El Instituto Nacional de Meteorología de Brasil emitió una alerta por tempestades, granizo y fuertes vientos para este jueves y el viernes en el sur del país, en donde las inundaciones ya han dejado 164 muertos y 2,3 millones de damnificados.
De acuerdo con el organismo, las mayores precipitaciones se esperan entre la noche del jueves y la mañana del viernes en Rio Grande do Sul, el estado más afectado por las inundaciones. Para ese período, están previstas lluvias de entre 30 y 60 milímetros por hora, y de entre 50 y 100 milímetros por día, así como vientos de entre 60 y 100 kilómetros por hora.
Hay riesgo de corte del suministro de energía eléctrica, de daños en plantaciones, de caída de árboles y de inundaciones, según la alerta. El organismo recomendó a la población que adopte medidas preventivas y reforzó la petición hecha por las autoridades a los desplazados para que no regresen a las viviendas que siguen inundadas.
Las regiones más amenazadas son precisamente la sierra y el noroeste del estado, zonas que alimentan las cuencas fluviales que desembocan en el Guaíba, el río que baña Porto Alegre, la capital regional, que sigue parcialmente inundada a pesar del lento descenso del nivel de las aguas.
La cota del río en Porto Alegre descendió este jueves hasta 3,93 metros, casi un metro por encima de la cota de inundación, tras haber alcanzado un récord de 5,35 metros a inicios de mayo.
Según el último boletín de la Defensa Civil, las lluvias y las inundaciones han dejado 164 muertos y 806 heridos en las últimas tres semanas, mientras que 72 personas continúan desaparecidas.
De los 2,3 millones de personas afectadas por el desastre climático, que corresponden a casi el 20% de la población de Rio Grande do Sul, 65.762 están alojadas en refugios improvisados en escuelas, gimnasios e iglesias y otras 581.643, en casas de familiares o amigos.
Pese a que las aguas comenzaron a bajar en los últimos días, aún hay unos 174.000 residencias y establecimientos sin servicio de electricidad; 71 bloqueos totales o parciales en 40 carreteras y 493 escuelas cerradas.
La alcaldía de Porto Alegre aprovechó la bajada de las aguas del Guaíba para promover una campaña de limpieza de las calles que estaban inundadas y de retirada de barro acumulado que involucra a 800 barrenderos, 168 camiones y 30 palas mecánicas
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