“Maxi tiene un 60% de imagen positiva. Un 30% es mileista y el otro 30% es antimileista”, le dijo a este diario -cortando ancho- un alto dirigente del Frente Unidos que gobierna Santa Fe. Lo que está explicando es por qué el gobernador Maximiliano Pullaro se mueve como se mueve respecto del gobierno nacional y también por qué la vicegobernadora y ahora presidenta del PRO santafesino Gisela Scaglia invita a la Libertad Avanza a sumarse a la coalición oficialista. Lo mismo que hace el presidente del Comité Provincial de la UCR y senador provincial, Felipe Michlig. Nadie se volvió loco ni converso, sólo suman y restan de cara a las elecciones del año próximo.
El otro socio frentista también tiene la calculadora en la mano aunque se muestra más incómodo y prefiere no decir nada en contra del comportamiento de sus aliados en relación con el presidente que cree que el socialismo es una “enfermedad” contagiosa. Pero sí el PS de Santa Fe hace los gestos que cree tiene que hacer hacia afuera, mínimamente. Por eso el presidente del Partido Socialista de la provincia, el diputado provincial Joaquín Blanco corrió a reunirse con el cónsul de España en Rosario, Pablo Platas Casteleiro, tras los agravios de Javier Milei al presidente del gobierno de España Pedro Sánchez. El partido santafesino aún forma parte de la Internacional Socialista, aunque esa denominación hoy queda un poco holgada hasta para el mismísimo PSOE.
El documento del PS Santa Fe sobre el Pacto de Mayo que no fue, es lapidario. “Javier Milei y Victoria Villarruel implementan un ajuste atroz que ha recaído y sigue recayendo sobre los que menos tienen”, dice desde el principio y sostiene además que “el actual gobierno ha apelado a modos que chocan con las normas de conducta que deben guiar a los representantes democráticamente electos, y ha pretendido atropellar, en más de una ocasión, las instituciones que conforman el sistema republicano”. Y agrega: “Efectivamente las y los socialistas estamos convencidos de que para resolver los graves problemas que atraviesa la Nación hace falta un pacto. Pero uno muy diferente al que propone el presidente Javier Milei”.
En ese andarivel se desplazan sin obstáculos los diputados nacionales del socialismo Mónica Fein y Esteban Paulón en un acicate charlado de antemano dentro del Frente Unidos. Es más, Paulón se mueve con comodidad confrontativa también en las redes sociales donde los libertarios a veces intentan acorralarlo por su prédica a favor de los derechos de las minorías sexuales. El legislador ya respondió en extremo determinando que ante la prohibición del lenguaje inclusivo en la Cámara alta nacional, él pasaría a identificarse como “diputada”.
“Tenemos la vocación de construir un país más integrado, con mayores libertades pero también mayor equilibrio social, territorial y productivo. Un país realmente federal, que apueste al desarrollo del potencial económico del interior productivo postergado”, sigue el documento del socialismo conocido el fin de semana.
El PS destaca que el gobierno nacional y LLA tomaron al socialismo como enemigo “así que es espalda con espalda a defendernos”, dijo un dirigente provincial del partido y señaló que ese escenario sirvió también para abroquelar a la fuerza política. Una vez que la presidenta de la Cámara de Diputados de Santa Fe Clara García y el exgobernador y también diputado provincial Antonio Bonfatti alcanzaron un entendimiento; la interna socialista se licuó. Claro que quedaron al margen los de la corriente Bases que lidera Eduardo Di Pollina. También otro histórico como Rubén Giustiniani que esta vez no consiguió retener su banca provincial por su sector Igualdad.
El socialismo está más cómodo que el PRO en su relación con Pullaro porque saben que el gobernador conoce de memoria las reglas frentistas de cuando era el PS el que conducía la coalición. Siempre destaca la figura de Miguel Lifschitz y “tenemos una historia juntos”, aseguran. Con todo el PRO también parece haber serenado las aguas y evitó un duro enfrentamiento como el que hubiera sido el de Scaglia con Federico Angelini por la presidencia del partido en la provincia. “Están adentro y empiezan a valorar eso”, aportó otro de los dirigentes de alto rango de la alianza gobernante.
Scaglia y Michlig saben que no va a ocurrir la convergencia electoral con los libertarios pero para qué apurarse a enfrentarlos desde el arranque. Más en una provincia en la que tanto el exgobernador Omar Perotti como el actual mandatario deslizaron en el desarrollo de la anterior campaña electoral, lisonjas hacia el actual presidente de cara a las sorprendentes elecciones del 2023. Los votos mandan, una verdadera democracia. El poder está en manos de la gente hasta que esa gente no se pelee claramente con los libertarios, la dirigencia política no la hará. Con excepción, claro, de los que cosechan voluntades en contra de este modelo de mercado entronizado mezclado con fanatismo ideológico. Más allá de las convicciones, también hay que decir que es más fácil pararse frente a esta nueva fuerza que rompió el sistema político cuando se sabe que ni un sólo voto de ese extremo podrá ser conquistado.
La Libertad Avanza tendrá que armar territorio en Santa Fe si quiere tener protagonismo en las elecciones del año próximo. Esa no es una tarea sencilla y los libertarios estarán más necesitados que nadie a la hora de acudir a la ayuda de las fuerzas no peronistas para semejante tarea. Para las elecciones nacionales el escenario es distinto: "Milei no le va a dar nada a nadie", sostienen los más experimentados armadores santafesinos. Ese es el grado de dificultad que tendrían aquellos que especulan con un acuerdo entre libertarios y el frente Unidos.
“A mí no me gustaría para nada”, dijo esta semana frontal, la presidenta del Concejo Municipal de Rosario, María Eugenia Schmuck consultada sobre un eventual entendimiento futuro con LLA. Rápidamente, expresó su respeto por los dos concejales que el mileismo tiene en la ciudad. Pero no dejó de observar que “yo con un partido político que le recorta a las universidades, que se olvida del interior a la hora de financiar lo que corresponde, la verdad que no tengo muchas ganas de formar parte, porque no me voy a poner de acuerdo en nada”, sentenció.
Por su lado, Pablo Javkin eligió caminar atrás de Pullaro que por su decisión y relación con Patricia Bullrich, le entregó lo más parecido que se pudo a una pacificación de Rosario donde la violencia extrema se comía a velocidad el segundo mandato del intendente. El jefe del Palacio de los Leones se rindió ante la evidencia y profundizó la dependencia de la provincia como ya lo había empezado a ensayar con Perotti al frente del gobierno.
Este 25 de Mayo en su discurso en el acto patrio, Javkin ratificó su adhesión a los postulados del gobernador en materia de seguridad, producción y federalismo. Y criticó a las gestiones anteriores de la provincia y de la nación por la falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno a la hora de combatir el delito complejo y violento. Sabe que no habrá demasiados reclamos al respecto porque conoce que muchos protagonistas de aquellos desacuerdos, suscribirían algunas de sus opiniones.