Mujeres activan por la paz es un significante tan fuerte como su propia lucha en Israel. Son unas 50 mil. Una organización hermana de Mujeres del Sol nacida en Palestina siete años después. De esa comunión entre los dos movimientos germinó una semilla que multiplicó sus voces y extendió las fronteras de su influencia. Hoy tienen grupos de apoyo en países muy alejados de Medio Oriente integrados por más mujeres como las argentinas Adriana Potel, Graciela Lipski y Ana Trenes. Todas se han propuesto una misión; que se cumpla la resolución 1325 de Naciones Unidas aprobada el 31 de octubre de 2000. La misma que exhorta a “incrementar la participación y representación de las mujeres en la prevención, la gestión y la solución de conflictos, y a garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y las niñas…”

-¿Qué misión tiene el movimiento de mujeres que que nació en Israel y al que se sumó una organización semejante desde Palestina?

Adriana Potel: “Cuando hace diez años se empezó a hablar de estos temas, a las mujeres se les decía que vayan a lavar los platos, movimiento naif, peace and flowers y hoy, con la situación actual, con los horrores que pasaron a partir del 7 de octubre y con la guerra, ellas dicen: nosotras seguimos sosteniendo aún más este mensaje. Creemos que es el camino. El de la negociación, el de llegar al diálogo diplomático. Yo me detendría un poco para hablar de la resolución 1325 porque tiene que ver con cómo las voces de las mujeres no se escuchan en ningún acuerdo o negociación. Cuando son las que padecen las realidades cotidianas, cuando colapsa la economía, la salud, la educación y cómo no se les pregunta qué es lo que conviene hacer”.

-La realidad no se compadece con este objetivo. Naciones Unidas vota resoluciones que no se cumplen históricamente, entonces, ¿cómo pueden instrumentarse estos buenos deseos con lo que pasa en los territorios de Palestina e Israel?

Graciela Lipski: “Quiero agregar algo. Este es un movimiento político pero no pertenece ni se afilia a ningún partido y por otro lado es un cambio de paradigma respecto a mejores condiciones para negociar los acuerdos y la paz. Un paradigma ligado a lo femenino donde las palabras guerra, muerte y confrontación se tratan de transformar en negociación, acuerdo y, de alguna manera, acuerdos no beligerantes. El grupo israelí ha tenido intervenciones con muchos consulados y embajadas y empezó a obtener visibilidad y no solo en Israel”.

Potel: “Este es un movimiento territorial de los más grandes en Israel y se sostiene en el tiempo. Ellas saben sus limitaciones y también van adaptándose a las realidades donde hoy tienen metas muy importantes.  Nosotras no avalamos a este gobierno de Netanyahu. Las mujeres quieren que haya cese del fuego, que devuelvan a los secuestrados, que trabajen con las familias de los secuestrados y están en contra de este gobierno que no negocia”.

¿Dónde tienen presencia los grupos de apoyo internacional al movimiento?

Potel: “El 16 de junio nos vamos a reunir porque hay grupos de apoyo en Estados Unidos, Alemania, Australia, Suiza, Brasil, Chile, Uruguay, España y Argentina. Una red que se fue fortaleciendo. Nosotras tenemos vínculo directo con las mujeres israelíes y algunas viajamos, estamos en los territorios, hicimos acciones con ellas allá y somos quienes construimos el puente del movimiento con el exterior”.

Ana Trenes: “Quisiera decir que nosotras hacemos acciones locales, de difusión. Desde la pandemia las hacíamos por zoom, después eran presenciales y la idea es difundirlas en distintos ámbitos. No es fácil entrar en todos y por eso es tan importante para nosotras poder llegar a los medios, que nos abran la puerta para que se nos escuche. Hacemos actividades conectadas con Israel donde por ejemplo, dos o tres mujeres del movimiento hablan, exponen: son cristianas, judías, palestinas, un movimiento con diversidad. Quería decir también que hay acciones desde siempre en cruces de rutas, en las calles, en avenidas”.

-Ana, usted se encuentra actualmente en Estados Unidos. ¿Cuál es su visión de lo que pasó en los campus de las universidades tomadas por estudiantes con una clara posición a favor de Palestina?

