Los textos que recorren esta antología poética –compilada por el filósofo y poeta Esteban Singh Caro– conforman un abanico de voces de poetas pertenecientes a distintas regiones del habla hispana. Es un registro fundacional del Primer Festival Internacional de Poesía realizado en Salta, Argentina, entre el 1 y el 4 de noviembre de 2023, en el marco de la Feria del Libro local. El evento estuvo organizado por Leopoldo Castilla, Singh Caro, Marcelo Sutti, Diego Saravia Tamayo, Lucrecia Coscio, Fernanda Agüero, Carlos Müller y Eduardo Robino.
En la introducción, anécdota de por medio, Castilla reconstruye los cimientos del programa literario que dio origen a este evento. En ella, hay dos cuestiones fundamentales, las cuales son, a mi parecer, la matriz estructural de la obra. Por una parte, el trípode poesía-canto-territorio. Salta como “un territorio sagrado” donde “el canto siempre está presente, en el día y en la noche”, como “una dimensión original y unánime de ese pueblo”. El canto aunado a la poesía, en hermandad, “herederos del ritmo, esa latente e invencible pulsión del universo”. Por ellos, agrega Castilla, “el espíritu de nuestra provincia cobró vuelo y trascendencia en todo el país y en el extranjero”. A partir de esto, se vuelve hacia una tradición histórica del territorio salteño como la formación de una identidad plegada a lo poético y al canto popular. Y, en consiguiente, dicha reflexión es el motor para trasladarse –en sintonía– hacia otros territorios/cantos/poesías de otras partes del mundo, cuyas voces poéticas convergerán en el centro de la provincia del norte argentino.
Por otra parte, el objetivo de esta obra no sólo responde a la promoción y difusión del género poético, sino que también busca “contribuir a fundar un polo de integración y radiación cultural en el norte argentino”. Se trata de un gesto del colectivo Poetas del Norte Entero –del cual Castilla forma parte–, cuyo motivo es revertir “los efectos de las centralizaciones excluyentes que han eclipsado obras y autores de gran valía en todo el continente”. Su propósito manifiesto coloca a la obra –y al evento– como un acto de demarcación cultural desde un norte. En efecto, este trasfondo lleva a interrogarnos acerca de lo poético y su relación con el territorio (local/nacional/internacional). Un asunto que no deja de estar entramado entre centros y periferias, inclusiones y exclusiones, acciones de “centralización” o “descentralización”, como dice Castilla. En definitiva, considero que dicho propósito del evento es una línea de lectura de la obra, como una caja de resonancias sobre lo poético, palpable en su organización. Poesía, canto y territorio se anudan en la exploración de 43 poetas de distintos rincones del mundo.
Una voz que te busca
Ahora bien, quiero volver sobre las voces poéticas. La selección de la antología traspasa un recorrido geográfico (desde distintas regiones del país hasta países como Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Panamá); en realidad, encuentra su diversidad en la tonalidad de las voces, en los colores y las aristas de sus registros poéticos. La cadencia sonora, los matices que la encierran, los tópicos de los versos se convierten en un atisbo, una huella musical de origen, de diferentes experiencias vitales y vertientes de cada poeta. “No sé cómo decirte que mi corazón te busca / que mis manos van hasta Cascaes para tomar una paloma” inicia el poema del panameño Javier Alvarado, que cruza el charco para buscar en homenaje al poeta portugués Herbeto Helder, “No sé cómo decirte que mi voz te busca” (Não sei como dizer-te que a minha voz te procura).
Tejido que vuelve sobre otro tejido. Voz que expone y busca una sonoridad, un ritmo, una cadencia propia. “Tengo un pequeño pájaro adentro de mi pecho / cantando bajito” dice (casi murmulla su grito) el poema de la salteña Noelia Gana, “Pena Anidada”. Cuando transitaba los poemas, me resonaban las palabras de Raúl Dorra (1997) sobre la lectura de la voz. La materia sonora como vibración, como presencia que se desprende del cuerpo, que otorga sentidos al texto. En cada poema, encuentro la presencia de un sonido: sus intrigas, sus ciclos, los jirones de las palabras que forman una potencia. “Si pruebas tu voz / resonará / en los objetos y las transformaciones, / no así en la niebla que antecede / a la borrasca / ni en la espuma continua / de los atracaderos” dice el poema “Artífice” del cubano Ángel Martínez Haza (1979), como metáfora de la construcción de un poema, “da lugar a esa destrucción / y conseguirás / las formas que perduran. // ese es el precio: / sólo lo hendido canta”.
Así pues, es el sonido, el ruido primero, el origen del canto: “Primal sonido, / pronunciando al centro de la piedra / para salvar el fuego, a la sombra / de una civilización perdida” finaliza el poema “Involución al verso” del salteño Rolando Vargas. Ello también me remonta a los versos del poeta coterráneo Juárez Aldazábal (1974), “Y ranas a la orilla con su canto estridente / anunciando, por fin, el inicio de todo (...) la esperanza: un canario / devorando al silencio” (Carlos Juárez Aldazábal, Salta, 1974). Volvemos –sin querer, queriendo– a la hermandad del canto y la poesía, como decía Leopoldo Castilla en su introducción.
Así también, el canto es la palabra que no puede dejar de escapar, brumar, desprenderse de adentro: “Hay palabras que no tienen opciones: / ven una puerta abierta y quieren salir, / ven una puerta cerrada y quieren salir” (Juan Carlos Moisés, Chubut, 1954) o “en mi boca empuja palabras indecisas / que salgan a la calle y empapelen el día” (Hugo Francisco Rivella, Rosario de la Frontera). Son las palabras y sus remanencias de sentidos: “Bien sabemos / que a las palabras / no se las lleva el viento / se doblan, se enrolan / se pegan / transmutan en olores / colores / y un buen día / son parte de la piel” (Raquel Guzmán, Salta).
Esto es sólo un vestigio de las textualidades, los poetas y los espacios que recorren esta antología poética. Es una invitación a la exploración de sus voces, a la revisión pausada de sus palabras y al descubrimiento de sus vibraciones. Este convite poético, celebrado en el norte argentino, es también una propuesta a la reflexión crítica sobre las producciones poéticas del campo literario como sistema y su relación con el espacio de la región y los límites geográficos.
I Festival Internacional de Poesía de Salta. Antología Poética. - (comp. Esteban Sigh Caro) - 1a ed. – Salta: Universidad Nacional de Salta, 2023. 280 p.
Referencias:
Dorra, Raúl. (1997) Entre la voz y la letra, Plaza y Valdes. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla.