Hay que ponerse en caja, primero, respecto de las tecnologías aplicadas al sonido que avanzan a velocidad luz, mientras los viejos y queridos setenta siguen viajando en el túnel del tiempo. El Dolby Atmos resulta de las más disfrutables entre ellas, porque permite algo que ojalá hubiesen tenido Pink Floyd en su época dorada: la inmersión total del que escucha en lo que está sonando. Total, y no parcial, o no lo suficientemente avanzada, como era en épocas de las invenciones sonoras “cuasi” artesanales que por caso parieron un The Dark Side of the Moon.

Y entonces, inmersivo implica envolvente, algo que la banda londinense persiguió durante su larga vida, atenta al desarrollo de la ciencia y la técnica aplicadas al sonido -sin ir más lejos, el sistema holofónico que el fisiólogo argentino Hugo Zuccarelli aplicó en The Final Cut-, y que hoy acaba de dar un paso póstumo: Warner Music acaba de lanzar, para regocijo del orbe floydiano, Animals 2018 Remix, una réplica de la legendaria y maravillosa décima obra de Pink Floyd, precisamente arropada en el sonido Dolby Atmos. La nueva edición del disco, publicado originalmente durante el nexo temporal (1977) entre Wish You Were Here y The Wall, incluye además mezclas en estéreo de alta resolución, y 5.1, sistema que debutó con Apocalypse Now, más o menos para la época del Animals original.

Huestes floydianas, aprestarse pues a volver sobre gemas que el genio de Roger Waters creó tomando como input la rebelión en la granja de George Orwell, para colar su fábula socioanimal en la crisis social y económica que vivía la Inglaterra de entonces. Perlas sónicas que ayer brillaron en bandejas a sonido hondo –o cálido, o frito, o inolvidable-, y hoy mutan en Blu-Ray y plataformas digitales.

De frente, y de atrás; desde la derecha, y la izquierda; de arriba hacia abajo –porque la envoltura sonora del Atmos, a diferencia de la tridimensional holofonía, es de 360 grados- se podrá escuchar entonces, con profundidad y lujo al detalle, las dos partes del bello melanco-folk (“Pigs on the Wing”). También “Dogs”, única pieza en la que mete mano compositora David Gilmour (las demás, e incluso esta pero compartida, pertenecen a Waters), y se resuelve en 17 minutos, a partir de una música descomunal, de guitarras lacerantes, estructuras enredadas, alucinadas, y giros mágicos dados por el Minimoog de Rick Wright. Bocado sonoro exquisito para probarlo con el Atmos, claro.

La reedición también posibilita volver sobre la naturalmente inmersiva “Pigs (Three Different Ones)”, tema que nunca termina de despegarse de su antecesor, el portentoso “Have a Cigar”, de Wish you were here –lo desarrolla, más bien-. Y sobre la climática, liberadora y vertiginosa “Sheep”, el momento Nick Mason del décimo trabajo de los Floyd, que hoy renace acorde a la coyuntura.

No es la primera reedición de Animals, claro. Tuvo una primera en 1985, cuando se imponía el CD como soporte masivo. Nueve años después, volvió remasterizado en el mismo formato. Y en 1997 -a veinte años del original-, fue el momento de un vinilo remasterizado digitalmente. La flamante edición en CD, vinilo y digital es por tanto la cuarta, y viene acompañada por una nueva tapa –que suma a la del icónico chancho volante una imagen actual de la central eléctrica de Battersea-, más un digipack con un folleto de 16 páginas, una pegatina/sticker, una postal, ilustraciones desplegables, y un libro de 32 páginas. Lujito.