Maestro(s) 6 puntos
Francia/Bélgica, 2022
Dirección: Bruno Chiche
Guion: Clément Peny, Yaël Langmann y Bruno Chiche, basado en el guion de la película israelí Pie de página
Duración: 87 minutos
Intérpretes: Yvan Attal, Pierre Arditti, Miou Miou, Caroline Anglade, Pascal Arbillot, Nils Othenin-Girard.
Estreno: Disponible en salas.
Como si se tratara de una tragedia griega, o más todavía, de una de esas historias arquetípicas que nutren la mitología helénica, la trama de Maestro(s) propone un regreso a las bases del drama. Una clásica historia de enfrentamiento entre padre e hijo, en la que ambos se disputan con ferocidad la potestad de un determinado dominio. Solo que, a diferencia de los viejos mitos (o de obras más modernas, como Juego de Tronos), que de manera invariable terminan con un baño de sangre, acá todo transcurre de un modo en apariencia más civilizado, manteniendo las formas urbanas y sin necesidad de que los machos acaben literalmente lanzando topetazos y cornadas.
Una de las razones para que en este conflicto la tensión se mantenga soterrada, aunque bajo la superficie tenga lugar una batalla feroz, es que el escenario elegido para este drama es el de la música clásica. François Dumar y su hijo Denis son dos renombrados directores de orquesta, que a pesar de compartir el oficio, o justamente por eso, se recelan mutuamente. La película comienza la noche en la que el Dumar joven recibe un importante premio por su trayectoria. En la gala sobresale la ausencia de su padre, quien prefirió quedarse en su casa a ver todo por televisión, con cara de ogro y rodeado de sus discos de oro y demás blasones.
El escenario elegido también influye en otras decisiones vinculadas a la puesta en escena, siempre en busca de representar la atmósfera lírica en la que se mueven los protagonistas. Por caso, la fotografía propone una iluminación acaramelada que busca replicar, en pleno siglo XXI, el anaranjado de la luz de las velas que teñía las tertulias hace 200 años. La decisión no solo aporta un aura de sofisticación, sino que también funciona como expresión formal y sostén de ese tono atemperado que define al conflicto y motoriza a la película. Una disputa que escalará cuando, por error, alguien le ofrezca al Dumar equivocado el cargo más prestigioso al que un director de orquesta puede aspirar.
Si bien la disputa que ocupa el centro de la escena tiene lugar en el territorio discursivo, es sabido que a veces las palabras pueden herir más que una puñalada. Pero en Maestro(s) padre e hijo a veces ni siquiera necesitan hablar para acuchillarse y les alcanza con cruzar miradas. Aunque en ciertos tramos la película puede pecar de ingenua o realizar algunas elipsis ligeramente torpes, sin embargo logra ser eficiente a la hora de definir a Francois como un Cronos devorador de hijos o de expresar la necesidad de Denis de “matar al padre” en términos freudianos. Teniendo eso en cuenta, para algunos el final podrá resultar condescendiente e incluso traidor de sus propias reglas. Otros, en cambio, agradecerán una generosidad quizas excesiva.