Los poemas son “mis huesos extraídos dolorosamente y colocados sobre mi carne como un caparazón”, confiesa en El sol más allá y El reflujo de los sentidos. La poeta, ensayista y narradora rumana Ana Blandiana, ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras, es una de las grandes voces de la literatura europea y una figura indispensable en la historia de la resistencia al régimen totalitario de Nicolae Ceauşescu. Los escritos de la hija de un sacerdote ortodoxo señalado como “enemigo del pueblo” se convirtieron en un tesoro que circulaba en la clandestinidad porque su obra fue tempranamente prohibida.
El jurado señaló que Blandiana “es heredera de las más brillantes tradiciones literarias, al tiempo que una creadora radicalmente singular”. En el acta del fallo destacaron que “su escritura, que aúna transparencia y complejidad, plantea preguntas fundamentales sobre la existencia del ser humano, en soledad y en sociedad, ante la naturaleza y la historia”; y “ha mostrado con su poesía indómita una capacidad extraordinaria de resistencia frente a la censura”.
“Me resulta difícil expresar mi emoción y gratitud por el gran honor que representa para mí la concesión del Premio Princesa de Asturias. No puedo evitar recordar a Platón que recomendaba la coronación de los poetas con laureles y su expulsión de la ciudad. ¡¡¡Pero, ¿y si para mí la poesía es realmente un camino hacia la polis, una forma de quedarse, una forma de acompañar el sufrimiento de los demás?!!!”, escribió Blandiana en Facebook al conocer el fallo del jurado y agradeció "el eco que el prestigioso premio dará a mis ideas y mis poemas y que lo amplificará en la conciencia de los lectores españoles de todo el mundo”. Esta expansión llegará las lectoras y lectores argentinos porque, a diferencia de otras premiadas, hay libros de la poeta rumana en varias librerías de la ciudad, como Librería Hernández, Yenny el Ateneo y Cúspide, especialmente los títulos publicados en Colección Visor de Poesía, como Variaciones sobre un tema dado –un largo poema de amor escrito tras la muerte de su marido, el escritor Romulus Rusan- y Primera persona del plural/ El talón vulnerable.
En español es una poeta ampliamente traducida y publicada; en el sello Visor se editaron además El ojo del grillo, El sueño dentro del sueño y otros poemas; en la editorial Pre-Textos El sol más allá y el reflujo de los sentidos. Los dos volúmenes de cuentos lo lanzó la editorial Periférica, Las cuatro estaciones y Proyectos de pasado. Galaxia Gutenberg publicó Un arcángel machado de hollín, un volumen bilingüe que reúne tres libros centrales de la poeta rumana: Estrella predadora (1985), La arquitectura de las olas (1990) y El reloj sin horas (2016). Todos los libros han sido traducidos del rumano al español por Viorica Patea y Natalia Carbajosa.
Hay vidas marcadas para siempre por las dictaduras. Antes de elegir llamarse Ana Blandiana sus padres optaron por bautizar a la beba que había nacido en 1942 en Timişoara como Otilia Natalia Coman. Los poemas de Blandiana fueron prohibidos por dos dictadores: Gheorghe Gheorghiu-Dej (entre 1947 y 1964) y Nicolae Ceauşescu (entre 1964 y 1989). En 1959, cuando tenía 17 años, publicó el poema “Originalidad” y empezó a sufrir la persecusión por ser “la hija de un enemigo del pueblo”. Su padre fue comandante en la Segunda Guerra Mundial, tras lo cual se hizo sacerdote ortodoxo y trabajó como profesor de instituto, hasta que fue acusado de conspiración contra el Estado y condenado a varios años de prisión. Las represalias incluyeron también a la hija, que durante años tuvo que esperar por una plaza en la universidad y que decidió resistir desde adentro de la mano de la agitación cultural y escribiendo para revistas francesas y alemanas.
Diez años mayor que Herta Müller (Premio Nobel de Literatura) y Mircea Cartarescu, autoras rumanos más conocidas fuera de su país, Blandiana “nunca fue posmoderna como ellos”, explica su traductora, Viorica Patea, y agrega que la obra de la poeta premiada está vinculada a los años 60 y es una poesía “intimista”, “muy estetizante”, que tiene a la vez “mucho sentido ético”. La traductora precisa que Blandiana retoma el legado de los escritores de vanguardia de entreguerras, Ion Barbu y Lucian Blaga, y que desde ese punto de partida desarrolló una obra “cada vez más mística, más espiritual”. Hoy cuesta imaginar cómo era leer en la clandestinidad. “Los lectores recibían los poemas de una manera que ahora no se da y que hasta parece inconcebible", recordó la poeta. "El público leía con tanta atención y escudriñaba el texto de tal manera que terminaba encontrando muchos más sentidos de los que el artista había ideado inicialmente”.
Nunca pensó Blandiana que fue valiente por su militancia contra el comunismo. “Solo hacía lo que pensaba que era normal hacer. Solo cumplía con mi deber. Y siempre he pensado que el deber de un escritor es el de expresarse a sí mismo. La vida era tan falsa que todo lo que fuera auténtico, todo lo genuino, sobresalía”, subrayó la poeta que es presidenta de honor de la asociación de escritores PEN de Rumania, miembro de la Academia Europea de Poesía, de la Academia de Poesía Mallarmé (Francia) y de la Unión de Escritores de Rumania. Desde 1994 es fundadora y presidenta de la Fundación La Alianza Cívica, un movimiento cuyo propósito es aliviar las consecuencias de más de cincuenta años de comunismo en Rumania.
“La censura interior es lo que más me asustaba", reconoció Blandiana en una entrevista con el poeta y traductor español Jordi Doce. "Es algo que no acepté jamás. Precisamente porque he vivido esa experiencia, me parece que lo más grave y lo más terrible que está sucediendo hoy en día en el mundo es la corrección política, porque la corrección política es la máxima forma de censura interior y de lavado de cerebro”.