El carácter colectivo de la propia existencia es el corazón de este libro. Un ensayo transfeminista sobre la situación de calle, un pliegue para pensar y discutir la tarea militante o una milhoja como dice su autora Florencia Montes Paez, en un intento de imprimir una imagen a la idea de capilaridad que propone el libro: “Lo pensamos como forma de instalar discusiones en el territorio, en el cotidiano de quienes tenemos tareas militantes o quienes estamos acompañando desde lugares institucionales a personas en situación de vulnerabilidad”, explica. La dimensión que toma el libro en este contexto es crucial: frente a la propuesta por parte del gobierno de diseñar vidas individualistas y meritocráticas, la trinchera se construye a partir de colectivizar la existencia como práctica cotidiana.
“Acompañar es político” inaugura además Abduciendo ediciones, la editorial de No tan Distintes, una organización conformada por mujeres y disidencias que acompañan -y está conformada- por personas que estuvieron o están en situación de calle. El libro es un cruce entre la historia de No Tan Distintes y las preocupaciones de su autora que además es la fundadora de la organización allá por 2010: “Es un libro firmado por Flor y de su autoría, pero a la vez es todo un pliegue de la construcción múltiple. No solo en el sentido del discurso, sino también en su sobrecubierta (una serigrafía) con un pliegue más, que es lo manuscrito, la imagen, lo pictórico. Todo entrelazado para dar cuenta en esa funda de todas las capas que tiene la discusión que traemos” dice Daniela Camozzi, editora y parte de la organización.
Acompañar es un entre
Entre las definiciones, la investigación y la propia experiencia, la lectura del libro es un recorrido minucioso por la tarea de acompañar, desmembrando su significado en diez principios que se enumeran en el Capítulo 2: poner el cuerpo, vincular desde el afecto, componer un apoyo, registrar el deseo, amortiguar la violencia, respetar el proceso, sostener en el tiempo, consolidar la ética, construir un código y luchar con todes.
“Llamamos acompañamiento a la multiplicidad que se compone cuando se acompaña a otra persona ante una situación específica”. En esa multiplicidad aparece el entre “que es siempre relacional, no es algo que se ofrece, ni se recibe, no es un objeto que se entrega”.
En el capítulo 4 está la idea de interdependencia que va al hueso de la discusión: "Es una idea butleriana de que no hay individualismo ni autonomía en la vida sino que lo que hay es interconexión entre las vidas y que hay que pensar en cuidar ese entre”, dice Montes Paez subrayando el orden vincular de toda la cuestión. En este contexto el libro es un atrevimiento, no solo por su modo de producción sino también porque trae una discusión medular entre individualismo y colectivismo: “Este es un libro colectivo y pienso cómo se está atacando desde el gobierno todo lo que tenga que ver con lo colectivo, al punto que utiliza como insulto la palabra colectivista. Es muy importante en este contexto que recordemos y machaquemos sobre ciertas prácticas y reivindicaciones que son insoslayables como la potencia de lo colectivo. También le prestamos mucha atención a cómo esta instalación de lo fascista y violento está en el cuerpo singular como en lo colectivo también”, dice Camozzi.
“Poner a las personas que padecen como responsables de estos padecimientos es parte del programa del gobierno”, explica Montes Paez. La política de “limpiar las calles” de personas en situación de calle del gobierno de Jorge Macri es la contracara sin metáforas de lo que viene a traer el libro. La derecha conservadora plantea el bienestar de los vecinos como una demanda individual que anula las relaciones, los conflictos y las estructuras sociales que habilitan la problemática de la vivienda. En este sentido, el acompañamiento que propone el libro apuesta a un carácter transfeminista que trasciende la mirada identitaria: “Implica no solo desmontar la universalidad de la categoría personas y registrar que se acompaña a un cuerpo atravesado por múltiples asignaciones-determinaciones que se expresan en formas de violencia, también implica acompañar a contrapelo de lo que el capitalismo mundial integrado tiene diseñado para ese cuerpo”.
En este sentido, "Acompañar es políticio" no se presta a un lenguaje explícitamente académico sino más bien a una perspectiva todoterreno que se toma el tiempo para detenerse reiteradas veces en la la diferencia entre individualidad y singularidad, en definitiva para seguir abonando a la misma discusión: “Una cosa es producir individuos, en el sentido que lo piensa Guattari que serían los códigos del capitalismo mundial integrado y reforzar esa subjetividad autónoma, que cree que puede existir por sí misma y que refuerza el lugar yoico, todos los valores capitalistas. En cambio el proceso de singularidad es no reforzar -en este caso en los acompañamientos- la individuación de las personas, sino abocarse en el proceso que implican los deseos de cada quien, la historia, lo que hace singular pero en relación a otrxs, diría Guattari con el cosmos, con lo social, con lo político” concluye la autora.
El final de la introducción se plantea que “un libro se escribe cuando se puede”, en el caso de "Acompañar es Político", se publica en un contexto político nacional de retorno al liberalismo en donde el impacto es sobre los sectores mas vulnerados. Su lectura que va desde lo macro a lo micro, es capaz de capturar no solo el giro hacia la derecha en las prácticas del gobierno y a nivel Estado, sino también en el quehacer y cotidiano propio.
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