Pepito y Paquito no fue un dúo de payasos, pero sí una junta musical muy vinculada a dos infancias. La de dos hermanos que, oriundos de Algeciras y en edad preadolescente, pudieron registrar un preciado material casero, pese a las penurias materiales que atravesaba la familia. De ello da fe un material que acaba de ver la luz en cd y vinilo doble, BMG y Fundación Paco de Lucía mediante, poblado por 21 piezas que Pepe y Paco de Lucía registraron entre 1959 y 1960 -cuando el primero tenía 13 años, y el segundo 11- en un precario magnetofón Grundig TK 46.
Fue en el momento previo a que el mundo empezara a conocerlos como Paco de Lucía y Pepe de Lucía. Uno, se sabe, el mayor exponente de la guitarra flamenca en el mundo; y el otro, tal vez menos rutilante, pero igual de importante -para el cante flamenco, en su caso- que por supuesto siguió coincidiendo con su hermano, en obras clave del acervo familiar, como ese homenaje a la madre de ambos llamado(a), Luzia El mundo del flamenco, o el fusionado Siroco.
Entre la veintena de piezas –aunque precarias, mejoradas a través de la inteligencia artificial- que pueblan Pepito y Paquito, se deja entrever el prematuro talento de Paco en la guitarra a través de dos piezas homenaje al Niño Ricardo (“Bulerías Niño Ricardo” y “Zapateado Niño Ricardo”), concebidas en obvio homenaje a su más prístina influencia, junto a la de Agustín “Sabicas” Castellón, precursor del rasguido a tres dedos.
Que tuvieran que dormir uno arriba del otro por falta de camas en casa, o que Antonio Sánchez Gómez, el padre de ambos, tuviera que vender ropa en la calle, o pedir comida en la puerta de los cuarteles para sobrevivir, no fue impedimento para que los niños desarrollaran el precoz y particular talento musical que también denotan dos piezas en las que se destaca la aguda voz de Pepe: “Me falta la resistencia”, tema inspirado en “La pirula de Málaga”, donde se escuchan palabras de aliento vertidas por su padre, y el conmovedor cante jondo “Se comerá mi dolor”, punta de lanza del dúo que en 1961, pasaría a llamarse Los Chiquitos de Algeciras
El agradable doble par andaluz, al que siguen, en similares frecuencias, bulerías por soleá (“Al pilarico por agua”); seguiriyas tientos, en el caso de “Romance de Juan Osuna”), cuplés por bulerías (“La corales” y “Amante de abril y mayo”), y demás cantes que le serían determinantes a Pepe para ganar el Concurso de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera, en 1962, funciona entonces como un revelador material cuya existencia yacía esquiva -perdida desde 1967 dentro de una caja de membrillo- y hoy revive, servido en copa nueva. Contorneado, además, por un librito de 40 páginas con la historia de la cinta, una guía de escucha, fotos inéditas y textos biográficos.