La relación del público con el cine ha cambiado. Si las generaciones anteriores estaban acostumbradas a ir al cine, hoy las novedades se presentan a partir de los lanzamientos en plataformas comerciales de streaming. Con un celular en la mano, es posible ver películas y series de numerosos países, en las más diferentes actividades cotidianas, como el desplazamiento al trabajo, el descanso para el almuerzo, entre otras.

Lo que parece democratizar por un lado, por otro puede ser una mayor restricción de la libertad de hacer cine, según Bernardo Oliveira, cineasta y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). “Si te pones a ver Netflix, encontrarás un montón de películas de Tailandia, Indonesia, Argentina, algunas africanas, tal vez de Nigeria, pero todas se caracterizan por ser absolutamente parecidas en su manera de filmar, en su manera de expresarse, en su manera de montar las escenas”, afirma.

Bernardo Oliveira llama a este fenómeno “plataformismo cinematográfico”, una práctica de cine formada por un “conjunto limitado de artificios audiovisuales” y una “lógica extremadamente restrictiva” en relación con las numerosas posibilidades del cine.

Esta estructura, además, realiza un movimiento ambiguo hacia la población negra, en la medida en que logró ampliar la participación por un lado, pero también impregnó la lógica de las plataformas en las obras de personas negras por otro.

“Hay más espacio para el tema de la negritud. Hubo una ampliación por asimilación de las cuestiones relacionadas con las poblaciones negras, la lucha de la negritud, la lucha contra el racismo. Creo que el plataformismo terminó teniendo que negociar con esta producción. Entre 2006 y 2014, el cine negro se produjo de una manera significativa en términos numéricos y a partir del plataformismo este cine va poco a poco siendo cooptado por esta industria”, relata.

La entrevista con el cineasta tuvo lugar durante la Feria del Libro de Bogotá (FILBo), que tuvo a Brasil como país invitado. Bernardo Oliveira participó en las actividades del Ciclo Afro, donde debatió junto con las investigadoras de cine afrocolombianas Zulay Riascos, con la moderación de Indhira Serrano.

Las plataformas públicas

El Ministerio de Cultura anunció el lanzamiento de una plataforma pública de audiovisual para el segundo semestre. Según la declaración de la cartera, el proyecto fue ideado por la Secretaría del Audiovisual (SAV) y “pretende promover la diversidad cultural de Brasil al ofrecer gratuitamente una amplia gama de contenidos audiovisuales nacionales, incluyendo películas, series y documentales”.

La propuesta tiene como objetivo hacer que la “cultura del país sea accesible para todos” y promete “enriquecer el panorama del consumo de producciones audiovisuales brasileñas”, como explicó el Ministerio de Cultura.

Ideas sobre plataformas públicas de contenido ya han sido presentadas por intelectuales e investigadores. Leonardo De Marchi, profesor de la Escuela de Comunicación de la UFRJ, en una entrevista para Carta Capital, presentó la idea de una plataforma pública para la difusión de música, con la posibilidad de fortalecer la producción nacional. A partir de esta reflexión, Bernardo Oliveira comenzó a defender lo mismo para el cine.

“Creo que debería haber un número de películas como en las plataformas comerciales, con unos 300 o 400 filmes, siempre renovándose, y un espacio que abarque obras antiguas y actuales del cine nacional”, dice.

El espacio público en la esfera digital sería una respuesta a una laguna de las empresas privadas, que es la ausencia de mediometrajes y cortometrajes, géneros consagrados en el cine y sin espacio de difusión en los entornos comerciales.

“¿Dónde se exhibe eso? No es en las plataformas comerciales, con certeza. Esto se restringe a los grandes festivales de cine”. Bernardo Oliveira cree que este espacio puede tener una relevancia para la producción cinematográfica nacional.

Él no puede imaginar que esta herramienta sea producida por otra fuente que no sea el poder del Estado. Para él, hay una diferencia en el objetivo del financiamiento público y privado: “El problema es que la lógica del cine es la lógica de la política económica. La lógica del mercado no es la de la expresión, la educación, ni la ampliación de la imaginación”.

La inversión pública también puede ser una solución para la desigualdad cinematográfica existente en el cine, con menor producción de personas negras. Bernardo Oliveira señala la discrepancia en la producción cinematográfica de mujeres negras y otros grupos, algo que solo puede ser resuelto por el sector público con acciones afirmativas, con la creación de convocatorias, premios y otras herramientas de apoyo.

“Convocatorias públicas, dentro de la plataforma, para cine indígena, para cine realizado por mujeres negras. Creo mucho en políticas públicas focalizadas”, concluye.

*Cofundador y editor jefe de Alma Preta.

Publicado originalmente en: almapreta.com.br