La por ahora mini corrida cambiaria que el gobierno de Javier Milei padeció esta semana, que llevó al blue y los financieros a tocar los 1300 pesos, está explicada por razones de técnica económica pero, sobre todo, por cuestiones políticas. La disparada de la divisa, que hizo que la brecha con el oficial pase de casi 0 a más de 40 por ciento, puso al Presidente y al ministro de Economía, Luis Caputo, ante una situación hasta inédita para una gestión que vendía control efectivo de los mercados: los factores de poder y los que operan capitales mostraron que "el mercado puede manejar al Gobierno", tal la explicación ante PáginaI12 de un histórico gestor de la City. Además, vía esa situación, el establishment financiero le está marcando a los libertarios que el atrasado cambiario existe, aunque el tándem Milei-Caputo lo nieguen.
La experiencia traumática significó para Caputo empezar a sacrificar divisas del Banco Central para intentar parar la embestida. El problema es que esa embestida se genera por la ficción que el Gobierno creó sobre las reservas efectivas, la debilidad del Ejecutivo para aprobar la Ley Ómnibus en el Congreso, por el exceso en las bajas de tasas de interés que decidió el jefe del BCRA, Santiago Bausili y, sobre todo, por la ya blanqueada presión devaluatoria de sectores del agro.
Curiosamente o no, a la misma hora que Nicolás Pino, el presidente de la Sociedad Rural, entraba al Luna Park al show musical de presentación del libro de Milei, otra entidad importante de la Mesa de Enlace escribía un comunicado con mucha simbología política. Coninagro, la entidad que nuclea a buena parte de las cooperativas, precisó en un escrito que "a mediados de mayo sólo se ha vendido el 34% de la producción de soja de la campaña. Por debajo del 36% de los 2 años previos y el promedio de 40% de los 5 años previos, para el mismo momento del año". Explicó que esto es por cuestiones ténicas y climáticas, pero también cambiarias porque los productores sojeros entienden que precisan un dólar más caro.
Es más, el dato, según supo este diario, refleja una venta aún menor de la que dice Coninagro. A saber: el productor tiene dos maneras de vender, vía precio (la soja que los exportadores compran, traen divisas y luego exportan) y vía venta a fijar (el exportador se lleva la soja y la contiene en silos hasta que el productor fije el precio). En este último caso, la mayoría está pidiendo hacerlo recién en octubre. Entonces, ese 34 por ciento de ventas que reportó Coninagro, es la suma de las dos vías, pero la soja con precio, que es la que vale, se vendió sólo en un 20 por ciento. Ése es el número con el que debe compararse el 36 por ciento de otros años.
Un dato extra respecto a esto: aunque a cifras aún moderadas, la soja en Chicago empezó a subir. En la ecuación de esa alza, más la suba del dólar, es lógica la posición de los productores que prefieren esperar antes de soltar divisas. Vale decir que los agroexportadores, en un escenario normal, deberían estar liquidando algo más de 300 millones de dólares diarios. Hoy está en menos de 100 millones.
Debilidad política y miedo al "inflacionazo"
La preocupación por el dólar hizo que los laderos de Milei que se ocupan de redes activen a las cuentas troll a cruzar a operadores y a aquellas cuentas que dan datos de evolución del tipo de cambio. Hubo una campaña de bloqueo, de hecho, contra la cuenta Valor Dólar Blue. En este escenario, Caputo está atrapado en varios dilemas, que graficaron cerca del ministro: el primero es que si bien las empresas del consumo masivo le blanquearon que esta corrida "por ahora no irá a precios". Si es un factor que le puede poner piso a la baja inflacionaria. Es que esa suba del dólar sí va a pegar en insumos difundidos, que termina yendo a la larga o corta a precios.
El otro tema que aqueja al ministro es que la disparada del dólar lo obliga a decidir si devaluar o sostener el tipo de cambio. Si devalúa, pierde la meta de desinflación, único dato que Milei muestra como logro. Si no lo hace, posterga un inflacionazo para la última parte del año. Un plus a esta situación le suma, según operadores del mercado, la incapacidad que está mostrando el Gobierno para aprobar la Ley Ómnibus. Eso explica, dicen, que además de la suba del dólar el Riesgo País se haya puesto una vez más por sobre los 1400 puntos. Para el sector, el "Gobierno no tiene ley", a pesar de que el texto llegó recortadísimo. Hoy, no hay fecha de dictámen ni para que vaya al recinto.
Todo este escenario hizo que Caputo volviera, en las últimas horas, a hablar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para intentar desembolsos. Es que el crecimiento de las reservas no sólo se frenó con la disparada del blue y puso al BCRA a vender, sino que las existencias actuales son, en realidad, negativas. Hoy, el Central le debe a los importadores 30 mil millones de dólares, es decir, si se pagara sólo el flujo y no la deuda vieja, ya las reservas serían negativas.