Jorge Luis Borges es tan célebre como muchas de las amistades que mantuvo con figuras relevantes en la Argentina del siglo XX. Él aludía a la amistad como "la gran pasión argentina", pero la relación que lo unió a Roberto Godel podría catalogarse como "secreta" por la escasa difusión que tuvo.
Alejandro Vaccaro, escritor, biógrafo, coleccionista y presidente de la Fundación El Libro, rescata ese vínculo en Borges, cartas a Godel (Emecé), un volumen con cartas que retratan esta amistad de casi ocho décadas.
Los Borges vivían en Serrano 2147 y los Godel en Thames 1626. Eran vecinos y, desde la óptica del autor de El Aleph, compartían el "estigma de saberse 'niños bien' en un barrio del arrabal porteño". "En nuestras casas cometían diariamente el error de mandarnos [a la escuela] de cuellito, saco y corbata. Éramos los únicos en todo el colegio, nunca nos lo perdonaron y nos lo hacían pagar muy caro”, confiesa.
Las cartas no sólo revelan aquellas obsesiones que más tarde exploraría en su producción literaria, sino también una versión distinta del escritor: el cercano, el amigo, el confidente.