Pintura fresca y una alfombra persa. Esas fueron dos de las remodelaciones en la Quinta de Olivos para que, entre viaje y viaje, Javier Milei pueda tener un placentero descanso en la residencia presidencial. La información fue confirmada a este diario por el área de Secretaría General de la Presidencia —a cargo de "el Jefe", Karina Milei— ante un pedido de información pública.
El rodillo y el pincel pasó por distintas áreas de la Quinta: se repintó todo el chalet presidencial, a la vez que también se retocó el quincho, los espejos de agua y hasta las decenas de postes de luz que alumbran el extenso jardín. Para ello, con el dinero público, se contrató a la pinturería Rex, a la que se abonó casi 800 mil pesos ($781.268,28 para ser exactos) para proveer de pintura fresca.
Según informan desde el Gobierno, las tareas de remodelación se hicieron antes de la mudanza del propio Milei a Olivos, fechado el 5 de enero de este año. Hasta ese día, el Presidente se había instalado, desde la primera vuelta electoral, en una austera habitación del hotel —cinco estrellas— Libertador, propiedad de su amigo Eduardo Elsztain. El costo de estadía, por día, era de apenas 450 dólares.
Y pese al repetido latiguillo de "no hay plata", otra condición sine qua non para la mudanza de Milei consistió en el cambio de alfombra que yacía en la escalera principal del casco. "Por desgaste y roturas", el Estado Argentino decidió abonar 950.000 pesos a la firma Alfombras Persas para cambiar el tapiz de la residencia.
A la vez que también corre el servicio de mantenimiento integral de los espacios verdes de la Quinta. Allí, en una licitación para un trabajo de seis meses y con un costo de 95 millones de pesos, decenas de empleados se encargan de "la forestación, parque, césped, jardines y espejos de agua; la recolección de hojas y flores secas; el abonado y fertilización; la colocación de panes de pasto, resiembra y la reposición de especies".
¿Pileta techada?
En el pedido de información pública se detalló, también, que se informe sobre los cambios que pudo haber tenido la pileta de la quinta, la misma que —según el testimonio del biógrafo presidencial, Nicolás Márquez— Milei disfruta de algunos chapuzones con una inusual vestimental: pantalones largos en vez de malla.
Allí la Secretaría General de Presidencia aseguró a Página/12 que no hubo ninguna remodelación de la piscina, lo cual se contrapone con las versiones periodísticas que hablaban de una obra de más de cincuenta millones de pesos para colocar un cerramiento de aluminio, con perfiles metálicos, y un toldo especial que permitían reconvertir la histórica alberca al aire libre en una pileta techada. En redes, incluso, circularon fotos de la presunta obra de remodelación. Este diario no pudo confirmar la veracidad de esas imágenes.
De lo que tampoco hubo información —ante el pedido oficial— fue de la colocación de caniles para alojar a los "hijitos de cuatro patas" del Presidente. Allí, el discurso que repite el Ejecutivo es que la instalación corrió por cuenta del dinero privado del clan Milei y aclaran que es un tema de "índole privada". De lo que sí es seguro es que para darle lugar a los mastines ingleses se tiró abajo una sala de reuniones de construcción sustentable que había encargado Mauricio Macri.