Estos son tiempos sombríos, retorcidos y perversos. Lo decimos una vez más, la sociedad argentina actual está cimentada sobre el terror.

La Argentina actual exhibe toda la ruindad, la vileza y la perversión que solo puede emerger en un país de derrotados por el terrorismo de Estado.

En efecto, más del 57 % de personas pobres, casi un 20% de indigentes, la quintuplicación en 20 años del número de villas miseria, el aumento en un 30% de personas en situación de calle.

No dejaremos de decir que todo esto es infame.

Los capitalistas acumulan cada vez más y las miserias se expanden como manchas de aceite.

Los discursos delirantes que emanan desde los poderes formales e informales no pueden generar otra cosa que indignación. Mientras tanto desde las poltronas ministeriales y parlamentarias se especula con la tolerancia y el "aguante" frente al saqueo diario, los burócratas y politicastros de toda laya "orejean" sus cartas cual tahúres en una mesa de juego.

El perverso juego del capital que genera sufrimiento.

Hace algunos meses en una polémica televisada un referente social y político hablaba del "derecho a ser explotado" para obtener el sustento y quien actualmente ejerce la presidencia del país pretendía retrucarle diciendo que también existe "el derecho a morirse de hambre".

Este "diálogo" era impensable en las décadas del 60 y del 70.

La vocación emancipatoria fue aniquilada a fuerza de secuestros, torturas, matanzas y desapariciones forzadas, exilios y destierros.

Más temprano que tarde volverán a emerger de las cenizas las ansias de libertad y justicia pero no por milagro sino por necesidad de supervivencia.

Carlos A. Solero