La libertad sólo retrocede. En las últimas semanas, el gobierno del ultraderechista Javier Milei ha apuntado contra derechos civiles fundamentales conquistados con grandes batallas sociales y movilizaciones en las calles a lo largo de los últimos cuarenta años. Con argumentos flojos de papeles y un discurso retrógrado alejado de las ideas liberales, el Presidente cargó contra el aborto legal y su secretario de Culto condenó el divorcio y el matrimonio igualitario.
La agenda, poco innovadora, se repite desde hace tiempo en el libreto libertario, pero como nunca quedó expresada en los últimos días: primero el secretario de Culto, Francisco Sánchez, afirmó en España que estaba en contra de las leyes de divorcio, matrimonio igualitario y aborto. El combo pareció salido del medioevo: dijo que la separación legal de adultos produce "bajo rendimiento escolar" en sus hijos y que hará todo lo posible para derogar la ley de Interrupción Voluntaria del Emabarzo, conquistada con décadas de lucha del movimiento feminista.
¿Y el respeto al proyecto de vida del prójimo?
La paradoja no tarda en saltar a la luz. “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo”, pugna el mantra repetido hasta el cansancio por el presidente, que no pierda ocasión para citar a Alberto Benegas Lynch. Pero, ¿dónde queda este principio cuando se intenta dar marcha atrás con derechos claves como el divorcio, el matrimonio igualitario y el aborto?
“Yo en el plano personal creo que al gato hay que decirle gato y al perro, perro. Matrimonio viene del concepto mater, de la realación tradicional de hombre y mujer. No es una cuestión de decir qué conservador. No, no, es la cosa natural del hombre. Nos reproducimos así: hombre y mujer”, dijo “Bertie” Benegas Lynch, diputado nacional por La Libertad Avanza y hombre de confianza de Milei.
El hijo del teórico preferido de Javier Milei y actual miembro de la Cámara de Diputados, dejó en esta comparativa zoológica su posición firme en contra del matrimonio igualitario por cuestiones de carácter semántico. Esto es curioso, ya que cuando la periodista le preguntó si entonces al nombrar “casamiento igualitario” el asunto, para él estaba resulto, no supo qué responder.
Pero el retroceso que propone “Bretie”, devenido también rockstar y “Salieri” de Milei es de 14 años, ya que la ley de matrimonio igualitario se aprobó el 15 de julio del 2010 en Argentina. Y de y 23 años en comparación con Países Bajos, primer lugar en sancionar esta normativa.
Meses atrás, antes de la asunción de Milei, la propia Diana Mondino, actual canciller, había cuestionado el matrimonio igualitario al compararlo con "tener piojos". Dijo que las personas son libres de elegir, pero que deben aceptar las "consecuencias", lo que le valió el repudio generalizado de la comunidad LGBTIQ+.
Un divorcio de la realidad
La propuesta de Francisco Sánchez es todavía más radical y en un Gobierno ya de por sí radical: quiere dar marcha atrás con la ley de divorcio vincular, que lleva vigente 37 años, por no hablar del “divorcio expres”, que en 2015 se incorporó al Código Civil y Comercial.
Esta misma semana, Sánchez afirmó que “cerca del 30 por ciento de familias separadas sufren trastornos de ansiedad y los chicos de hijos de familias separadas tienen un rendimiento 25 por ciento inferior de hijos con familias consolidadas”. La carga contra este derecho fue breve en comparación a las críticas al aborto y el matrimonio de personas del mismo género.
Para cerrar el tándem anti-libertades, Milei cargó esta semana en el Luna Park contra la Interrupción Legal del Embarazoy aseguró que “es una agenda que tiene más de tres mil años y es una agenda totalmente asesina”.
Lo dijo luego de citar en tono mesiánico El Éxodo, el segundo libro de la Biblia, añadió: “Van a encontrar que ya en esa época era un mecanismo (el aborto) para masacrar poblaciones que estaban usando los egipcios para liquidar los judíos”.