El periodista y conductor Víctor Hugo Morales analizó en La Mañana el show de Javier Milei en el Luna Park y afirmó en su editorial que el "peligro" real para el país es "la runfla económica" que está detrás del mandatario ultraderechista.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Hay que reconocerle algo y es el enorme coraje que tiene Milei para afrontar el ridículo. ¿Cuántas personas serían capaces de enfrentar eso a lo que Milei se anima? No debe haber mucha. La construcción del personaje, eso que improvisa Milei a cada instante, me pregunto: ¿hasta dónde puede llegar?
A partir de las 21.40 yo tomé nota y le empecé a escribir al equipo de producción, porque ya no se le entendía nada, una ensalada parecida a la de ese Romer que mencionó, que dice que la economía es algo parecido a cocinar, que no se debe cocinar el mismo plato con los mismos ingredientes. Algo he leído de este Romer, eh.
Y, además, cuando él dice de la matemática, Romer negaba bastante la influencia o la atención que le daban a las matemáticas. Quiero revisar estas palabras.
Entre otras cosas, dice eso, ese Romer, que no se puede cocinar el mismo plato con los mismos ingredientes.
Con el Banco Mundial, en el gobierno de Bachelet, enfermó a Chile. Un chef bueno para hacer la ensalada, igual que Milei. Lo que menos interesó, Milei por supuesto, fue lo que dijo de economía. Están mal de la cabeza.
Los canales, al ratito nomás, huían como podían. Se miraban unos a los otros los canales para ver cómo proceder, porque tenían miedo que el que se quedaba con Milei tuviera mejor puntaje, pero se fueron dando cuenta que aquello era insoportable, entonces iban a estudios y después volvían. Mechaban comentarios y volvían un poquito. Cada frase era peor, menos inteligible, y explicar no se podía porque no se entendía.
Pero al mismo tiempo me digo ‘no tanta risa, hay algo ahí’.
Recuerdo una escena de la película ‘Cabaret’. A ver los cinéfilos, si se acuerdan, uno de los protagonistas le restaba importancia al ascenso nazi, a los jóvenes nazis.
Estaban en un lugar como de campo era la escena, en una cervecería, y de pronto un jovencito empezó a cantar una canción de trasfondo nazi y se iban parando los demás en las mesas, y terminaron cantando todos, los viejos y los jóvenes con los brazos estirados, contagiaron la locura a todos y los dos hombres simplemente se miraron, pero comprendieron que ahí había algo más que una canción.
Es decir, estas cosas nacen en medio de la risa, del disparate, del grotesco, pero no nos damos cuenta que pueden tener algo más.
Hay algo raro y monstruoso, un grotesco teatral que insulta la estética, la política y la propia democracia social. Y hay una protección de esa élite periodística absolutamente mafiosa, particularmente de Clarín que dice que dio una clase este tipo en el Luna Park. Hay una protección brutal que da mucha vergüenza.
Los de Asociación Empresaria Argentina, los de AmCham, la embajada, el FMI, Clarín, los empresarios desregulados, los cerealeros devaluadores, toda la runfla económica del país, esa gente y no su pobre Rigoletto cantando rock, ese es el peligro.