Trenes: “Yo voy a darle mi postura personal porque no es la del movimiento y no está consensuado. Personalmente pienso que hay poquísima información de que Israel es un país como cualquier otro, salvada la cuestión de que hay oposición, hay grupos pacifistas, otros que cuestionan muchísimo al actual gobierno y donde hubo diez meses de manifestaciones contra Netanyahu llevadas adelante por distintos grupos que se aunaron en contra del gobierno que es de extrema, extrema derecha… Lo peor de lo peor”.

Lipski: “Una de las funciones que tenemos como grupo es poder visibilizar que hay una gran cantidad de población en Israel que está a favor del encuentro de los dos estados y que a partir del desconocimiento y el prejuicio, hace que se homologue al gobierno de Netanyahu con el estado de Israel en su totalidad. Por eso nos interesa mucho que se pueda transmitir que es un gobierno, pero no es todo el país. Que la gran parte quiere dos estados, quiere convivir y necesita también del otro lado líderes que estén dispuestos también a la coexistencia”.

-¿Cómo se unieron las mujeres de Israel con las de Cisjordania y Gaza?

Potel: “En Israel hay una frase que es: ‘no hay socios para la paz’. Generaciones que se crían de un lado y de otro y que nacen con este chip. La posibilidad que se generó hace tres años con mujeres de Cisjordania y después se sumaron algunas de Gaza, tiene que ver con un encuentro que se armó con el grupo palestino de Mujeres del Sol. Pero esto fue muy despacito, muy consensuado, muy acompañado, no fue una cosa de un día, sí un proceso. Y el proceso tuvo que ver con contactos personales muchas veces, porque en el movimiento hay mujeres árabes. Ellas tuvieron un rol fundamental para hacer esos contactos y estos puentes”.

-¿Qué les cuentan las mujeres palestinas sometidas a una guerra de exterminio para ellas y sus familias?

Potel: “A las mujeres del Sol, que también son activistas sociales y trabajan por sus derechos como mujeres, les pasa lo mismo que a las mujeres israelíes. Quieren un futuro mejor para las próximas generaciones, no quieren criar a sus hijos en guerra y también sufren por cada muerte de cada joven y cada familiar. Mucha gente nos preguntó qué pasó después del 7 de octubre. Y después del 7, más que nunca, siguen en contacto. El mismo 7 a las dos horas que pasó la masacre, el atentado terrorista, las mujeres del Sol se pusieron en contacto para saber cómo estaban sus compañeras y socias israelíes. Y esto siguió”.

Lipski: “Hay una confluencia que tiene que ver con lo materno. Cuando se juntaron el 4 de octubre en un evento en el Mar Muerto, que es como irónico… esa semana, la previa al 7, viajaron delegaciones de Europa, que estuvieron una semana trabajando en temas diplomáticos para combinar juntas una carta que hicieron circular con el deseo de que la firmaran cuatro millones de madres. Más allá de si alguien es madre o no, hay algo que tiene que ver en general con lo femenino, con el cuidado de la vida, con la protección de los hijos, y es un lenguaje diferente al masculino y a lo bélico. En ese sentido hay como una frase que muchas veces se dice entre ellas: no quiero que tu hijo mate al mío y que el mío mate al tuyo”.

-¿Qué piensan de la extrema derecha israelí que define como antisemitas a aquellos que están en contra del gobierno de Netanyahu?

Lipski: “Me parece que aquellas personas que piensan así, participan de movimientos fanáticos y acríticos que no aportan. La tarea más rica que podemos hacer dado que la guerra continúa desde hace 70 años, es repensar todas las posiciones propias que tienen que modificarse. Es un aporte mucho más valioso que el de adherir acríticamente para que todo siga igual. Para nada pienso que es un antisemita el que cuestiona a Netanyahu”.

¿Es posible en un mundo que giró a la extrema derecha que el movimiento de mujeres pueda ser escuchado?

Potel: “Hay una compañera nuestra que se llama Judith Gilbert y que dijo: ‘La paz será o no seremos’. Porque de lo contrario nos vamos a morir todos”.

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