pero sabemos que muchas veces la procesión va por dentro”, añadieron.
Mientras, se conoce que en Salta además de los 17 despidos, hubo ya 40 trabajadores del Correo que se adhirieron al retiro voluntario abierto por la empresa estatal para “achicar” su estructura.