Julio Pane, maestro del bandoneón con probadísima experiencia, ha incursionado en el tango a partir de múltiples formaciones. Tronó fino y sabedor su fueye entre los albores de la década del '70 y hoy, en las orquestas de Horacio Salgán, Raúl Garello, Enrique Francini y Leopoldo Federico, por nombrar cuatro de las grandes. También en el señero Sexteto de Astor Piazzolla, junto al que brilló a dos bandoneones –el suyo y el del marplatense, claro- en varios lares de América del Norte, cuando morían los '80. En dúo, Pane atravesó pasajes de su vida musical con Juanjo Domínguez, que determinó el disco Un placer, en 2003, y luego con el guitarrista Hugo Rivas, abrillantando ambos varias noches en el mítico Marabú.
Hoy, como instancia última del hamacado péndulo, le toca volver sobre su más temprano amor: el trío. La rémora viaja hacia aquel 1969 en que la enfermedad de Ciriaco Ortiz lo ubicó en su lugar, durante varias noches, en El Viejo Almacén. Hubo luego algún otro. El que armó por caso con Horacio Cabarcos –o Enrique Guerra- en contrabajo, y Nicolás Ledesma al piano, cuyas presentaciones en Portugal, Bélgica y Holanda, entre otros países de Europa, colocó un mojón importante en el largo viaje del tango hacia su destino manifiesto.
Es en formato de trío pues que el autor de “A los cayumbos”, “Interludio” y “A las orquestas” se presentará este domingo 26 a las 19 en Bebop Club (Uriarte 1658), esta vez acompañado por el pianista Fernando Marzán y el contrabajista Manuel “Popo” Gómez. “Tanto a los músicos que estuvieron como a los que están, siempre nos une lo mismo: las ganas de hacer tango, el amor por él”, manifiesta ante Página/12 el compositor y arreglador, que entre sus manos porta una serie de piezas para el disfrute. Entre ellas, “El choclo”, de Ángel Villoldo; “Taconeando”, de Pedro Maffia; “Responso”, de Aníbal Troilo; y dos que el músico elige destacar especialmente para la ocasión: “Mala junta”, del maravilloso tándem De Caro-Laurenz, y “Recuerdo”, de Moreno y Pugliese. “Es necesario tener en cuenta la letra de 'Recuerdo', que habla de los muchachos en un viejo café del sur recordando a la Mimí que se fue a París, y en el que el protagonista le confiesa que nunca tuvo un amor”, sostiene el maestro nacido en Abasto.
-¿Y por qué “Mala junta”, también como central en tu repertorio actual?
-Porque es como leer un libro de Roberto Arlt.
Con su propia Orquesta Típica frenada desde la pandemia -pero lista para reactivar cuando aparezca la ocasión-, y abocado asimismo en su próximo disco -una suite para bandoneón solo inspirada en Cátulo Castillo-, Pane focaliza en las bondades del trío, su arma de combate actual. “Siempre quise que el trío sonara grande como una orquesta. No hay cuerdas, claro, pero quiero aprovechar la calidad de músicos que estuvieron y están para dar con el propósito”, asegura.
-Trío fue también el que formaste cuando tuviste que reemplazar a Ciriaco Ortiz en el Viejo Almacén. ¿Qué recordás de aquel y de qué manera lo compararías con este?
-En el Viejo Almacén estábamos con el grande de “Cacho” Zaldívar, sí… Fue una de las cosas más importantes que me pasaron, la de estar con él. Pero respecto de las comparaciones, sostengo que a todos los une el amor por el tango, y esto alcanza incluso a las distintas formaciones por las que incursioné, cuyas características centrales pasan por los distintos instrumentos. Ellos son los que nos involucran en la variedad, donde por supuesto se halla buena parte de lo creativo.