“No nos vamos a esconder, no nos vamos a ir a ninguna parte”, dice Priyanka, una de las cuatro drag queens que recorren Tennesse y Oklahoma, dos estados en los que cancelaron la marcha del orgullo y donde ser drag es un crimen. Junto a Sasha Velour, Jaida Essence Hall y Latrice Royale se hicieron conocidas en la factoría de realities de Rupaul Drag Race, pero en esta docuserie llevan el arte drag a las ciudades más LGBTodiantes de Estados Unidos para dar batalla y visibilidad tejiendo estrategias con las mostras locales.
Norm vive en Murfreesboro (Tennesse) y cree que la ley anti drag y la cancelación del pride son su culpa. Es un empleado administrativo que además hace drag desde hace 20 años y que hace poco se postuló para alcalde. Pero todo se vino abajo cuando en un show montada la pechera con tetas se le cayó, hizo un chiste para nada subido de tono y ese recorte de video fue tomado por los conservadores para exigir que se criminalice cualquier performance de este estilo cerca de una infancia. Esto lo cuenta mientras muestra las secuelas de una bala que dispararon a su casa y entró a la habitación. Sobre esta agresión no hubo ninguna indignación conservadora, todo muy alineado a la política de armas si, drags no.
Sasha Velour será el hada madrina que acompañe a Norm a recuperar la fé en sí mismo, en el arte y en el arco iris como herramienta activista. Porque el programa hace eso: ir a buscarte y armar un show ahí dónde poco y nada se ha visto, donde esto no se permite. Pero para esto nuestras reinas se van a calzar plumas y lentejuelas y van a ir al ayuntamiento a pelear de cara a cara (y pestañas) contra esas “fuerzas del cielo” que prohíben marchar y montarse. Antes de salir el productor les advierte: “puede ser que terminemos todas presas”.
Nueva temporada, los odios de siempre
“Cuatro temporadas después, en realidad es más difícil estar orgullosx y fuera del armario”, explica Priyanka sobre la involución de la sociedad a medida que el show avanza. Si no viste las anteriores no hay problema, la historia es universal: odio versus plumas. En esta nueva edición las drag son nuevas y la modalidad es más profunda, mientras en las anteriores por capítulo elegían lugareños para montarse y dar un show inspiracional y combativo, acá se sumergen también en las dinámicas legislativas. El taco baja del escenario para sumar espacios de debate y preguntarse por la construcción de respuestas urgentes. Van a leer ordenanzas, corroborar que la autoridad aplicante que puede sancionarlas es la policía según su propio criterio y verán las redacciones confusas en favor de la opresión. Pero además de la letra y la autoridad hay otro miedo: la gente.
Estas reinas, al igual que tantxs LGBT+, crecieron en ciudades conservadoras y asfixiantes. Ahora brillan en las capitales del mundo, pero este viaje las retrotrae a una herida fundacional. Se sientan en la reunión del ayuntamiento dónde rezos y dios mediante comienzan a pasar los oradores. Una chica de 16 años se para en el estrado y habla en contra de la “religión gay”, atrás su padre la vitorea. Ese padre de aspecto y actitud violenta encarna los temores que todas las mariquitas hemos tenido. Terminada la sesión padre e hija piden hablar con las visitantes. Acá el enemigo ya no es un ente tácito, tiene piel, voz y odio, y se para frente a las diversidades para atacar. Sasha, Jaida, Priyanka y Latrice demuestran que además de una performance arrolladora, tienen argumentos frente a los discursos de odio, su lengua hace la misma cantidad de piruetas en la pista y en la contienda.
“Parte de ser drag es estar comprometida con la comunidad cuir, con nuestros derechos y representaciones. Hasta que todos en nuestra comunidad tengan libertad, nadie será libre”, dice Sasha Velour en un show matutino americano durante la promoción de la temporada.
¿Qué significa ser un aliado?
La peluca es democracia, está hecha para todas, todos y todxs. Y ahora es tiempo de que todo el mundo se ponga en estos tacones LGBT+. Que sepan lo que significa tener tanto temor y orgullo, tanta alegría y preocupación a la vez. Brian es el entrenador de lucha libre de Princey, una marica fabulosa que tiene que irse lejos hasta este, el único gimnasio que lo acepta. Brian es heterosexual, tiene esposa e hijos, y no le teme a cambiar el ring por las plumas. Esta no es una actitud tibia o de mero acompañamiento, esto es “al quererte hay un pueblo pidiendo que me maten. Y no me importa”. Para “We´re Here” no es necesaria la experiencia previa, si hay alguien con voluntad de abrazar al colectivo y pararse a enfrentar a toda una sociedad odiante ellas te van a acompañar y transformar para ser la guerrera más glamorosa. Importan las alianzas que nacen contra el enemigo en común: las fuerzas que buscan cercenar derechos, identidades y vidas. “Cariño, no pueden matar al arte drag”, asegura Jaida, y es el arte el que abraza a todxs y les muestra cómo seguir viviendo siendo ellxs mismxs.
En cada show que logran organizar en esas ciudades que intentan expulsarlas suceden presentaciones que son declaraciones de orgullo con un recorrido que atraviesa casas, historias, familias, ciudades, peleas, lágrimas y sanación. No son heridas que se terminarán de cerrar ahora, pero ya encontraron un colectivo que les enseñará a vivir con ellas y siempre luchando por su legítimo derecho a ser fabulosxs. Verónica Paige lo sabe. Ella es la drag que emerge cada vez que Norm se transforma. Tennesse está por latir su presentación y Oklahoma no sabe que les está por llegar un tsunami drag para luchar contra las prohibiciones arcaicas. Pero ahora es tiempo de Verónica, quien está por salir a escena mientras sus “haDrags” madrinas la presentan. “La violencia nunca es la respuesta, pero quizás el arte drag sí lo sea”, dirá Sasha Velour. Amén.
We´Re Here Temporada 4 puede verse en la señal MAX.