En Rosario circulan menos colectivos que en 2022. El dato surge del informe del Observatorio Social del Transporte (OST), donde se relevó que el sistema de movilidad tiene 30 unidades menos que hace dos años, lo que redunda en una disminución diaria de casi 200 vueltas. La explicación es sencilla: mientras que la empresa estatal MOVI sumó 19 coches en este período de tiempo, la empresa privada Rosario Bus retiró de su servicio 49 unidades. “La empresa estatal, que tiene las líneas más deficitarias es la que más pone, mientras que la privada, que tiene las líneas más rentables, quita inversión”, cuestionó el concejal Mariano Romero, en diálogo con Rosario/12. En paralelo, el informe señala una disminución en la cantidad de pasajes que se pueden comprar con un salario mínimo. “Hay un combo explosivo de usuarios con un muy mal servicio, pero pagando un boleto costoso”, añadió.
Los números del OST marcan que en Rosario circulan 553 colectivos, 30 unidades menos que las 583 que recorrían la ciudad en 2022, cuando comenzaban a quedar atrás las restricciones de la pandemia de coronavirus. El número se compone con 299 coches pertenecientes a Rosario Bus y 254 de la firma MOVI. Pero el informe también muestra el impacto en el servicio: mientras que en 2022 la totalidad de coches disponibles permitía unas 3.883 vueltas completas del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP), en 2024 esa cifra está en 3.697, una disminución del 4,8%.
La situación en parte se explica por la salida de la empresa El Cacique, anunciada en abril de 2022. Tanto Rosario Bus como MOVI absorbieron la totalidad de las líneas que tenía la firma mendocina, pero no así las unidades. Y el bache nunca se terminó de cubrir. Eso generó que menos coches pasen a cubrir más recorridos. En aquel entonces, desde la Intendencia se informó que unas 37 unidades de El Cacique serían traspasadas a la firma estatal, pero desde el 2022 se sumaron apenas 19 coches extras. Peor es la situación de Rosario Bus, que en la comparación con 2022 registra 49 unidades menos.
“La empresa estatal, que tiene las líneas más deficitarias, es la que más pone, mientras que la privada, que tiene las líneas más rentables, quita inversión. Entonces es una situación muy compleja que no es sostenible en el tiempo”, analizó Romero. “Nuestra intuición es que se está tratando de evitar aumentos con una merma en la calidad del servicio, pero eso es un tiro en la pierna porque el sistema se tiene que sostener con menor cantidad de pasajeros arriba del colectivo”, completó el integrante del OST.
El informe también hace foco en la cantidad total de unidades que debería tener el servicio. Es que con la salida de El Cacique, el gobierno municipal informó que el sistema pasaría a contar, en mayo de 2022, con 632 coches en servicio. “No solo que no se cumplió con la incorporación, sino que se restaron unidades”, criticó el concejal del peronismo. Y agregó: “Hoy tenemos 79 unidades menos totales de las que había anunciado el municipio que deberíamos tener. Eso hace al resentimiento del servicio”.
A la falta de coches, el relevamiento también suma que no se cumplió con la incorporación de nuevos recorridos: las líneas que al momento continúan sin prestar servicio son la 102 Roja, 144 Roja, Q, Ronda del Centro, Aero Movi, Diferencial Rosario Sur, y los enlaces Barrio Irigoyen y Sur. Además, todavía circulan fusionadas las líneas que se unieron en pandemia como la 102/144 Negra, 133/125 Negra, 133/125 Verde, 143/136/137 Negra, 143/136/137 Roja, 138/139, 145/133 Cabin 9 y 145/133 Soldini.
Menos calidad, más caro
Si bien desde el OST reconocen la “grave crisis económica” y el retiro del gobierno nacional en lo que hace al envío de subsidios, consideraron que desde el municipio la decisión fue traspasar ese desbalance “a las espaldas de los usuarios”, mediante el aumento del boleto. Los números hablan por sí mismos: mientras que en mayo de 2022, el salario mínimo vital y móvil alcanzaba para pagar 608 pasajes, hoy ese ingreso permite abonar 290 boletos. “Son cifras equiparables a los peores años de la depresión económica de los tiempos de la convertibilidad que desembocaron en la crisis del año 2001 y sus duros tiempos posteriores”, señala el informe.
En el organismo la situación preocupa. Mientras desde el Municipio evalúan la posibilidad de una nueva suba del precio del boleto, motorizada por el aumento de los costos y la falta de subsidios nacionales, desde el OST entienden que eso redundará en una caída en el número de pasajeros a bordo del sistema. Y un sistema de transporte sin pasajeros no se sostiene. “Si le restás calidad y además subís el precio por arriba de lo que suben los salarios, solamente quedan las personas que no tienen otra forma de moverse”, sostuvo Romero. “No hay sistema que se sostenga puramente con subsidios sin pasajeros arriba del colectivo, hay que invertir para que el sistema tenga los ingresos para poder subsistir”, evaluó el edil.
Sobre ese mismo tema esta semana se pronunciaron desde el gobierno provincial. La secretaria de Transporte, Renata Ghilotti, cuestionó la discriminación en el reparto para las provincias del interior en relación al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Según detalló, durante el primer semestre del año Nación aportará 332 mil millones de pesos al AMBA para el financiamiento del transporte urbano de pasajeros, mientras que la provincia de Santa Fe recibirá cero fondos. En paralelo, desde la provincia salieron, solo durante el primer cuatrimestre del año, 27.900 millones de pesos en concepto de impuesto a los combustibles.
Para Romero, el reclamo es válido, aunque termina siendo “una verdad a medias” que no explica la totalidad de la suba del boleto que tuvo la ciudad. “En Rosario tuvimos más de un 100% de aumento la última vez y la quita de subsidios explicaba un 30% del costo de boleto total”, explicó y agregó: “Tenemos un problema que es nacional, pero también uno que es local. Tenemos un pésimo servicio y la decisión del intendente es querer llevar hasta más de mil pesos el precio del boleto. Esto llevaría a una quiebra total del sistema, y la verdad que la situación es crítica”.