El informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) echó algo de luz sobre la delgada línea que separa a la integración de la tecnología al aula con fines educativos y cómo afecta el rendimiento del alumno un eventual uso indiscriminado.
Del chequeo realizado con las pruebas de matemáticas del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) correspondientes a los 80 países que integran la organización, surgió que los estudiantes que son distraídos por otros alumnos que utilizan dispositivos digitales en algunas, la mayoría o todas las clases de matemáticas, obtuvieron 15 puntos menos que aquellos que no sufrieron tales interferencias a su atención.
Equivale, de acuerdo con esa comprobación, a lo que se aprende en tres cuartos de un año de clase, incluso después de tener en cuenta el perfil socioeconómico de los estudiantes y las escuelas.
Según esas conclusiones, en los países de la OCDE, en promedio, los estudiantes que pasan más de cinco horas al día usando dispositivos digitales para el ocio obtuvieron 49 puntos menos en matemáticas que los que están sólo hasta una hora.
Prohibición bajo análisis
La opción de prohibir los teléfonos móviles en los centros educativos se encuentra, en consecuencia, bajo análisis.
El uso de dispositivos digitales y los resultados en PISA presentan una asociación en forma de U invertida. Aprovecharlos con fines educativos en forma moderada mejora los resultados en matemáticas, pero hacer un uso abusivo, en general perjudica el aprendizaje.
El uso de los dispositivos más de una hora al día para ocio, como aplicaciones de redes sociales, navegación en internet o juegos, baja el rendimiento no sólo del que lo hace, sino que también repercute en el resto de los compañeros.
La información recogida por PISA generó medidas en algunos países con la intención de mejorar el clima escolar, fundamental para el aprendizaje.
El gobierno de Nueva Zelanda, por ejemplo, que se ubicó quinto en el ranking de distracción, prohibió los teléfonos en las escuelas.
Este es un debate que se viene en el mundo.
En Argentina distraen
Una encuesta efectuada en el país mostró que más de la mitad de los estudiantes aseguró que se distrae con sus propios celulares en clase, mientras que un porcentaje levemente inferior afirma no prestar atención porque sus compañeros los usan.
En relación con la distracción que les provoca el uso personal de dispositivos, el 26% de los adolescentes dijo que le ocurre en todas las clases y el 28%, en la mayoría.
Es decir que el 54% está disperso a consecuencia del uso de celulares, tablets o aplicaciones.
También los argentinos ocupan la primera posición mundial por la cantidad de alumnos que se distraen siempre o casi siempre a causa de otros estudiantes que usan aparatos digitales (45%).
En el segundo puesto se ubican los uruguayos con cifras levemente inferiores: el 23% se distrae en todas las clases y el 29%, en la mayoría. El total de los distraídos por la tecnología en el país vecino es el 52%.
El tercer puesto del ranking es para los alumnos de Chile y le siguen en el top ten Bulgaria, Nueva Zelanda, Brasil, Canadá, Letonia, Finlandia y Filipinas.
El caso español
El estudio basado en las pruebas PISA abarcó principalmente a los 13 países o economías de OCDE donde más de dos tercios de los estudiantes asisten a centros en los que está prohibido el uso de móviles, entre ellos a partir de este año, España, donde fue prohibido el uso de teléfonos móviles en la primaria y está restringido en la secundaria.
Así y todo, el trabajo detectó menores distracciones si bien no se eliminan del todo, pues el 21% de los alumnos usa un teléfono casi todos los días o diariamente en la escuela. Además, en esos centros que prohíben los teléfonos es menor la propensión de los jóvenes a desactivar sus notificaciones de redes sociales y aplicaciones al irse a dormir.
En el caso español, se advirtió que la media en lectura está algo por debajo de la de los países de la OCDE y de la Unión Europea. Sin embargo, comunidades autónomas, como Castilla y León tienen puntajes equiparables a los de países como Reino Unido o Australia, aunque están lejos todavía de países como Irlanda, Japón o Corea del Sur.
En ciencia, la media española empata con la de la OCDE y se encuentra ligeramente por encima de la de la UE. Castilla y León repiten su mejor posicionamiento, aunque compartido con Galicia.
Sólo seis países tienen mejor puntuación: Japón, Corea del Sur, Estonia, Canadá y Finlandia. Los resultados empeoraron respecto de hace una década.
En el informe PISA de 2012, la media en ciencias en España, hoy a la par de los países de la OCDE, estaba cinco puntos por encima.
Las comunidades autónomas que más retrocedieron en ciencias en la última década fueron País Vasco y Navarra. Las únicas que mejoraron en este apartado fueron Cantabria y Murcia.
En matemáticas, hace diez años España estaba diez puntos por debajo de la media de la OCDE, mientras que hoy ambas bajaron pero la suya resultó menos precipitada.
Las comunidades autónomas que más cayeron en matemáticas respecto de 2012 terminaron siendo Navarra, Cataluña y País Vasco. Las únicas que mejoraron: Extremadura, Cantabria y Región de Murcia.
En cuanto a lectura, comparando con hace diez años, la media española estaba ocho puntos por debajo de la de la OCDE.
En el informe de 2022 su puntuación descontó tales ventajas a dos puntos.
Las comunidades autónomas que más se retrasaron en lectura respecto a 2012 son Cataluña, País Vasco y Navarra. Las únicas que mejoraron: Extremadura, Cantabria y Región de Murcia.